Blogger Template by Blogcrowds.

Síndrome post-vacacional


Mañana es 1 de septiembre.


Lunes.


Mañana vuelvo al trabajo. ¿Síndrome post-vacacional? ¿Qué chorrada es eso? No puedo entender cómo la gente dice deprimirse después del verano, cuando yo me deprimo precisamente cuando no tengo trabajo... y es que el mundo está muy mal repartido, pero que muy mal, y Dios, como de costumbre, le da pañuelos a quien no tiene lágrimas.


La Ley de Murphy.


Estoy muy contenta de empezar de nuevo; nuevo curso, nuevos alumnos, nuevas batallas que contar, buenas y no tan buenas, muchas ganas de reencontrarme con los compañeros. Y este curso académico se presenta movidito, ya que la que suscribe estará "triempleada" a partir de octubre. Y siguiendo con mi tesina, por supuesto, dándole el último empujón. ¡Qué ganas tengo!


¿Tendré tiempo de respirar? Pues, ahora que lo escribo, dudo de ello, igual tendré que acordarme de hacerlo mientras vaya en el coche camino al trabajo. Pero merecerá la pena. Porque yo, ante todo, padezco de síndrome post-vacacional... pero de manera inversa, es decir, deseos irremediables de volver al trabajo con más ganas si cabe, y con un apetito insaciable para comerme el mundo durante este curso académico.


¿Síndrome post-vacacional, dicen? ¡Ja!


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Let the River Run, de Carly Simon.

Elven & Hobbit Names

Y es que me gustan tanto estas cosas...




Hay dos páginas web llamadas The Elvish Name Generator y The Hobbit Name Generator. ¿Y qué es lo que tienen de especiales dichas páginas? Pues que por el increíble y módico hecho de incluir tu nombre y tu primer apellido te agasajan con tu nombre real en élfico y en hobbit.




Y digo yo, tampoco es para que le den a esta página el Nobel de la Paz por buenas acciones al mundo, ni nada parecido. Tampoco puedo explicarme en realidad qué es lo que consigue el usuario con esta maravilla incuestionable de la tecnología moderna...




... supongo que lo que yo obtengo durante unos escasos segundos: dejar volar mi sempiterna fantasía, la que, a pesar del transcurrir de los años, no me abandona, ese imaginario mundo, del que debería despertar, y del que me niego, obstinadamente, a hacerlo. Mientras quede eso en mí, el triste, patético y penoso mundo real no vencerá en la eterna batalla que lidia en mi interior.




Señoras y señores, la elfa Eressë Fëfalas se presenta.


Señoras y señores, la hobbit Primula Overhill of Nobottle se presenta.




Catherine Heathcliff.




Lo que estoy escuchando: May It Be, de Enya (The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring Soundtrack).

Soria Moria, de Espido Freire


Querida María Laura:


Hace dos noches terminé de leer Soria Moria, tu última novela.


Adoro e idolatro a Espido Freire, tu álter-ego literario, sobre todas las cosas. Simplemente, me encanta; y es que tiene bastantes cosas que hacen que me caiga extremadamente bien. Además de su incuestionable talento como escritora, es filóloga inglesa. Como yo. Además de su elegante gusto y distinción que la caracteriza, adora a Jane Austen y a las hermanas Brontë. Como yo. Y sobre todo, a Emily. Como yo.


Te conocí a tí, María Laura Espido Freire, literariamente -no literalmente, ya quisiera yo- a través de tu ensayo Querida Jane. Querida Charlotte, donde nos construías los elementos vitales cruciales de Jane Austen y Charlotte Brontë mediante tu visita in situ a los lugares que marcaron la existencia de estas dos grandes autoras inglesas. Me compré este ensayo en parte porque la necesidad me acuciaba a ello, y es que, bueno, para mi tesis es un libro de importante valor; pero lo que empezó quizás como una obligación doctoral se convirtió en un auténtico placer, y en dos tardes lo leí al completo, sintiéndome profundamente identificada con tus gustos y preferencias, querida bilbaína... porque Emily era su favorita; también lo es para mi. Emily... nuestra Emily.


Soria Moria llegó a mis manos casi sin pensarlo, tan pronto como lo ví en la estantería de la sección de libros del centro comercial. De nuevo, es un placer hacer negocios con usted, señor Carrefour. Obviamente, invertir parte de mi sueldo en libros es el pan mío de cada día. Supongo que como tú, ¿verdad, María Laura? Amén. El caso es que Soria Moria te adentra en ese mundo de la infancia que deseamos dejar atrás mientras lo vivimos, y que deseamos recuperar cada día al abrir los ojos a la luz de un nuevo día cuando ya somos adultos. De la mano de cuatro personajes, cuatro críos, dos chicos, dos chicas, y sobre todo, de Dolores, consigues que el lector se adentra en ese mundo mitológico al que se aferran, pero del que poco a poco son arrancados por el peso de las ataduras y las convenciones socio-morales de principios del siglo XX; y sobre todo, por el estallido de una guerra, que como el sobresalto de una explosión inesperada, hizo despertar a Lola, Isabella, Thomas y a Scott de su mundo de fantasía, de su refugio, de su inocencia.


Soria Moria te atrapa con su embrujo de lugar prohibido, de lugar maldito, de lugar bendecido, de lugar al que sólo los puros de corazón pueden acceder, al recóndito emplazamiento que cae como un jarro de agua fría al lector, al darse cuenta que ya no podrá pertenecer a él. Peter Pan... qué lejos estás. ¿Quién no se ha sentido Lucía alguna vez, la tercera en discordia en un grupo de tres amigos, amigas en este caso? Tres son multitud, y el tercero/a es le que sale perjudicado. Como me pasó a mí una vez, no hace mucho. Yo me he sentido Lucía cientos de veces. ¿Quién no se ha sentido Dolores, la que en parte es la cabeza sensata, pero se deja llevar por lo que los demás exigen de ella, muy a su pesar? Yo me he sentido Dolores cientos de veces. ¿Y quién no se ha sentido alguna vez Isabella, tan frágil de espíritu, pero en apariencia tan segura de sí misma y de la admiración que eso causa sobre los demás? Yo me he sentido Isabella cientos de veces. ¿Y Thomas, un poco títere en manos de todos? Yo he sido Thomas muy a menudo, más de lo que quisiera. ¿Y Scott, con su corazón roto, pero demasiado heroico para admitirlo? Madre mía, cientos, miles, millones de veces he sido Scott. Y es que si hay algo que valoro en esta novela es la capacidad de empatía con el lector. ¿Había una parte de tí en todos ellos, María Laura?


No sé si leerás esto... ya quisiera yo; quisiera decirte que tu novela me ha resultado fílmica: era como una sucesión de imágenes de los distintos personajes. Dolores no hablaba, me hablaba. Y sí, reconozco que muy a menudo, la técnica del stream of conciousness me resultaba bastante familiar mientras navegaba por las páginas de tu Soria Moria.


Bravo por un maravilloso final, que no me causó decepción.


Ha sido un placer leerte de nuevo, Espido. Por favor, no tardes en regalarnos otra de tus novelas.


Con infinito afecto, cariño y admiración,


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Wuthering Heights, de Kate Bush.


Today's confession


Forgive me, father, for I have sinned.

Today, I must confess I've fallen desperately and passionately in love.

That's the only and painful truth.



Catherine Heathcliff Day-Lewis.



What I'm listening to: Truly, Madly, Deeply, by Savage Garden (Savage Garden).




The End


This is the end.


Se acabó. Adiós a la tensión, adiós a las ilusiones, adiós a las desilusiones, adiós a las alegrías, adiós a las penas...


Una selección de baloncesto capaz de hacer temblar los cimientos de la ¿omnipotente? selección estadounidense.


Un tenista manacorense que se ha ganado a pulso el título de número uno mundial, reconocimiento que hacía tiempo que todos los españoles le habíamos otorgado en nuestro corazón.


Un gallego que irrumpió en las aguas con fuerza en su canoa... y que casi venció.


Un equipo femenino de natación sincronizada impecable.


Un nuevo resurgir del ciclismo español.


Éste es el final, del que sólo resuenan ya los ecos de 18 medallas. 18 medallas, 18 metales.


Y, sin embargo, The Show Must Go On... dentro de cuatro años.


Enhorabuena.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: We Are the Champions, de Queen (Queen: The Platinum Collection).

The Boxer (1997), de Jim Sheridan


Hace dos noches decidí ver The Boxer, una película que siempre, siempre, siempre había cogido empezada en sus diferentes reposiciones en televisión, y que jamás, jamás, jamás había visto concluir. Y me daba mucha rabia, pues consideraba esta película como una francamente buena.


Y estaba en lo cierto.


Según mi costumbre de ir cada semana a los grandes almacenes de mi ciudad, y rebuscar alguna que otra ganga cinematográfica en dvd -y en cd también- en los maravillosos y elegantes cestos que colocan en medio de los pasillos, encontré esta película de Jim Sheridan con el suculento precio de 5 euros. ¿Aproveché la ventajosa oportunidad? Of course. Es un placer hacer negocios con usted, señor Carrefour.


El jueves por la noche decidí dejarme llevar por las maltrechas calles de Belfast, y bueno, la visita fue maravillosa. Dejándome guiar por Danny Flynn (un Daniel Day-Lewis soberbio, de verdad), vi los efectos que la sinrazón dejaba por Irlanda del Norte, devastada por bombas y fanáticos defensores del IRA. Danny me contó que había sido boxeador en su juventud, pero que ahora, tras 14 años de condena por pertenecer al Irish Republican Army, había decidido empezar una nueva vida en su hogar en Belfast... y al lado de Maggie (Emily Watson), su amor de juventud. Pero Danny me dijo que todo se le había complicado un poco, y que tras ser puesto en libertad por buen comportamiento, se encontró con que sus antiguos amigos le volvían la espalda, y que incluso, intentaron quitarle la vida varias veces. Yo le pregunté, horrorizada, que por qué, y él me respondió que se debía a su renuncia a las armas, que había entendido que católicos y protestantes podían vivir en paz, pero sus antiguos compañeros no lo veían así. Triste, ¿verdad?, me dijo, y yo asentí, en silencio. Pero yo quería saber qué pasó con Maggie, y él sonrió con amargura. Maggie contrajo matrimonio con el mejor amigo de Danny mientras éste estaba en prisión, y tenía un hijo adolescente. Cuando Danny fue puesto en libertad, el marido de Maggie estaba a su vez en la cárcel, y Danny intentó volver a revivir el bonito amor de juventud que ambos tuvieron. ¿Tuviste éxito, Danny? Sonriendo de nuevo, pero esta vez, pícaramente, se miró los pies, y levantó su rostro hacia mi, y mientras contemplaba el mío en detalle, me dijo: tendrás que quedarte en Belfast hasta el final. Y se alejó. "No soy un asesino, Maggie, pero este lugar hace que quiera matar".

Obviamente, yo me quedé hasta él final, porque él me lo dijo. Pero esta vez seguí mi periplo yo sola, y fui testigo de una de las grandes películas de los noventa, con unas interpretaciones soberbias, y unos escenarios geniales. Jim Sheridan, como maetro de ceremonias, impregna hondamente su sello de irlandés en un film comprometido y brillante. Una vez más, Sheridan consigue su propósito: hacer al espectador reflexionar.


Una vez más, Daniel Day-Lewis me demostró por qué, para mí, es el actor más grande hoy día, y entendí por qué se prodiga en cine tan poco. Hay quien dice que es porque se entrega tantísimo a sus personajes que acaba exhausto. Yo no lo creo; yo creo que es porque en cada actuación se supera a sí mismo, y todos nos preguntamos qué será lo próximo, y si conseguirá, al menos, igualarse; claro está, no sólo lo iguala, sino que lo supera. Yo no lo echo de menos en la gran pantalla, porque sus actuaciones son tan absolutamente memorables que perduran vívidamente en mi memoria hasta que vuelve hacer acto de presencia.


Love is always worth fighting for.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Mná Na hEireann, de Kate Bush.

Una cosa menos


¡Qué bien me siento ahora mismo!


Me acabo de quitar un peso de encima, algo que llevaba arrastrando durante todo este mes de agosto. Hoy he conseguido quitármelo ya; he necesitado toda la mañana con los ojos pegados al ordenador, pero ha merecido la pena.


No me lo creo.


Una cosa menos... por fin.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: To Be Free, de Mike Oldfield (Tres Lunas).


Ayer fue el gran día. Por fin me dirigí rauda y veloz (lo de rauda y veloz no sé por qué lo digo... ¿porque cogí el coche para ir al cine? Who knows!) al cine de mi ciudad para deleitarme con dos horas y media de un estupendo metraje. Porque El caballero oscuro es de lo mejorcito de este año cinematográfico, y lo mejor que he visto en el cine este año 2008.


A decir verdad, ésto no debería sorprenderme. Batman Begins se constituyó en una auténtica sorpresa para mí, y digo sorpresa porque, si bien Batman había siempre estado en el fondo de mi corazón como si ¿superhéroe? favorito, sí que es cierto que me la imaginé como otra vuelta de tuerca más al tan trillado filón de esta criaturita, en lo cinematográfico, claro. Que conste que no lo digo por las dos primeras versiones de Tim Burton; el mundo de excesos visuales y estilísticos de Burton siempre serán objeto de mi más profunda admiración. Quizás los intentos posteriores hicieron que mi cariño hacia el hombre murciélago quedara recluido en un área muy pequeñita y adormilada de mi corazón. El caso es que me decidí a ver Batman Begins justo cuando ya estaba en dvd y además, ya había pasado algún tiempo de eso; de modo que un día determinado, me topé con una edición de esta película al suculento precio de 6 maravillosos euros. Obviamente, de inmediato pasó a formar parte de mi extensa y creciente colección. Y sí, me atreví a comprarla sin haberlo visto, aunque ésto no tiene nada de audaz, lo hago muy a menudo. Bueno, está claro que no me equivoqué. Disfruté muchísimo de la primera saga iniciada por Nolan, precisamente por eso, por este director. La elegancia de Nolan tras las cámaras es infinita, y sólo él es capaz de crear escenas de acción para este héroe elegantes, finas, y sobre todo, creíbles. La atmósfera gótica, decadente y oscura que le insufló a su Gotham particular no hizo sino crear no otra vuelta de tuerca para Batman, sino una película y una estética totalmente distintas a lo que se había visto con anterioridad. Bravo, Nolan.


En El caballero oscuro contamos, por suerte, con los mismos elementos. Personalmente, ayer me dejó la misma sensación de buen gusto y distinción que hace que, mientras escribo esto, la reviva y vuelva a paladear. Sus dos horas y media de metraje no se me hicieron difíciles de llevar, y cada escena, cada diálogo, cada plano tiene un propósito: todo está relacionado. La banda sonora es francamente buena, y debe serlo, viniendo ese comentario de mi. Nada más lejos que considerarme una experta en partituras, pero el compositor, Hans Zimmer, no es santo de mi devoción; para mi este hombre es persona de una obra maestra, Gladiator, y poco más; todas sus demás composiciones tienen el mismo tema, el mismo estilo, el mismo sonido. Y eso, para mi, demuestra que no es precisamente uno de los grandes. Pero en el caso de las dos entregas del Batman del siglo XXI, Zimmer hace un trabajo verdaderamente bueno, y acompaña a la perfección cada escena, así como el tema central cada vez que nuestro héroe surca los cielos o se pasea por la maltrecha Gotham. Bravo, Zimmer.


Mención aparte merecen los actores. Obviamente, yo no voy a añadir nada que no se haya dicho ya. Con respecto a Christian Bale... poco que decir. Siempre lo he considerado un magnífico actor, que se llevó el Oscar -junto con Hugh Jackman- en mi corazón por El truco final: el Prestigio (The Prestige, 2006), también del gran Nolan. Pero es normal, es inglés, y para mi los actores ingleses son de lo mejorcito de la historia del cine. Una vez más, Bale, you're great. Aaron Eckhart es realmente bueno en su trabajo, y lo que me gusta de este californiano es la gran variedad de películas de diferentes géneros que engrosa su currículum. Gary Oldman... fantástico; no voy a ser objetiva con Gary Oldman, porque fue uno de mis amores platónicos de adolescencia; sí que me voy a atrever a ponerle una ligera traba, y es que... ¡me cuesta horrores verlo haciendo un papel de bueno! Secundarios de lujo, como Michael Caine y Morgan Freeman, no hacen sino darle mucha más calidad si cabe a este film y al plantel de actores. Poco tengo que añadir a estos dos GRANDES del cine. Con respecto a Heath Ledger... bueno, qué voy a decir. Parte del morbo de esta película es precisamente él y su trágico y prematuro fallecimiento. Evidentemente, está fantástico, y sí, para todos aquellos que no hayan visto esta película, el Joker de Ledger da realmente miedo; es genial, sí, señor, y nada que ver con el de Jack Nicholson. De un tiempo a esta parte se viene rumoreando la posibilidad de reconcer su trabajo con un Oscar a título póstumo; paparruchas, digo yo. La calidad de este actor no se debería haber descubierto precisamente aquí; sí, su trabajo en la película de Nolan es impecable, pero para mi, ha sido un gran, gran, gran actor, que ha dejado interpretaciones memorables en películas como Monster's Ball y, por supuesto, Brokeback Mountain, por la que lo nominaron al Oscar y se lo tenían que haber dado de todas, todas. Ahora ya no va a servir de nada; todos sabemos que era un magnífico actor, demasiado joven para morir; su muerte nos conmocionó a todos, pero las cosas ocurren... sin que le encontremos explicación la mayor parte de las veces. Una vez que está muerto... ¿de qué sirve su Oscar? Tarde, muy tarde. Bravo, Bale. Bravo, Echart. Bravo, Oldman. Bravo, Caine y Freeman. Y, por supuesto, bravo, Ledger.


Pero... no sería yo si no pusiera alguna que otra pega. Personalmente, no se me hizo pesada, ni nada por el estilo, pero a la persona que tenía al lado sí. ¿Exceso de metraje? Para el que lo considere así, pues sí. Otra cosa que debería tenerse en cuenta a la hora de verla es el argumento... bueno, hay veces que resulta lioso, si no se está atento. De nuevo, eso le ocurrió a la persona que decidió acompañarme. Y... otra falta, esta vez sí que es por propia experiencia personal, es Maggie Gyllenhaal. ¿Sólo a mí me pareció su trabajo pésimo? Mira que yo siempre la he considerado buena en su trabajo, pero aquí... ¿qué narices le ocurría? Muy mal, muy mal. Fatal, pésima. Bruce, deberías haberla dejado que se cayera al vacío ella sola. Pésima, Gyllenhaal.


En fin, otra película más para engrosar mi larga lista. Estoy deseando que salga en dvd, y como no, deseando también que empiecen a rodar la tercera de la saga de este nuevo Batman. Nolan, no nos hagas esperar.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Sonata claro de luna, de Ludwig Van Beethoven.

Recojo en esta entrada un interesante y divertido -a mi me lo parece- test que he visto en el blog de mi amiga Myriam.


El juego/test en cuestión consta de tres sencillos pasos:


1. Pincha en:
Aquí debería aparecer un artículo de Wikipedia de manera aleatoria. Bueno, pues el título de dicho artículo al azar será el nombre de tu grupo de música.


2. A continuación, dirígete a:
Aquí te saldrán citas varias, así que lo que tienes que coger es las cuatro últimas palabras de la cita que aparezca en último lugar. Ése será el título de tu primer álbum, tu álbum debut.


3. Por último, es obligado visitar:
¿Y por qué? Porque la tercera foto, sin importar cuál sea, será la portada de tu precioso álbum debut.


Ya está, nada más que eso... a mi me resulta gracioso, no sé. ¿Será porque la música es una de mis vocaciones frustradas? Ay, Dios...


En fin... these are the results of the Eurovision Song Cont... que diga, éstos son mis resultados:


Name of the Band: James E. McPherson (ahí la llevas).


Name of the album: The Loss of Sleep (me encanta este nombre).


Album cover: (¡Atención a la foto! ¡Le viene como anillo al dedo!)

He dicho.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Funeral of Hearts, de HIM (Love Metal).

Hoy, más que nunca


Hoy, más que nunca, vuelvo a estar rota de dolor.

Hoy, más que nunca, no puedo evitar llorar ante el dolor ajeno, el dolor de otros, el dolor de todos.

Hoy, más que nunca, yo también iba en ese avión.

Hoy, más que nunca, una parte de mi yace bajo ese amasijo de hierros.

Hoy, más que nunca, descansen en paz.



Catherine Heathcliff.



Lo que estoy escuchando: Knocking on Heaven's Door, de Bob Dylan.

Una de series: Moonlight

Moonlight.

Éste es el nombre de una nueva serie norteamericana que, en apariencia, no tiene nada en especial, y recuerda mucho a Buffy Cazavampiros o a Angel. Personalmente, a mi no me recuerda a ninguna de las dos, simplemente, porque no las he visto, y por lo tanto, no las he seguido. Ni tenía pretensión de hacerlo en su momento, la verdad. Además, las comparaciones son odiosas. O eso dicen. No sé.

El caso es que, obviamente y como bien se puede deducir, Moonlight es una serie de vampiros, lo que supone otra vuelta de tuerca más al género. Y a una servidora, que ama a los vampiros sobre todas las cosas, está en su salsa cada vez que se sienta en su sofá para disfrutar de dos capítulos de esta serie.

Moonlight nos cuenta la historia de Mick St. John (Alex O'Loughlin), investigador privado con, por decirlo de alguna manera, bastante éxito en su trabajo. Y es que tiene un instinto innato para dar caza a los más sanguinarios criminales de su ciudad... que casualmente, suelen ser vampiros. Como él. Efectivamente, Mick es un vampiro desde los años cincuenta, y aprovecha las habilidades que su condición le otorga para hacer su trabajo correctamente... y para hacer el bien también. Y es que Mick no sería un héroe si no estuviera atormentado; porque él lo está, y mucho. Como todo vampiro que se precie, odia su condición, pero es capaz de catalizar y volcar su frustración haciendo el bien al prójimo... y sintiendo una atracción irremediable por Beth (Sophia Myles), una periodista de noticias online, que siempre siguiendo su ávido instinto investigador para cazar las más suculentas nuevas, se embarcará con Mick en cruzadas insospechadas, peligrosas y difíciles para dar la noticia del año de primera mano. Beth sabe que Mick es un vampiro, y se siente irremediablemente atraída por él. ¡Ay, la seducción innata del vampiro byroniano! Y claro, como era de esperar, la tensión sexual está servida...

Éste es el principal hilo argumental que entreteje el devenir de la serie. En general, la historia está repleta de clichés, y es que nadie ha de esperar nada nuevo que decir sobre los vampiros. Pero he de decir que a mí me gusta bastante, y la verdad es que entretiene, porque más allá de la inverosimilitud que hay en concebir a Mick como lo que realmente es, está el hecho de que en cada capítulo se nos presenta un nuevo caso, una nueva incógnita que resolver, y eso, lógicamente, engancha y mantiene al expectador alerta y con ganas de más.

La primera y única temporada de esta serie consta de 16 capítulos, y digo única porque el 23 de junio del presente año 2008 la CBS, la cadena oficial que retransmitía esta serie en Estados Unidos, la dio por cancelada, ignorando las encendidas protestas de los más acérrimos seguidores de las aventuras de Mick. Bueno, dentro de lo malo que hay en que te cancelen una serie que te gusta está el hecho, creo, de que la aprecias más, como una pequeña y rara joya, un objeto de coleccionista, y el consabido desgaste que las series longevas arrastran no afectará a ésta en concreto; como decían los Monty Python, always look on the bright side of life, o lo que es lo mismo, mira siempre el lado bueno de la vida.

Catherine Heathcliff.





Lo que estoy escuchando: Sure Looks Good to Me, de Alicia Keys (As I Am).




Viva la Vida, Coldplay


La verdad es que desde ayer hasta hace cosa de diez minutos llevaba considerando un montón de entradas para este mi blog... montones de entradas en las que hablaría, como es mi estilo, de varias cosas, tanto personales como más, digamos, frívolas. Y en realidad, ése era el principal propósito que perseguía al encender el portátil; bueno, ése y el de pasar unas fotos que hoy he hecho al disfrutar de una comida muy agradable y un rato muy divertido fuera de casa, y en muy buena compañía, aprovechando las festividades que están teniendo lugar no muy lejos de aquí.


El caso es que, en fin, tenía muchos temas de los que hablar... hasta que he visto, por casualidad, un titular de noticias que decía: "Nuevo videoclip de Coldplay". Obviamente y conociéndome, cuando leo "Coldplay" en cualquier sitio inmediatamente mi cuerpo y mi mente se paralizan, y sólo prestan atención a una sóla cosa, y es precisamente, la que tiene que ver con ese nombre. Así que allá que me aventuré a ver qué se escondía tras tan suculento titular; en cierto modo, yo me imaginaba que era el videoclip de Viva la Vida, su nuevo single y el que da título al álbum, y efectivamente, de ese se trataba. También pensaba que se trataba del videoclip completo que ya prepararon para iTunes, promocionando que su álbum se podía descargar de dicha plataforma; el anuncio para este portal apenas sí duraba un minutejo, así que supuse que sería la "versión extendida". Craso error.


La verdad es que mi admiración desmedida por estos tres ingleses y un escocés no tiene límites, y después de contemplar lo que he visto hoy, me temo que seguirá siendo así por los siglos de los siglos, Amén. Es una delicia de videoclip; es como estar sumergida dentro de un lienzo, y en efecto, ese era el propósito de los realizadores. La portada del nuevo álbum es La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix, pintor francés mundialmente conocido por ser uno de los grandes artistas que pusieron imágenes a la revolución francesa, gesta que siguieron otros como Jacques-Louis David. Pues bien, tomando como referencia la obra de Delacroix, el videoclip de Coldplay introduce al espectador en un mar de colores, y como trasfondo, tras la silueta de los cuatro miembros, se dejaba entrever el cuadro...


No sé, yo no soy historiadora del arte -aunque por muy poco, porque cuando comencé mis estudios universitarios, solicité como segunda opción Historia del Arte- y cualquier intento que haga para pretender describir el vídeo queda en eso, en una vana pretensión. Yo lo único que alcanzo a decir es que me ha parecido absolutamente sublime; la textura de imagen que imita al lienzo agrietado, y los colores, sobre todo los colores... eran como pinceladas, y el acrecentado azul de los ojos de Chris Martin hechizan al más pintado, nunca mejor dicho,... o a la más pintada, como es mi caso.


Reconozco que no hablo desde la objetividad; para mi no ha existido, existe, ni existirá grupo más grande en la historia como Coldplay. Cuestión de gustos, lo sé, y muchos de los que lean esta entrada discreparán fervientemente y de todo corazón. Pero para mi lo son, y lo seguiré diciendo... para mi la música no es sólo un mero entretenimiento; para mí la música es parte vital de mi ser, y Coldplay siempre, siempre, siempre, por alguna razón o por otra, ha estado ahí para ponerle la banda sonora a mi vida, a los diferentes momentos de mi existencia; y nunca olvidaré tampoco de qué manera empezaron a formar parte de ella; tenía una amiga que se compró los dos primeros álbumes (Parachutes y A Rush of Blood to the Head), y yo, bueno, un poco dejándome llevar por la publicidad que rodeaba a temas tan hermosos como Trouble, Clocks o In My Place, se los pedí y los grabé; y ahí quedó la cosa, dos álbumes grabados cogiendo polvo. Pero... en 3º de carrera me fijé en un chico que solía tener clases en el aula de en frente a la mía; no sabía quién era, ni sé quién es, ni tenía ni pajolera idea de cuál era su nombre, ni la tengo ahora, pero el caso es que me empezó a gustar, y mucho, sin más... y coincidió que empezó a gustarme cuando ponía los cd's para escuchar sólo Trouble, Clocks o In My Place... y poco a poco, no sólo esas tres fueron capitales para mí, sino también Yellow, Politik, Amsterdam y, como no, The Scientist, que es, hoy por hoy y para mi, la canción más hermosa jamás escrita, de la que ya hablaré en otro momento.


A partir de ahí, por una razón tan aparentemente trivial como era esa, Coldplay dejó de ser un grupo de tres canciones para formar parte de mi vida, de mi banda sonora, de mi. Y siempre que los escucho, sea la canción que sea, cada nota, cada acorde me recuerda a algo, tanto bueno como malo, tanto feliz como triste... un recuerdo dulce o amargo, me da igual; lo dulce sirve para rememorarlo y paladearlo, y el amargo para aprender de él y no repetirlo.


Y a pesar de lo que muchos puedan creer y decir, yo seguiré pensando eso de su música, de ellos, pues, al fin y al cabo, forman parte del poso vital de mi existencia... entiendo que igual sea difícil de comprender, pero yo me pregunto, ¿qué sería del ser humano sin algo tan sublime como la música?


Viva la Vida, Coldplay (Álbum: Viva la Vida, or Death and All His Friends, 2008)

Catherine Heathcliff.

Annie Hall (1977), de Woody Allen


Voy a ser la persona más odiada sobre la faz de la tierra cuando haya terminado de escribir esta entrada.


Anoche vi Annie Hall. Yo, ¿seguidora? de Woody Allen, decidí ver anoche una de sus ¿obras maestras?. Sí, eso dicen, que es una obra maestra.


Madre de Dios... quien soy yo, humilde cinéfila, cuyas opiniones no interesan a nadie, para cuestionar la calidad de esta maravilla cinematrográfica de los setenta.


Estos son los peligros de un blog, que al escribir, es muy difícil captar la ironía que subyace en torno a lo de "maravilla cinematográfica". Porque, lo siento, he de decirlo, y si no lo admitiera, estaría en contra de mi persona: Annie Hall es un auténtico aburrimiento. Y que no me vengan con las monsergas de que Allen hace un retrato irónico, hilarante y, a la vez, lleno de ternura de una relación amorosa entre dos personas tan neuróticamente compatibles como Annie (Diane Keaton) y Alvy (él mismo). Si con eso pretendemos encubrir que realmente es una película hecha exclusivamente para el lucimiento neurótico de Woody Allen, pues bien, quién soy yo para negarlo. Pero no puedo sino admitir que me resultó tremendamente aburrida, y que la calificación de "comedia seria" que decidieron otorgarle me hizo que visionara una película más "seria" que realmente una "comedia". Ni siquiera la escena de la cocaína esfumada, que no esnifada, por un estornudo del señor Allen me desató una carcajada, sino más bien una sonrisa de medio lado en mi rostro.


Obviamente, la época actual está presenciando a un Woody Allen bien distinto. Mis películas favoritas de este pequeño gran y extravagante hombre son Match Point (2005), Scoop (2006) y El Sueño de Cassandra (Cassandra's Dream, 2007), es decir, su trilogía inglesa... pero es que son sencillamente excelentes. Supongo que la inminente Vicky Cristina Barcelona dejará en mí el mismo sabor de boca que estas tres... espero.


Siento no pertenecer a esa enorme y aplastante mayoría que consideran Annie Hall y sus cuatro Oscars una panacea del buen gusto; siento no saber apreciar las mieles de un dulce quizá ¿demasiado intelectual? para mí.


Pido perdón al mundo, como última voluntad, pues pronto me llevarán al cadalso por decir que Annie Hall es un verdadero y soberano aburrimiento.


Catherine Heathcliff.

I Am a Superwoman... Yes, I Am


La verdad es que no he empezado la semanita nada bien... a decir verdad, la empecé francamente mal. Hay cosas... y cosas. Y aunque me precio de ser una persona fuerte, y pretendo que las cosas me afecten en su justa medida, hay veces que hasta the strongest ones tienen su horrible talón de Aquiles. El problema es cuando es una cosa, y otra, y otra, y otra, y otra... y claro, el tan temido cúmulo llega.

Y a mí me ha llegado... ahora me pregunto constantemente: "¿qué más me puede pasar ya?".

Pero, obviamente, hay muchas más cosas que me pueden pasar, como quedarme manca, o vivir en extrema pobreza, o no tener nunca más nada que llevarme a la boca... Evidentemente y gracias Dios, o a quien deba dárselas, eso a mí no me pasa, y aunque los problemas de cada uno son de cada uno, y como tales les causan dolor al que los padece -como es mi caso ahora-, me repito durante estos días de racha mala que me han tocado vivir:

"I AM A SUPERWOMAN. YES, I AM"

Y escucho al coro que me dice:

"YES, SHE IS..."

... y entono la cancioncilla cada vez que recorro el pasillo de mi casa para ir a mi habitación, a mi mundo... y durante esos instantes, todo parece ir realmente bien...


Catherine Heathcliff.

El mundo...


"... el mundo existe porque tú lo miras".

Son las palabras más hermosas que alguien me haya dicho jamás. Y para mí lo son, porque más allá de las palabras, está el hecho de que yo las percibí como sentidas.

Momento breve, pero perennemente grabado en mi memoria.

Muchas gracias. A ti.






Catherine Heathcliff.




Una de series: New Amsterdam

New Amsterdam.

Anoche vi el capítulo piloto de una nueva serie que FOX ha decidido emitir la noche de los lunes, reemplazando a la ya acabada Viajero en el tiempo, que a su vez entró a sustituir a Dexter cuando terminó su segunda temporada (menudo cambio, por Dios, menudo cambio... chapucero).

Así, de bote pronto, no pinta mal, aunque los capítulos piloto de las series siempre se me han dado regular... excepto con Dexter. No sé, supongo que el atractivo de New Amsterdam reside en resolver los crímenes que en cada capítulo, deduzco, irán planteándose, ya que el protagonista es investigador policial en la brigada de homicidios. Y sí, digo que ese será el principal atractivo que le vea a la serie, porque la idea que subyace en torno al personaje central, John Amsterdam, como que me trae sin cuidado.

Resulta que nuestro flamante nuevo héroe de las noches de los lunes es un hombre inmortal. Sí, así, tal cual. Tiene la friolera de 400 años, aunque se conserva estupendamente. El caso es que el chaval parece ser un colono inglés de los que llegaron a los aún inéditos Estados Unidos en el siglo XVII, y por una buena acción al evitar que sus compañeros colonos masacraran también a las mujeres y los niños de una tribu de indios americanos, es "recompensado" con la inmortalidad por una de las indias recién salvadas; nunca morirá ni envejecerá, excepto en el momento en el que encuentre a su alma gemela y las almas de ambos se unan; así podrá envejecer y morir feliz al lado de su amor verdadero... qué romántico, parece. En fin, el caso es que John vive en la actualidad y se dedica a resolver crímenes. En este capítulo piloto parece ser que él cree haber encontrado a su alma gemela, una médico que le asiste en el metro neoyorquino cuando él está sufriendo un infarto... claro, como no puede morir, pues su infarto es un mero trámite. A mi me huele a cuerno quemado, y yo creo que en realidad, su alma gemela es su nueva compañera de fatigas policiales, Eva Márquez... sólo que él no lo sabe, y presumo que no lo averiguará hasta pasados bastantes capítulos... si es que la serie dura, claro, aunque va a ser que no, porque en EEUU la serie se canceló en mayo, dejando una temporada de apenas ocho capítulos.

En fin... yo supongo que, ya visto el capítulo piloto, continuaré viéndola, a ver qué tal... total, ocho capítulos no es mucho, y presumo que será una serie que rellene el hueco de los lunes por la noche en FOX hasta que llegue la tercera temporada de mi siempre amado e idolatrado Dexter.

Por cierto, la banda sonora de la serie es francamente buena... de hecho, yo creo que es lo mejor.



Catherine Heathcliff.

Which Grey's Anatomy character am I?

Qué gracia. Dos amigas mías me han enviado vía Facebook, trade mark, un test para intentar averiguar qué personaje de Anatomía de Grey soy. Éste ha sido el resultado (transcribo literalmente):



I'm Christina Yang. You are incredibly focused and driven. You like to be the best at everything you try, and find that you can easily be so. Although you are guarded and don't open up to people quickly, you get along with everyone because of your dry sense of humor. Once you have let people in however, you give your 100% to the relationship, even if you are completely different from them. You often invoke admiration from everyone for being superbly strong and independent.


Me encanta el resultado, sencillamente, me encanta. Yo creo que me hubiesen dado siete ataques si me llega a salir otro personaje femenino. Y es que, como ya apunté en mi entrada dedicada a la serie, el personaje de Cristina Yang, interpretado por Sandra Oh, es mi favorito, por encima de todos los demás. Preston Burke al paredón.


Ya está bien, porque estoy empezando a desvariar.


Catherine Heathcliff.


P.D. Un beso, Ana y Mayte; gracias por enviarme el test.

Posdata: Te quiero, de Cecelia Ahern



Posdata: Te quiero. Qué bonitas palabras... y qué utópicas. Anoche terminé de leer esta novela, escrita por la joven irlandesa Cecelia Ahern. Mmmmm... tengo sentimientos contradictorios acerca de la novela. En sí, en su conjunto, no puedo decir que no me haya gustado, pero es que se aleja tantísimo de mis gustos literarios... y si alguien lee la entrada y piensa: "buah, ésta tía es una gafapasta que sólo lee libros de Paul Auster y de Kafka y ve películas de Kurosawa o Kusturica". Si ése es el caso, pues bueno, acepto barco por animal acuático, si bien es cierto que no he leído nunca nada de Auster, y que empecé La Metamorfosis, y que no la terminé, y ya es raro, teniendo en cuenta que soy una auténtica devoradora de libros, pero es que tengo una entomofobia preocupante y digna de estudio, que jamás conseguiré superar. Con respecto a las referencias a Kurosawa y Kusturica, diré que Kurosawa y su mundo samurái son muy interesantes y que de Kusturica sólo he visto una película, La viuda de Saint-Pierre (2000), de Neel Auguste, y ahí actuaba, no dirigía.


El caso es que yo me compré este libro hará unas dos semanas, y empecé a leerlo inmediatamente, justo después de terminar Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro, y lo adquirí en parte por la publicidad que dominaba a la película de reciente estreno; de hecho, mi edición del libro tiene en la portada a un guapísimo Gerard Butler con una no menos guapísima Hilary Swank. Y nada, ahí que me aventuré por sus páginas.


Si he de ser sincera, he llorado a moco tendido con la dichosa historia... si hasta parecía que la que se había quedado viuda era yo, pero bueno, eso es fácilmente explicable, que soy de lágrima muy fácil. En sí, la historia es bonita, pero el estilo de Ahern me parece absolutamente edulcorado, artificioso y muchos elementos de la historia completamente irreales e inverosímiles; y con esto último no me refiero precisamente al hecho de que tu marido, recientemente fallecido, te envíe cartas durante unos diez meses, escritas antes de morir, y con el propósito de ayudarte a salir del bache emocional que su pérdida te provocaría; de hecho, creo que para mí esa es la parte más real y plausible del libro...


Pero bueno, si realmente se busca entretenimiento, este libro sirve básicamente para eso. Yo me lo he "bebido" en menos de una semana, y es que tiene una lectura rápida, con capítulos cortos, que dan sensación de avance, y además, los finales de los mismos enlazan directamente con los siguientes, pues te dejan siempre a punto para que ocurra algo crucial, y siempre te provocan las ganas de continuar leyendo. Típico best-seller, vaya. Pero poco más... dudo que dentro de un año, recuerde mucho de este libro, salvo la trama central... olvidaré nombres, datos, eventos... cuando un libro me gusta de verdad, eso nunca ocurre.


Ya sólo me queda ver la película; claro está, donde yo vivo pues como que no ha llegado aún, ni creo que llegue. Siempre nos quedará el dvd, aunque sé que esto del dvd ya suena a antiguo.


Catherine Heathcliff.


Una vez me contaron un chiste. Y, curiosamente, es del único chiste que me cuentan y que recuerdo, ya que normalmente, los olvido todos a los 5 minutos de haberlo escuchado.


Probablemente, me acuerdo de éste porque me trae muy buenos recuerdos...


"Un matrimonio de ballenas iba nadando tranquilamente por el mar, cuando de repente, le dice el marido ballena a su esposa ballena:


- ¡Hay que ver, cariño! ¡Cinco millones de personas luchando en el mundo por la supervivencia de nuestra raza, y a tí te duele la cabeza!"


Ya está. Fin.


Sí, lo sé, lo sé, lo sé...


Catherine Heathcliff.



¿Por qué perdí casi dos horas de mi vida ayer viendo esto? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?


¿Soy yo la única que piensa que Robert Downey Jr. en comedias está para que lo ahorquen? O más bien, para ahorcar al sufrido espectador, diría yo...


No sé yo si veré Tropic Thunder, que ha sido traducida al castellano después de un inmenso alarde de ingenio como Tropic Thunder. Una guerra muy perra. Vi el trailer en el cine cuando fui a ver La Momia. La tumba del emperador Dragón. Me hizo gracia el dichoso trailer... no sé si por Ben Stiller y sus caretos o por Downey Jr. autoparodiándose. No sé, no sé... igual también es que iba influenciada por el aura de tedio que me esperaba durante la proyección de la ¿película? de Rob Cohen, y cualquier cosa serviría para despertarme de mi soporífero estado. El caso es que don Downey Jr., alguien que siempre me ha caído bien (a pesar de los pesares) y he considerado un actor realmente bueno, ayer me demostró dos cosas: que en los 80 estaba empezando, obviamente, y que la comedia no es lo suyo.


Obviamente, es una opinión personal... igual luego me tengo que comer mis palabras...


Ya veremos.
Catherine Heathcliff.

Anoche tuve el placer de ver por primera vez El velo pintado. Y digo por primera vez porque es muy probable que haya una segunda. Cuando supe que la pasaban por televisión, comprendí que debería pararme a verla, a degustarla, a paladearla. Y es que era una película que desde el momento de su estreno quise ver, pero por desgracia, el cine donde yo vivo no es algo habitual, sino más bien un lujo. No es por lo caro, ni mucho menos; de hecho, es la ciudad de España (y recalco lo de ciudad) en la que el cine vale más barato. Pero ni por esas; no pasamos de proyecciones cutres... y películas como El velo pintado es prácticamente imposible que aparezcan por nuestras pantallas. Pero bueno, siempre queda el dvd... o la televisión por cable.

Antes de ver una película suelo leer críticas antes; lo sé, lo sé, no merece la pena, pero no sé, quizás parece que, en mi fuero interno, si leo una crítica, veré con una predisposición diferente la película. El caso es que con esta no hice una excepción, y las críticas que me encontré navegando por la red no fueron muy halagüeñas; sí, casi todas destacaban la maravillosa fotografía y las interpretaciones de los actores principales, destacando la de Edward Norton (una obviedad, sin duda), pero casi ninguna le daba una opinión favorable; la mayoría coincidía en dos cosas: aburrida y con exceso de metraje. Mal empezamos, me dije. Pero, como me gustan los retos, allá que me aventuré por los confines de la China más profunda. Y fue un viaje sorprendente y realmente fascinante.

El velo pintado está basada en una novela homónima de William Somerset Maugham, escritor britántico, que desarrolló su labor literaria, principalmente, en la primera mitad del siglo XX. Empezamos bien, claro; todo lo que huela a novela inglesa, ya sea contemporánea o clásica, es santo de mi devoción. Aunque prefiera un buen libro, muy de cerca le sigue una buena película, y si ambas se relacionan, mucho mejor. No soy de esas personas que denostan una adaptación cinematográfica que se aleja de su novela; siempre he dicho que quien quiera disfrutar de la novela, que la lea, y que quien quiera pasarlo bien con una película, que la vea; tan sencillo como eso; hay que saber diferenciar entre una cosa y otra, y si se tiene la suerte, como es mi constumbre, de disfrutar tanto de la novela como de la película, tanto mejor, pues tanto mi lado lector como mi lado espectador intentan siempre destacar lo bueno y lo malo de una cosa y de otra, con el fin de hallar un equilibrio (semi)perfecto.

China, 1925. Kitty (Naomi Watts) es una atractiva joven de la alta sociedad británica que tiene todo lo que podía desear. No obstante, la felicidad completa no existe, y deseosa de huir de su autoritaria madre, acepta la propuesta de matrimonio de Walter Fane (Edward Norton), un bacteriólogo y médico apocado y tímido, que cae rendido a sus pies. El joven y atípico matrimonio marcha a China, lugar bajo la sempiterna "supervisión" del imperio británico, pues Walter desempeña su labor profesional allí. Obviamente, esta vida monótona de esposa abnegada junto a un hombre al que no ama (más bien desprecia) lleva a Kitty a caer en brazos de Charlie Townsend (Liev Shreiber), cónsul británico en Shangai, una suerte de don Juan que, entre política y política, seduce a damas de la alta clase... y otras de no tan alta. Quiere el destino (y la sagacidad de Walter) que Kitty sea descubierta en flagrante adulterio por su marido; éste, deseoso de venganza, la obliga a seguirla al corazón de la China más profunda y mísera, pues sus servicios como médico han sido reclamados por una aldea que sufre sin cesar brotes de cólera constantes. Ese viaje y esa dura existencia en mitad de la selva, que en principio fue planeado por Walter para vengarse de la traición de una esposa a la que amaba sinceramente, aunque a su modo, se convertirá en un giro radical en sus vidas y, especialmente, en su relación, llegando a encontrar un amor realmente sincero que Walter creía extinto, y Kitty imposible de hallar en alguien como su marido.

Personalmente, disfruté muchísimo viendo esta película, y discrepando de las críticas leídas, no me pareció ni larga ni aburrida, todo lo contrario. Por supuesto, la fotografía es impresionante, y la banda sonora, galardonada con un Globo de Oro, es la nota perfecta al metraje. Las interpretaciones de los actores principales son correctas; Naomi Watts nunca ha sido santo de mi devoción, pero he de decir que en esta película lo hace bastante bien. Edward Norton es historia aparte; cualquier cosa que haga será perfecta. Yo creo que podría aparecer subido en una caja, con un saco atado con una cuerda alrededor de la cintura, un embudo en la cabeza, y declamando el monólogo del acto final de Doctor Faustus de Christopher Marlowe, que haría una obra maestra. Me encanta este hombre. Para mí, es uno de los mejores actores vivos que existen, como, aunque sean de diferentes generaciones y ejemplos bastante dispares, Al Pacino, Daniel Day-Lewis, Robert de Niro, Christian Bale, Paul Newman o Dustin Hoffman. Sí que es cierto que noté muy poquita química entre Norton y Watts... no sé, quizás es porque me hacía mucha gracia que el amante de Watts en la ficción lo fuera también en la realidad, pues en esta película comenzó su relación con Liev Shreiber, que dura hasta día de hoy, con un hijo en común y otro en camino.

Mi(s) escena(s) favorita(s):

1. Walter le dice a Kitty, después de haber descubierto que ésta le era infiel, que reclaman sus servicios como médico en una aldea recóndita de China. Ella le dice que debe haber un error, pues él no es médico, sino bacteriólogo. Craso error, le dice su marido, pues es ambas cosas. Son marido y mujer... y desconocen los datos esenciales del uno y del otro. La cara de triunfo de Walter sobre su esposa no tiene precio.

2. La noche de bodas de Kitty y Walter y la noche del reencuentro de su amor en el corazón de la China más salvaje. Diferencias abismales entre la pasión de una y de otra.

3. La madre superiora del convento en el que Kitty trabaja como voluntaria en la aldea le dice a ésta que una vez se había enamorado, a los 17 años, y de Dios. Era un amor que la consumía, y por eso decidió ser monja. Con el paso de los años, su relación con "su amante" cambió, pues Dios la ignoraba y ella languidecía de amor. En ese momento, y en el ocaso de sus días, la relación con su amante divino era de mutua indiferencia.

4. Kitty, rota de dolor y llena de desesperación, se niega a que guarden los instrumentos de trabajo de su esposo, casi al final de la proyección. Preciosa escena... y triste.

En cualquier caso, personalmente recomiendo esta película; sí que es cierto que es un tipo de film que llegará a un determinado tipo de público, no a todos, pero hay que reconocer que es una producción impecable. Merece la pena.

Catherine Heathcliff.

Después de todo...

... los voy a echar de menos una barbaridad... hay de todo, como en todas partes, y había días en los que me replanteaba seriamente el por qué había decidido dedicarme a esto, pero otros me han dejando una huella realmente bonita, y los voy a echar de menos, a pesar de todo...


Esta tarde, me he puesto a recordar las últimas redacciones que corregí para el final de curso, cuando ya dábamos el último empujoncito al agonizante curso académico. Me acordaba de una en concreto, una redacción estupenda, muy bien escrita y realmente larga. Al final del folio, casi escondido, vi este mensaje escrito en un perfecto inglés:


"This is my last job for you. I hope to see you soon, all the best in the future. Best regards. _ _ _ _ _ . Thank you for being different, for being special, for being only you."


Quizá, y dado ya que han pasado casi dos meses, no debería darle más importancia, pero sinceramente, el detalle me encantó, y ha hecho que el sabor agridulce que quedaba en cierto modo durante las últimas semanas, desapareciera.


Porque también me encontré otros mensajes:


"Enjoy the summer!". Gracias, _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ .


"I hope you like this". Sure, _ _ _ _, me ha gustado mucho su trabajo.


"Sorry, I am not inspired today..." . Gracias por la información, _ _ _ _ _, eso explicaba muchas cosas.


La verdad es que me alegraron el día. y la tarde de hoy, por extensión. Prometido. Palabra.



Y... calentando motores para el próximo curso... inminente ya.


Catherine Heathcliff.

... That You Love

"It is but a shadow and a thought that you love. I cannot give you what you seek."



The Lord of the Rings: The Return of the King (2003), Peter Jackson


Catherine Heathcliff

The heart dies a slow death, shedding each hope like leaves. Until one day there are none...




Memoirs of a Geisha (2005), Rob Marshall



Catherine Heathcliff
.

Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio