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Una de series: 'Los Tudor'

¡Advertencia!: puede contener spoilers.


Los Tudor.

Si alguien desea pasar un buen rato aprendiendo historia, ésta es su serie. O si, simplemente, a alguien le gusta la historia en general, ésta es su serie. O si a alguien le gusta pasar un rato agradable frente al televisor, porque es acérrimo seguidor de las series que nos vienen desde el otro lado del charco, ésta es su serie. O si alguen desea dar rienda suelta a su lado más superficial, con intrigas y amoríos por doquier, ésta es su serie. Incluso para todos aquéllos que anden perdidamente enamorados de Jonathan Rhys-Meyers... obviamente, ésta es su serie. En definitiva, para mí, y sin lugar a dudas, ésta es una serie para todo el mundo.

A lo largo de la historia de la televisión, las series que basaban sus argumentos en la hechos históricos han sido una constante. No digamos ya el cine. Y si esos hechos históricos tienen que ver con Enrique VIII de Inglaterra... entonces el asunto es mucho más prolijo. Desde el serial televisivo de la BBC del año 1970, Las seis esposas de Enrique VIII (The Six Wives of Henry VIII, en el original), compuesta por seis capítulos, cada uno de ellos dedicado a una esposa, hasta la reciente en salas Las hermanas Bolena (The Other Boleyn Girl, 2008) son numerosos los ejemplos cinematográficos y televisivos en los que el monarca inglés se convierte en el principal protagonista y fuente inagotable de giros argumentales. Rebelde, ambicioso, increíblemente cruel, despiadado y megalómano donde los haya, el rey inglés ha hecho correr siempre ríos de tinta, no tanto por su labor como gobernante, sino más por su ajetreada vida amorosa. Casado seis veces, sus ansias de poder y obsesión constante por tener un heredero varón, marcaron trágicamente el devenir de un país y el sino de sus esposas. Casado en primeras nupcias con Catalina de Aragón, tras más de 20 años de matrimonio y varios hijos muertos en común (sólo sobreviviría María, que más tarde se convertiría en María I Tudor, reina de Inglaterra... y conocida mundialmente como Bloody Mary, y no me refiero a la bebida, precisamente), provocó una auténtica revolución en su país al separarse de la iglesa católica y convertirse en cabeza visible de la iglesia anglicana en Inglaterra, con el simple fin de lograr un divorcio, alegando que su matrimonio con la princesa española estaba maldito, pues ella ya estuvo casada con Arturo, hermano mayor de Enrique y primer heredero a la corona inglesa; la salud endeble de éste hicieron que muriera prematuramente, aparentemente, sin haber consumado su matrimonio con Catalina. Obviamente, todos sabemos que, en realidad, el rey andaba completamente subyugado por los encantos de Ana Bolena, a la que desposaría en secreto estando ya embarazada de Isabel I. Ana Bolena jamás gozó de la popularidad de su predecesora entre el pueblo llano, que la llamó siempre "ramera". Por defender a Catalina, se fueron quedando por el camino grandes hombres como Thomas More y John Fisher (Santo Tomás Moro y San Juan Fisher), magníficas personas y eruditos que perdieron sus vidas por defender la causa de la legítima reina Catalina, una mujer realmente amada por su pueblo y por sus súbditos de la corte, y por erigirse en los máximos defensores de la fé católica. A pesar de todo, las esperanzas del rey de tener un hijo se desvanecieron al dar a luz Ana a la que sería la monarca más grande de la historia de su país, Isabel, y después, a un hijo muerto. Agotada la frágil paciencia del rey, hizo todo lo posible, asesorado por el pérfido Thomas Cromwell, para quitarse de en medio a Ana, y así lo hizo, decapitándola por alta traición, al ser hallada culpable del delito de adulterio... lógicamente, absolutamente incierto. Para bien o para mal, y esta es una percepción personal, Ana acabó enamorándose del rey, y sufrió su despecho, igual que lo hizo Catalina. Para entonces, la insaciable ambición del rey había hallado en Juana Seymour otro foco de atenciones; 11 días después de la ejecución de Ana Bolena, el rey contrajo matrimonio con Jane. Se dice que fue la reina que más amó el rey, pues fue la única en darle un hijo varón, el futuro rey Eduardo VI. No obstante, poco después de dar a luz, murió. Esta muerte afectó a Enrique... aunque no demasiado, diría yo. A fin de conseguir una alianza con los príncipes protestantes alemanes, Enrique contrajo matrimonio con Ana de Clèves, hija del duque de Clèves. Este matrimonio, basado puramente en la conveniencia, duró tan sólo seis meses. Al rey no le gustaba el aspecto físico de la reina Ana, y podría decirse que el sentimiento era mutuo. Ana era una criatura realmente inteligente, y consiguió que el rey se divorciara de ella... eso sí, con pingües beneficios: fue compensada con numerosas propiedades y una cuantiosa renta, así como el título de "Hermana del Rey"... fue la última de sus esposas en morir, curiosamente. A ésta le siguió Catalina Howard, una jovencita un tanto promiscua. Personalmente, me recuerda muchísimo a Ana Bolena, y no sólo porque fuera prima por parte de padre de ésta, sino porque también era una muchachita ambiciosa y un bastante ligerilla de cascos... también fue acusada de adulterio, pero en este caso sí que era cierto y completamente demostrable, pues tuvo un pasional romance con uno de los favoritos del rey, Thomas Culpeper, así que no tardó en ser decapitada acusada de alta traición. Finalmente, el rey, un tanto hastiado por su vida marital, contrajo matrimonio con Catalina Parr. De esta reina se dice que era noble y de un carácter afable, además de bondadosa; sintió un gran afecto por los hijos del rey (María, hija de Catalina de Aragón; Isabel, hija de Ana Bolena; y Eduardo, hijo de Juana Seymour); además, consiguió que el monarca se reconciliara con sus hijos, y Catalina los crió como suyos. Sobrevivió al rey, y tras la muerte de éste, consiguió casarse con el que fue el amor de su vida: Thomas Seymour, hermano de la reina Juana Seymour.

Todo este increíble y prolífico poso histórico sirve de base para crear el argumento de los Tudor. La primera temporada completa, ya emitida en su totalidad en España por Canal +, cuenta precisamente el proceso de divorcio de Enrique con Catalina, así como su enamoramiento irrefrenable de una ambiciosa Ana Bolena, además de un retrato de todos los cambios políticos y sociales que ésto ocasionó, así como el impacto que tuvo en las relaciones internacionales, especialmente con Francia, y cómo no, con España. A título personal, diré que ésta es una de mis series favoritas; siempre he sido una gran aficionada a la historia, y al empezar a ver esta serie quería comprobar qué visión se le daba a este tema y cómo representaban al imperio español de Carlos I de la época. Para mi sorpresa, he de decir que me hallo ante una serie bastante objetiva en su planteamiento, que no escatima en resaltar la ambición y crueldad del rey, así como el lado conspirador de Ana Bolena... y también su cara más sensible para con el rey. Además, la serie deja absolutamente claro que Catalina era realmente querida por su pueblo, y muy a diferencia de la imagen que se nos ha ofrecido de esta reina en películas como Ana de los mil días (Anne of the Thousand Days, 1969), papel interpretado por Irene Papas, en esta serie Catalina, además de una completamente enamorada esposa, es una mujer luchadora y muy inteligente, que intentó aprovechar el afecto que despertaba ante sus súbditos. No obstante, yo siempre diré que a Catalina le falló el amar tanto a alguien que no lo merecía.

El elenco de actores no puede ser mejor; destaco a Sam Neil, que interpreta el papel del cardenal Wolsey, venido en desgracia precisamente por el ascenso de Ana Bolena al trono; el siempre impecable Jeremy Northam, un Thomas More estupendo; Marie Doyle Kennedy, una Catalina de Aragón casi perfecta; Natalie Dormer, una actriz inglesa joven, pero de gran talento... una perfecta Ana Bolena. ¿Qué tal Jonathan Rhys-Meyers en el papel de Enrique VIII? Bueno... en mi opinión, un aspecto controvertido. Es un buen actor, y da siempre una nota de distinción a sus trabajos. Pero como rey de Inglaterra... no sé, a mí se me antoja extraño. No es por el aspecto físico; recordemos que el personaje real era un hombre más bien orondo, y Rhys-Meyers es justo todo lo contrario. No es eso, no; quizás es que considero que a este actor irlandés el papel le viene grande; intenta hacerlo tan bien, otorgarle la impostura ambiciosa y la magificencia y la tiranía en su declamación, que cae inevitablemente en la sobreactuación. Aunque no siempre...

No puedo sino recomendar fervorosamente la serie; el argumento, los actores... no sería tan francamente buena la serie sin unos decorados magníficos y unos exteriores en escenarios y construcciones reales de lujo. Todos estos elementos son aderezados por un vestuario y una banda sonora magnífica, que espero poder tener en mis manos en breve.

Catherine Heathcliff.

Una de series: 'Anatomía de Grey'

¡Advertencia!: puede contener spoilers.



Anatomía de Grey.

Podríamos decir que ésta es una de las series de mayor éxito en la actualidad. Grey's Anatomy cuenta con cuatro temporadas, y también se emite por Cuatro y FOX aquí en España. Como ya he dicho, es una serie que cuenta con un gran éxito de crítica y público, así que gran parte de la audiencia están ya familiarizados con las diversas historias que tejen el hilo argumental de esta gran serie.

Como House, Anatomía de Grey es una serie de médicos, otra serie de médicos. Personalmente, y aún a riesgo de enemistarme con los acérrimos seguidores y defensores de la serie, diré que sí, que Anatomía de Grey es otra serie de médicos más, del montón. En las historias que se nos cuentan hay un ligero matiz de dejá vù, sobre todo si se ha seguido la longeva serie Urgencias (ER en el original), que consta con 14 temporadas, y que aún hoy se sigue emitiendo en la televisión norteamericana. Pero, entonces, ¿qué es lo que hace a Anatomía de Grey especial para que todas las semanas millones de seguidores sigan las andanzas de estos personajes?

Anatomía de Grey comienza con las historias de unos médicos (cinco en concreto) que, recién licenciados, acuden al hospital Seattle Grace para realizar su año de interinidad en el área de cirugía. Estos internos son Meredith Grey (pilar de la serie, a la que debemos el título, y que, además, su voz en off narra la serie capítulo a capítulo), Cristina Yang (la mejor amiga de Meredith, y, sin duda alguna, mi personaje favorito), Isobel "Izzy" Stevens, George O'Malley y el díscolo Alex Karev. A partir de ahí, sus vidas cambian, y se entretejen con la vida de los médicos residentes que trabajan allí, a saber, el neurocirujano Derek Shepherd; el doctor Preston Burke, cirujano cardiotorácico; el doctor Richard Webber, director del hospital; el doctor Mark Sloan, especialista en cirugía estética; la doctora Miranda Bailey, jefa de cirugía a lo largo de tres temporadas, y la gran profesora y madre de los nuevos internos; la doctora Calíope "Callie" Torres, especialista en traumatología; y, por último, la doctora Addison Montgomery Shepherd, la mejor obstetra del hospital y del país.

A lo largo de tres temporadas asistimos al año de interinidad de estos cinco médicos recién llegado, y sobre todo, a su activa y complicada vida sentimental, tanto entre ellos como con los médicos residentes, que, además, son sus profesores, asesores y consejeros durante su duro año en prácticas. Sin ninguna duda, la más complicada de esas relaciones es la de Meredith con el doctor Sepherd, una relación con altibajos (más bajos que altos), y que aún hoy, con la cuarta temporada ya terminada, y con el año de interinidad aprobado y superado, sigue sin despegar, porque, a pesar del capítulo final de la cuarta temporada, tan esperanzador, ¿quién no se pregunta cuánto durará ese armisticio entre Derek y Meredith? Pero no todo se reduce a Meredith y Derek; también Cristina dio muestras de su interés hacia sus superiores al estar relacionada con el doctor Burke, su maestro, su mentor, su ídolo; Cristina siempre admiró al doctor Burke, y su creciente afán de superación y espíritu competitivo le llevó a acercarse tanto a su idolatrado doctor, que iniciaron una sólida relación, que terminó en boda... frustrada: Preston Burke, roto de dolor, abandonó a Cristina en el altar el día de la boda de ambos, pues según él, ella no estaba preparada. A partir de ahí, su personaje despareció de la serie, y Cristina continuó como siempre, siendo la pizpireta, a veces antipática, inconformista y competitiva doctora Yang, pero todos los seguidores sabíamos que Cristina, en su fuero interno, estaba rota, y luchaba por destruir esa coraza que le impide manifestar con plenitud la tristeza que lleva dentro; era cuestión de tiempo a que explotara. También destaco la historia entre la doctora Callie Torres y George O’Malley, que esta sí que acabó en boda; en Las Vegas, eso sí, pero en boda. Lo suyo era un matrimonio atípico y extraño, pues estaba claro que por alguno de los dos fallaba… y no era por la traumatóloga, sino por George, que, repitiendo la interinidad en la cuarta temporada, ya que no superó los exámenes, inicó una relación extramarital, un completo desastre que no duró mucho, con su compañera y mejor amiga Izzy Stevens; esta doctora vivió sus mejores momentos en la serie durante la segunda temporada, cuando se enamoró perdidamente de un paciente, Denny Duquette, que estaba destinado a morir por un problema cardíaco. Una historia realmente larga y agotadora… pero preciosa. El caso de Alex Karev es extraño… también andaba enamorado perdidamente de una antigua paciente suya, a la que él llamaba Ava (los que sigan la serie entenderán por qué), pero que estaba casada… una historia también destinada a acabar como el rosario de la aurora. Y sin duda mi historia favorita, junto con la de Cristina y Preston, es la de la doctora Addison Montgomery Shepherd, que en esta cuarta temporada ha abandonado la serie para protagonizar el spin-off de Anatomía de Grey, Sin cita previa (Private Practice en el original). Casada con el doctor Derek Shepherd, abandonó su vida en Nueva York para trabajar en el hospital Seattle Grace… e intentar recuperar a su marido, ya en una relación con Meredith. Y es que Addison cometió el error de ser la amante del doctor Mark Sloan, el mejor amigo de Derek, que, por un extraño motivo, también entrará a trabajar en el Seattle Grace, provocando un tenso trío amoroso, del que ninguno sale victorioso, ya que ninguna de las expectativas se llega a cumplir. En medio de toda esta vorágine están el doctor Webber, director del hospital, con una vida sentimental bastante patética (su mujer le pide el divorcio; anteriormente fue amante durante muchos años de la madre de Meredith Grey), y la doctora Bailey, que vió perder su mandato como jefe de residentes al ser elegida la doctora Torres para desempeñar ese papel, para más tarde volver a recuperarlo pagando un alto precio: el divorcio con su marido; no obstante, sigue siendo la gran madre de todos en el hospital. Y, por si esto fuera poco, en la cuarta temporada se incluyó el personaje de Lexie Grey, hermanastra de Meredith y también médico, que ha acudido al hospital a realizar su año de interinidad; obviamente, las chispas saltaban entre ambas, pues son hijas del mismo padre, Thatcher Grey, que abandonó a Meredith y a su madre para casarse con otra mujer y tener otra familia; Meredith no volvió a ver a su padre hasta su año de interinidad, e intentaron, sin mucho éxito, reanudar las relaciones paternofiliales. Claro, todo se complicó, como era de suponer, al morir la mujer de Thatcher y madre de Lexie, por un problema gástrico irremediable, y, casualidades de la vida, fue Meredith la que la atendió. Así que, así las cosas, Lexie y Meredith estuvieron intentando entenderse… sin mucho éxito; es algo complicado... y lo seguirá siendo durante bastantes capítulos venideros.

Leyendo todo lo que he escrito, el argumento de la serie parece de novela barata. Y a veces lo pienso, y mucho: Anatomía de Grey engancha precisamente por eso, porque parece un folletín. Y lo es. Pero me encanta. Disfruto muchísimo viéndola, y aunque las comparaciones son odiosas, House es la serie de médicos inteligente, y Anatomía de Grey es la serie de médicos en la que menos se habla de medicina. Pero se habla. Se habla, que conste; poco, pero se habla. Supongo que el arrollador éxito de la serie radica en que a la audiencia nos gusta eso, esos líos que tan a folletín nos recuerda, tan a lo Falcon Crest, con alguna Angela Channing por ahí pululando. Reconozcámoslo: ¿a quién no le gusta eso?

Una vez más, destacar la gran calidad y medios de las series norteamericanas, así como el gran reparto de esta historia. Junto con House, se ha convertido ya en clásico de la televisión. Ya mismo comienza la quinta temporada...

A continuación, inclyo el mejor vídeo que he visto de la cabecera de la serie. Es difícil encontrar otro mejor, teniendo en cuenta que la serie lleva emitiéndose desde hace bastante tiempo sin cabecera... ésta en concreto pertenece a la segunda temporada, y en ella aparecen la actriz Kate Walsh (Addison Montgomery Shepherd) y el actor Isaiah Washington (Preston Burke), que como ya he dicho, han abandonado la serie.

También merece la pena destacarse la banda sonora de la serie, absolutamente brillante. El éxito de la serie, así como la incuestionable valía de los temas, ha encumbrado a numerosas canciones y artistas a la gloria. De entre todas las canciones, me quedo con tres: Chasing Cars, de Snow Patrol; How to Save a Life, de The Fray; y Breathe in, Breathe out, de Matt Kearney. Esta última suena muy mucho a la voz de Chris Martin... si bien igualar la calidad de Coldplay es imposible.

Catherine Heathcliff.

Snow Patrol: Chasing Cars


The Fray: How to Save a Life

Matt Kearney: Breathe in, Breathe out


Una de series: 'House'

¡Advertencia!: Puede contener spoilers.


House.

Supongo que, a estas alturas, no hay nada nuevo que contar acerca del doctor Gregory House. ¿Quién no ha visto alguna vez aunque sea algún capítulo de esta serie de gran calidad? Muy pocos responderían negativamente, y es que esta serie, a lo largo de sus cuatro temporadas, ha cautivado a gran parte de la audiencia de, me atrevería a decir, medio mundo. En España, actualmente, la serie la emiten Cuatro y FOX.

Personalmente, empecé a aficionarme a House al principio de la tercera temporada. Lo sé, imperdonable, pero en mi defensa he de alegar que, gracias a las redifusiones de la televisión por cable, he visto las dos temporadas anteriores al completo. Para mí, la mejor fue la tercera, pero eso es sólo opinión personal, pues la serie es genial de principio a fin. Recién concluida la cuarta temporada, llevaba notando a lo largo de los capítulos, a título personal, un desgaste innegable en el argumento. Pero es cierto que Gregory House (un Hugh Laurie magistral) está ahí para demostrar que él solito es la serie.

La serie nos cuenta la historia del doctor Gregory House y su labor como jefe de diagnóstico en el hospital universitario Princeton-Plainsboro de Nueva Jersey. Junto a él, nos encontramos con los doctores Eric Foreman, Allison Cameron y Robert Chase, éstos últimos también unidos sentimentalmente (en la ficción y en la realidad), que son los que forman su equipo, y obedecen sus órdenes (no olvidemos que House es el jefe de diagnóstico). Juntos resuelven los casos medicinales más curiosos, extraños y difíciles, casi siempre con éxito. Hasta aquí, todo bien, todo correcto. Una serie de médicos más, del montón, ¿no? Bueno, en realidad, con House nada es normal ni nada es del montón. El doctor House es petulante, engreído, grosero, borde, se salta las reglas, martiriza a pacientes, familiares y a sus propios compañeros, no tiene corazón ni compasión; en resumidas cuentas, es un auténtico mal nacido, o como le dijeron una vez Foreman y Cameron, es un auténtico "cabrón". Y la verdad, lo es, y eso nos encanta. Hace lo que quiere en todo momento, sin importarle las consecuencias. Los únicos que pueden "doblegarlo", aunque nunca del todo, son la doctora Lisa Cuddy, directora del hospital, y el doctor James Wilson, un excelente oncólogo del que podríamos decir que es el mejor amigo de House, si es que eso es posible para un ser humano normal y corriente. Y hay más que decir de House: es adicto a la vicodina, una droga que él usa bajo prescripción médica (muchas veces fraudulenta) para poder calmarse los terribles dolores que sufre en su pierna derecha. Según tengo entendido, y corríjanme si me equivoco, el motivo de tales dolores se debe a un infarto muscular que nuestro doctor favorito sufrió, que le llevó a la amputación de gran parte de tejido muscular y de terminaciones nerviosas. Las consecuencias son de sobra conocidas: cojera permanente, dolores insufribles, vidodina a todas horas y a palo seco, y una mala leche sin piedad hacia sus semejantes. Pero es el mejor; su calidad y precisión en sus diagnósticos no tiene precedentes, y por ello, todos, desde Cuddy hasta la más sencilla enfermera se doblegan ante sus excentricidades. House es el mejor.

A lo largo de tres temporadas hemos asistido a muchísimos diagnósticos, y a muchísima tensión y espera. La tercera temporada acabó con un House completamente solo: Foreman dimitió al fallar en un diagnóstico y no poder evitar la muerte de su paciente; según él, se estaba convirtiendo en House, y eso era lo último que quería; por eso, cesó voluntariamente de su cargo. Chase fue despedido por House, y Cameron dimitió también de su puesto. Pues eso, completamente solo, y así fue cómo titularon el primer capítulo de la cuarta temporada, "Alone", solo, pues nos encontramos con un House obligado a buscar tres colaboradores para formar su marchito equipo. A partir de aquí, y a lo largo de varios capítulos, se nos presenta a un House en la misma línea de prepotencia que va excluyendo capítulo a capítulo a candidatos que, según su criterio, no son válidos ni apropiados para formar parte de su equipo. De todos los que fueron quedando, destacar a esa candidata que se hacía llamar "13", enigmática donde las haya, sensible y dolida por un fallo que cometió con un paciente y su perro en un capítulo al principio de la temporada (un capítulo que aún hoy cuando lo recuerdo hace que las lágrimas asomen por mis ojos, pues me pareció de lo mejor que he visto en esta serie, junto con el momento en un capítulo de la tercera temporada en el que un bebé de seis meses, dentro del vientre de su madre, agarró el dedo índice de House en mitad de una operación en la que la madre de la criatura tenía el vientre abierto); no obstante, creo que la mayor parta de la audiencia nos quedamos con Amber, o como House diría, "zorra implacable"; en un principio, me hacía reír escuchar a House decir esa lindeza. Pronto veríamos que Amber era algo más, y en los dos últimos capítulos finales el enigma entre House y Amber pareció haberse esclarecido. En lo que se refiere a Foreman, volvió al hospital, pues ningún otro hospital quiso contratarlo por varios motivos, entre los que destaca el haber trabajado con House durante muchos años, hecho que es tomado más como un hándicap que como una ventaja; de nuevo con él, digamos que es como el "segundo" del gran doctor; Chase y Cameron también han vuelto, pero no trabajan con House... al menos, no directamente.

En mi opinión, la cuarta temporada me despertó menos interés que las anteriores. Por supuesto, la ha seguido, pero la sensación es distinta cuando la veo; probablemente sea porque los nuevos personajes se me antojaban extraños, y no lograba acostumbrarme. O quizás también sea por lo que he citado líneas arriba, por el consabido desgaste que, inevitablemente, arrastraba la serie. Optaron por un cambio de imagen que, por lo que he leído, no satisface a los acérrimos seguidores de la serie. Pero, como a todo en la vida, hubo que darle tiempo, y confiar en una calidad que es innegable, ya que tanto la audiencia, como la crítica, así como la ingente cantidad de premios que esta serie ha recibido, así lo avalan. Y la espera mereció la pena; los dos últimos capítulos de la cuarta temporada así lo demuestran, y personalmente y a título personal, se encuentran entre los mejores emitidos a lo largo de la historia de la serie.

No me queda más que añadir un gran "ole" a todo el reparto al completo, aunque eso ya es algo sabido de las series americanas: la calidad desde el más ínfimo detalle. Pero sobre todo a ese gran Hugh Laurie, ese actor inglés que tan bien eimita el acento yankee; con este personaje no ha hecho más que confirmar su gran valía, tanto en televisión, como en teatro o en cine, con más de veinte años de experiencia. Con House, Hugh Laurie pasó de ser esa cara familiar en miles de películas, que uno sabía ubicar, aunque no sabía darle nombre proìo, a ser conocido mundialmente como ese doctor tan irónico adicto a la vicodina. Muchos dicen que Gregory House está hecho a medida para Hugh Laurie, pero yo creo que House no existiría sin Hugh Laurie: no es House el que ha moldeado a Laurie a una serie, sino Laurie el que ha hecho de House y de la serie en sí la gran maravilla que es; sin Laurie no habría House, pues nadie más podría igualar lo que este actor inglés hace en nuestras pantallas cada semana.

La quinta temporada ya arranca motores en Estados Unidos... su llegada a las tierras españolas está cada día más próxima, y nosotros, sus seguidores, esperamos con paciencia ese momento.


Catherine Heathcliff.



Una de series: 'Dexter'

¡Advertencia!: Puede contener spoilers.

Dexter.

Sin duda alguna, ha sido la revelación de la temporada. Esta serie nos cuenta la historia de Dexter Morgan, policía forense que trabaja en el departamento de policía de Miami. Siendo muy pequeño, al ser huérfano, fue adoptado por Harry Morgan, un policía honrado, honesto y con un fuerte código del honor (¿seguro?). Se crió con la familia Morgan, compuesta por Harry y su mujer, y Debra, su hermana adoptiva, y otro de los grandes pilares de la serie (y uno de mis personajes favoritos). Aparentemente, eran una familia feliz, muy feliz, y digo aparentemente porque el pequeño Dexter escondía un secreto: una insaciable sed de sangre. Al principio, empezó matando pequeños mamíferos: ratones, ratas... pero poco a poco, esta insaciable sed de sangre le llevó a los gatos y los perros (esto sí que no te lo perdono, Dexter). Harry Morgan, intuyendo lo que ocurría, decidió hablar con el jovencito Dexter y conocer qué es lo que llevaba a un niño a actos de salvajismo sin precedentes. Y el jovencito Dexter le contó a su padre adoptivo su acuciante sed de sangre, incluso hacia humanos, que constantemente lo acechaba y atormentaba. Asustados (ambos) por lo que este desorden podría causar, decidieron llegar a una solución. Desde entonces, Harry se esforzó sobremanera por inculcarle a su hijo un fuerte código de honor, de reglas, que si bien no podía hacer desaparecer esa horrible conducta, si podía "desviarla" hacia otros medios, o mejor, motivos: Dexter sólo podría matar a aquéllos que realmente se lo "merecieran", a saber, asesinos, violadores y demás gente de mal vivir, si bien es cierto que deberían tener como característica sine qua non el haber matado a alguien alguna vez. Harry le hizo prometer a su hijo adoptivo que siempre seguiría ese código. Y siempre lo siguió. Harry murió de cáncer cuando Dexter era poco más que un adolescente tardío, pero siempre estuvo (y estará) muy presente en la memoria de Dexter. Una de las últimas cosas que dijo antes de morir fue precisamente eso, que nunca olvidara su código de honor. De hecho, a lo largo de la serie, numerosos flashbacks se suceden a la infancia de Dexter, en un intento de mostrarle al espectador la infancia de este personaje y los motivos que le llevan a actuar de un modo u otro.

La serie está contada en primera persona (la de Dexter), y nos describe a un hombre que pasa de la treintena, atractivo, ordenado, metódico, trabajador y con una vida ejemplar. Como ya he dicho, trabaja como policía forense, y es especialista en los rastros y manchas de sangre que se encuentran en las escenas de un crimen (irónico, ¿verdad?): simplemente al ver una mancha es capaz de trazar cómo ocurrió y de qué manera. Es un especialista. Obviamente, al trabajar en ésto, es un auténtico genio a la hora de elegir a sus víctimas, acabar con ellas y desacerse de las pruebas... y de los restos. La serie es simplemente genial, es una obra maestra para mi gusto, porque nos encontramos ante un hombre incapaz de amar y de sentir; es un monstruo, lo sabe y como tal se describe, y eso es lo mejor, escuchar la voz en off de Dexter, expresando lo que realmente siente en todo momento, y la cara que debe mostrar en realidad. Muchas veces, la cara interna de Dexter y la que muestra de cara a la galería son completamente antagónicas, y esa ironía y ese sarcasmo son realmente sublimes para el espectador. Nadie más que el difunto Harry sabe el horrible secreto de Dexter. Muchas veces, esta serie me recuerda a La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), pero sólo en el hecho de los dos asesinos, Alex de Large (interpretado magistralmente por Malcolm McDowell) y Dexter: sus narraciones son en primera persona, y cuentan su historia de tal manera que hacen que el espectador simpatice con ellos, sienta con ellos, e incluso justifique sus actos, aún sabiendo que son deleznables. Esa es la magia de la ficción.

Junto a Dexter encontramos a otros personajes:

Debra Morgan, su hermana adoptiva, que también trabaja como policía. Es, por así decirlo, la única persona en este mundo a la que Dexter siente cierto apego, porque como ya he dicho, Dexter es incapaz de amar, pero debe fingirlo. Él siempre dirá que, de ser capaz de amar, su hermana Debra sería la persona a la que más afecto profesaría.

Rita Bennet, la novia de Dexter. Sí, Dexter tiene novia, y es una joven recepcionista de hotel, separada y con dos hijos pequeños. La vida de Rita ha sido miseria: su marido, Paul, un heroinómano, la violaba y maltrataba, y se encuentra en la cárcel; a lo largo de la primera temporada éste reaparecerá, haciendo tambalear de nuevo el mundo de Rita. El caso es que Rita estaba completamente destrozada, y era la candidata perfecta para Dexter para que fuera su novia: una mujer maltrecha, y dolida con los hombres, incapaz de mantener, en un principio, una vida de pareja completa. Ideal para Dexter, que siente una inclinación al sexo bastante funcional... en principio, claro.


La teniete María Laguerta, el sargento James Doakes, Ángel Batista y Vince Masuka: todos ellos son compañeros de Dexter en el departamento de policía. Con todos mantiene una relación excelente: todos los consideran un auténtico genio y un buen amigo, leal y honesto. Hasta la teniente, su superior, flirtea con él sin remedio, aunque Dexter siempre la rehúye, no olvidemos que tiene novia. Todos lo adoran, todos, excepto Doakes, el sargento, que sus años y su experiencia como policía le dicen que Dexter no es trigo limpio, y que esconde un terrible secreto; como veremos en la segunda temporada, no se equivocó.


Esta serie está basada en la novela de Jeff Lindsay El oscuro pasajero (Darkly Dreaming Dexter en el original), saga continuada con tres libros más: Querido Dexter (Dearly Devoted Dexter), Dexter in the Dark y Dexter by Design, estos dos últimos aún inéditos en España. El argumento de esta magistral serie parece haberse inspirado sólo en el primer libro y en parte del segundo, no en la tetralogía completa.

La primera temporada consta de 12 capítulos, y es sencillamente genial, asombrosa. Pero es que la segunda no se queda atrás; sí que es cierto que, como espectadora, el personaje de Lila se me antojaba raro... no acababa de acostumbrarme a su presencia; resulta curioso, porque en torno a ella gira la mayor parte de todo el argumento de la segunda temporada; en cambio, mientras degustaba la primera, el personaje de Rudy Cooper me encandiló 100%... más tarde vería por qué. Yo he disfrutado la emisión de las dos primeras temporadas de manera continua en FOX. La tercera temporada comenzará en Estados Unidos el 28 de septiembre, y como siempre, será Showtime la cadena de televisión encargada de su emisión. A España, a FOX... quién sabe cuando llegará...

En un principio, la serie puede resultar un tanto desagradable, pues es en algunas cosas bastante explícita; hay que darle tiempo, y dejar pasar dos, tres capítulos, y el clima de la serie cambia por completo, pues nos presentan al Dexter emocional, y no al asesino. Ya lo he dicho antes: el espectador inevitablemente empatiza con Dexter ¿O es que acaso no es Dexter capaz de sentir, tal y como él suponía?

Otra de las grandes cualidades de la serie es que plantea el siguiente debate: ¿está justificada la conducta de Dexter? ¿Hasta qué punto puede él matar a gente que, según él y su código, se lo merecen? ¿Realmente se merecen ese destino? Si sus víctimas son asesinos despiadados, él también lo es. ¿O no?

En cualquier caso, yo sólo diré que Dexter es mi serie favorita, de entre todas las que tengo el placer de seguir, y que son bastantes. Dentro de poco, podré disfrutar las novelas que inspiraron a la serie, y estoy segura de que las degustaré igual (o más si cabe, la magia de la literatura) que su plasmación en imágenes.



Cathernie Heathcliff.

Welcome to my house...

"Welcome to my house! Enter freely. Go safely, and leave something of the happiness you bring!."
Dracula (1897), Bram Stoker

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