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Y al fin, sucedió


Sucedió lo que sus temores presagiaban desde hacía tiempo.


El hastío ha devorado su ensueño. La indiferencia ha brindado su postrero abrazo al corazón anhelante, el órgano que antaño languidecía de pasión.


Tanto se había acostumbrado a la dulce ambrosía vertida en sus oídos y en sus ojos, anhelada en silencio durante demasiado tiempo.


Efímero y embriagador néctar, ¿qué has hecho de ella? Probó el elixir de vida de sus seductores labios; el calor pobló sus miembros, su antaño pétreo corazón, inundándolo de vida... de necesidad desesperada de darle todo el amor que rebosaba en el interior de su virginal pecho. ¿Cómo fue posible, se preguntaba, albergar semejante sentimiento y no perecer jamás, desbordada? No se había dado cuenta, hasta ese momento, que podía morir de amor... deceso tan placentero...


Como si de un brusco despertar se tratara, ella debe abrir los reticentes ojos a la parca y tenue luz de un amanecer que se le antoja nebuloso y oscuro.


Ese amanecer decrépito y ese sentimiento de pérdida la acompañará durante toda su existencia, rememorando el flujo carmesí que una vez se posó en sus labios y que paladeó con cuidado, de tan frágil, temerosa de no saborearlo más...


...no se equivocó.


Y tú, mi niña, debes escuchar el constante palpitar de tu corazón.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Damned & Divine, de Tarja Turunen (My Winter Storm).

Oscars 2009


Estas son las nominaciones para los Oscar 2009, que se celebarán, Dios mediante, el día 22 del presente mes:


- Mejor película: El curioso caso de Benjamin Button, Frost contra Nixon, Slumdog Millionaire, Milk, El lector.

- Mejor actor: Richard Jenkins (The Visitor), Brad Pitt (El curioso caso de Benjamin Button), Frank Langella (Frost contra Nixon), Sean Penn (Milk), Mickey Rourke (El luchador).

- Mejor actriz: Kate Winslet (El lector), Anne Hathaway (La boda de Rachel), Angelina Jolie (El intercambio), Meryl Streep (La duda), Melissa Leo (Frozen River).

- Mejor actor de reparto: Josh Brolin (Milk), Robert Downey Jr. (Tropic Thunder), Philip Seymour Hoffman (La duda), Heath Ledger (El caballero oscuro), Michael Shannon (Revolutionary Road).

- Mejor actriz de reparto: Amy Adams (La duda), Penelope Cruz (Vicky Cristina Barcelona), Viola Davis (La duda), Taraji P. Henson (El curioso caso de Benjamin Button), Marisa Tomei (El luchador).

- Mejor director: David Fincher (El curioso caso de Benjamin Button), Ron Howard (Frost contra Nixon), Gus Van Sant (Milk), Stephen Daldry (The Reader), Danny Boyle (Slumdog Millionaire).

- Mejor Película Extranjera: The Baader Meinhof Complex, Alemania; The Class, Francia; Departures, Japón; Revanche, Austria; Waltz With Bashir, Israel.

- Mejor guión adaptado: Eric Roth y Robin Swicord (El curioso caso de Benjamin Button), John Patrick Shanley (La duda), Peter Morgan (Frost contra Nixon), David Hare (El lector), Simon Beaufoy (Slumdog Millionaire).

- Mejor guión original: Courtney Hunt (Frozen River), Mike Leigh (Happy-Go-Lucky), Martin McDonagh (Escondidos en Brujas), Dustin Lance Black (Milk), Andrew Stanton, Jim Reardon y Pete Docter (WALL-E).

- Mejor película animada: Bolt, Kung Fu Panda, WALL-E.

- Mejor dirección artística: El intercambio, El curioso caso de Benjamin Button, El caballero oscruro, La duquesa, Revolutionary Road.

- Mejor Fotografía: El intercambio, El curioso caso de Benjamin Button, El caballero oscuro, El lector, Slumdog Millionaire.

- Mejor Mezcla de Sonido: El curioso caso de Benjamin Button, El caballero oscuro, Slumdog Millionaire, WALL-E, Wanted.

- Mejor Edición de Sonido: El caballero oscuro, Iron Man, Slumdog Millionaire, Iron Man, WALL-E, Wanted.

- Mejor música original: El curioso caso de Benjamin Button, de Alexandre Desplat; Resistencia, de James Newton Howard; Milk, de Danny Elfman; Slumdog Millionaire, de A.R. Rahman; WALL-E, de Thomas Newman.

- Mejor canción: Down to Earth, de WALL-E, por Peter Gabriel y Thomas Newman; Jai Ho, de Slumdog Millionaire, por A.R. Rahman y Gulzar; O Saya, de Slumdog Millionaire, por A.R. Rahman y Maya Arulpragasam.

- Mejor Vestuario:
Australia, El curioso caso de Benjamin Button, La Duquesa, Milk, Revolutionary Road.

- Mejor Largometraje Documental:
The Betrayal (Nerakhoon), Encounters at the End of the World, The Garden, Man on Wire, Trouble the Water.

- Mejor Cortometraje Documental: The Conscience of Nhem En, The Final Inch, Smile Pinki, The Witness - From the Balcony of Room 306.

- Mejor Edición: El curioso caso de of Benjamin Button, El caballero oscuro, Frost contra Nixon, Milk, Slumdog Millionaire.

- Mejor Maquillaje: El curioso caso de Benjamin Button, El caballero oscuro, Hellboy II: el ejército dorado.

- Mejor Cortometraje Animado: La Maison en Petits Cubes, Lavatory - Lovestory, Oktapodi, Presto, This Way Up.

- Mejor Cortometraje:
Auf der Strecke (On the Line), Manon on the Asphalt, New Boy, The Pig, Spielzeugland (Toyland).

- Mejores Efectos Visuales: El curioso caso de Benjamin Button, Iron Man, El caballero oscuro.


Como se suele decir, alea jacta est. Desde luego, yo tengo mi particular quiniela; me gustaría mucho que El curioso caso de Benjamin Button fuese la gran vencedora de la noche, no sólo por atesorar el mayor número de candidaturas, sino porque se lo merece, sobre todo, en el apartado de "mejor película", "mejor director" y "mejor maquillaje". Pienso que Brad Pitt se merece igualmente el premio al mejor actor, pero Frank Langella, Sean Penn, y sobre todo, Mikey Rourke son pesos pesados, pesadísimos. Kate Winslet debería ganarlo de una vez, porque es una gran actriz con una carrera intachable, y como mejor actriz de reparto me gustaría llevarme la sorpresa de que Amy Adams o Taraji P. Henson han sido las agraciadas; del producto patrio nominado a esa categoría prefiero no pronunciarme. No quiero que Heath Ledger se lleve el premio al mejor actor de reparto; no quiero, no. Su trabajo en El caballero oscuro es impecable, pero creo que si lo gana -y algo me dice que así será- el premio obedecerá más al lado morboso de su tragedia que a su interpretación; además, no entiendo los Oscars póstumos. Lo siento, pero no. Josh Brolin, empero, es una buena alternativa. Y, por supuesto, me gustaría mucho escuchar que David Fincher ha sido el agraciado por su trabajo como director, pero me da en la nariz que en lugar de David escucharemos Danny -de Danny Boyle, claro-. Y una gran sorpresa para mí ha sido comprobar que la banda sonora original de Resistencia está nominada; genial y merecidísima nominación, sin duda. Es una partitura excelente, y ojalá, ojalá, ojalá sea la ganadora, aunque la cosa está difícil...


Muchísima suerte a todos los nominados. Me muero de ganas de ver a Hugh Jackman como maestro de ceremonias, seguro que hará un gran trabajo, como genial artista que es.


... Y languidezco de ganas de ver a Daniel Day-Lewis dar el premio a la mejor actriz (a Kate Winslet, por supuesto).


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Raindrops Keep Falling on My Head, de B.J. Thomas.


Gran película, con todas las letras. No puedo decir otra cosa distinta al comienzo de esta entrada. Mi alocada cabeza es incapaz de recordar otros ejemplos más o menos claros en los que una película tocó con mano punzante cada fibra de mi ser en todas y cada una de las escenas. Ésta lo consiguió, y entró a formar parte desde el momento en que la vi de mi particular lista de films imprescindibles.


Sinopsis: basada en hechos reales, Mi pie izquierdo narra la inspiradora vida del escritor irlandés Christy Brown, que padecía una severa parálisis cerebral que le imposibilitaba la movilidad de todo su cuerpo, excepto su pie izquierdo. Infravalorado por sus trabas físicas desde el momento en que nació, su tenacidad derrocó todas las barreras que impedían su integración en la sociedad, convirtiéndose así en un gran artista, aclamado y reputado escritor y pintor. Todo un conmovedor ejemplo de superación y lucha por conseguir nuestras metas y desafiar a lo imposible por ello.


Primera colaboración cinematográfica entre el director irlandés Jim Sheridan y el británico-irlandés Daniel Day-Lewis, que tantas satisfacciones mutuas les han reportado a ambos, como se vería más tarde en En el nombre del padre (In the Name of the Father, 1993) y en The Boxer (1997). Primera colaboración, en efecto, y magistral. Una preciosa película que mantiene al espectador aferrado a su sillón, esperando no sólo la aparición del principal protagonista, Christy Brown, sino también la de su numerosa familia, en especial, su madre. Una familia unida hasta los extremos, que jamás dejó que apoyar y alentar a Christy en su complicada empresa y en su constante afán de superación. Amor de hermanos, que incondicionalmente trataban a Christy como un igual; amor de padre, tardío, pero no por ello menos sincero; amor de hijo, que hizo que Christy diera a su madre hasta el último penique de lo que ganaba con su arte; amor de madre, sobre todo, el amor más puro y sincero que exista en este mundo.


Gran película y grandes interpretaciones. Brenda Fricker, en el papel de la señora Brown, ganó el Óscar por su trabajo en esta película. Merecida estatuilla, sin duda, pues la inmensa devoción que la señora Brown profesaba a su hijo sólo es equiparable con la que Christy devolvía hacia ella. Una comunión perfecta entre madre e hijo. Daniel Day-Lewis está… pido disculpas de antemano, pero soy completamente incapaz de encontrarle una sola traba a su interpretación. Es magistral y digna de estudio detallado, pues pienso que es imposible desasociar la imagen del personaje y la del actor; el actor se convirtió en el personaje, sin duda, y si bien es cierto que esa es una de las críticas que más suelen hacer al trabajo de Daniel, también es verdad que es la esencia de su labor, la razón de por qué gusta tanto, y por qué me gusta a mí tanto. Su interpretación de Christy Brown le reportaría su primer Óscar, hazaña que repetiría en 2008 por su papel en Pozos de ambición (There Will Be Blood, 2007). Estas dos películas y los dos Óscar que le reportaron me lleva a pensar que Daniel Day-Lewis no morirá sin tener en su casa otra estatuilla dorada…


Mi pie izquierdo es una película que habla de la superación de un ser humano, de la capacidad ilimitada que la constancia acarrea. Pero, sobre todo, es una película sobre el amor… Christy amaba con locura, amaba la vida, y amaba todo el amor que podía dar, así que lo único que pidió fue una oportunidad. Lo demostró con creces. Como él diría:


“Fuck all love that is not 100 percent commitment!”


Lo que estoy escuchando: River Flows in You, de Yiruma.

La figura de terracota




Lúmina se hallaba recostada en una esquina de su pequeña habitación, la espalda apoyada contra la fría pared, sus rodillas flexionadas junto a su pecho, la cabeza gacha enterrada entre ellas.

Sus peores enemigos habían regresado para visitarla: sus pensamientos.

Y pensaba… y pensaba…

Pensaba en su figura de terracota.

Habían transcurrido años en los que Lúmina había modelado su figura de terracota, paciente y lentamente, con sus delicadas manos de largos dedos. Había aguardado a que estuviera bien hecha, con cada ínfimo detalle incluido, presente. Quería que fuera perfecta.

Su paciencia ilimitada le prodigó las caricias necesarias cuando sintió desfallecer su extraña empresa. "¿Por qué lo haces, Lúmina? ¿Por qué tanto esmero? ¿Estás segura, Lúmina?"

Por supuesto que lo estaba… era su anhelo más deseado, por lo que había languidecido desde hacía años, y había aguardado en la sombra y en silencio cada error, cada fino rasgo de la figura de terracota que no aparecía modelado tal y como ella había esperado… a veces, muy pocas, parecía que la definición de una traza rayana en la perfección era inminente, pero se equivocaba finalmente. Ilusiones vanas, nada más.

Lúmina había perdido la esperanza.

Pero, de repente, un día cualquiera, sin que Lúmina lo esperara, consiguió terminar la figura de terracota. Era lo más hermoso que jamás había visto… estaba completamente subyugada. Y la recién nacida figura de terracota le devolvía la mirada tras sus fríos ojos de inexpresiva perfección, ventanas al mundo que a Lúmina le parecían de una belleza infinita.

La figura, de tan perfecta, cobró vida.

Lúmina, maravillada y casi sin creérselo, se dejó acunar por la dulce ensoñación que la perfección le ofrecía… y la figura lo sabía, era consciente de la idolatría velada y latente que la joven le profesaba, la intensa y perenne admiración. Lo sabía, lo sentía… y la figura le devolvió explícitas ensoñaciones equiparables a la devoción que Lúmina experimentaba en su pecho…

Lúmina se abandonó a esa agradable contemplación, una sensación flotante inundaba sus miembros, y una calidez hasta entonces desconocida hacía que hasta el más recóndito rincón de su ser, guarecido durante tanto tiempo por su celoso seno, entrara en calor de manera constante e intensa. Lúmina perecía de felicidad…

Sin embargo, la figura de terracota, desbordante de vida, prefería las luces de neón multicolores. Se dejaba llevar por la voluptuosidad de esas formas luminosas, por la seducción que las sensuales ondas de vívidos colores proyectaban en su insultante perfección…

… y obvió la propia luz de Lúmina, un destello discreto, carente de excesos, pero de un blanco intenso y puro. Era un resplandor que Lúmina concebía como insignificante, comparada con las luces de neón que tanto parecían subyugar a la figura de terracota.

Muchas veces, en la soledad de sus noches, Lúmina deseaba poseer una luz igualmente sensual, como las de neón, y sentir la enloquecida e inagotable pasión de la figura de terracota. Pero, al alba, Lúmina comprendía que no sería posible… jamás.

Lúmina alzó su rostro y contempló la penumbra de la sala.

Lacerantes lágrimas amenazaban con salir de sus enrojecidos e insomnes ojos.

"¿Por qué, mi figura? ¿Acaso no ves mi blanquecina luz, tan paupérrima, pero tan llena de amor y devoción hacia ti? Ninguna de las cautivadoras luces enloquecedoras podrán ver en tu interior de la manera en la que yo lo llevo haciendo desde hace años… nadie contemplará con deleite tu absoluta perfección, y te prodigará sempiternas caricias con la misma pasión y ternura que las mías. Mi luz se tornará cegadora a tu lado, pues todo mi ser es tuyo. Lo fue, lo es y lo será siempre".

Y, recostada en una esquina de su pequeña habitación, la espalda apoyada contra la fría pared, sus rodillas flexionadas junto a su pecho, la cabeza gacha enterrada entre ellas, Lúmina fue plenamente consciente de una realidad dolorosa y punzante.

Esperaría siempre a la figura de terracota. Siempre. Siempre. Siempre.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Sing for Me, de Tarja Turunen (My Winter Storm).


Ayer fui al cine a ver la película de la que todo el mundo habla: El curioso caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button), de David Fincher. Confieso que iba con las expectativas francamente altas, así que acudía temerosa a que no se cumpliesen y la película me resultase al final un gran chasco... pero no fue así.


Sinopsis: adaptación cinematográfica de la historia que en los años veinte del siglo pasado escribió F. Scott Fitzgerald, El curioso caso de Benjamin Button narra la historia de un hombre que nace con más de ochenta años y va rejuveneciendo con el tiempo, el proceso inverso a cualquier mortal, pero un hombre que, al fin y al cabo, no puede parar el tiempo. Desde la Nueva Orleans de finales de la I Guerra Mundial hasta el siglo XXI, con el huracán Katrina amenazando a la ecléctica ciudad, Benjamin nos guía por su periplo existencial, un viaje inusual. Esta es la gran historia de un hombre extraordinario y corriente a la vez, y la gente que va cruzándose con él por el camino que es su odisea vital, sus amores -sobre todo, Daisy-, que encuentra y que pierde, las alegrías de la vida y la tristeza de la muerte, de la que ninguno de nosotros escaparemos.


Es difícil hoy en día toparse con una película tan cargada de simbolismos constantes como lo es ésta. La historia, contada a través de los ojos -y del diario- de Benjamin, está llena de pequeños detalles, de ínfimas historias que van entretejiéndose en el curioso devenir existencial del protagonista. Personajes varios, cada uno con su propia historia, esbozan su vida involuntariamente, pues Benjamin lo hace por ellos, sin ser conscientes. Benjamin, al poseer tan curioso fenómeno, toma de la mano al espectador y le muestra con detalle trazas, características, hechos tan aparentemente nimios de la existencia de las diversas personas con las que se cruza en vida para demostrar al público que lo importante está en los pequeños detalles, que la felicidad puede hallarse en, por ejemplo, el vuelo de un colibrí, el suave tacto de las teclas de un piano, en un té caliente sin reposar lo suficiente, en contemplar un amanecer... o quizá en los sueños felices de tranquilidad sin ambiciones, sin necesidad de grandes empresas... en la satisfacción personal de un reto cumplido, o de un trabajo bien hecho... en el amor velado y latente hacia la patria de una persona... en los deseos frustrados, pero canalizados hacia otras proyecciones igualmente satisfactorias... en el amor de madre, el más puro y sincero que pueda existir... en el AMOR, con mayúsculas, ese amor que desafía el tiempo, la edad, las trabas físicas; ese sentimiento abrasador que concede la entereza suficiente a una persona para soportar la decadencia del ser amado, y aún así, seguir amándolo con toda la fuerza de la que dispone un ser humano...


Brad Pitt protagoniza el que es, para mí, el mejor papel de su carrera hasta ahora. Se merece el Óscar, sin duda, si bien es cierto que me gustaba más interpretativamente Pitt como Benjamin en los primeros años de su vida -es decir, envejecido-. Cate Blanchett está correcta, y el elenco de secundarios, con Taraji P. Henson, Jared Harris, Jason Flemyng o Julia Ormond acompañan a un Pitt excepcional, orquestados por la siempre elegante batuta de David Fincher, que se perfila, sin duda, como uno de los mejores directores de la historia.


El curioso caso de Benjamin Button es un cuento, un cuento de hadas irreal e inverosímil, uno delicioso y amargo a la vez, que nos recuerda la futilidad de nuestras vidas y que el tiempo es y será siempre nuestro eterno enemigo.


Gran película; corre el peligro de comenzar a ser considerada una obra maestra. Y con razón.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: I've Been Loving You Too Long, de Otis Redding.

Me aterra

Me aterran muchas cosas; demasiadas, diría yo.


Me aterran las pesadillas nocturnas, cuando hacen acto de presencia; de un tiempo a esta parte, tienen la desagradable tendencia a ser muy frecuentes.


Me aterra la oscuridad, no saber qué se esconde entre las sombras, y sobre todo, me sobrecoge la idea de hundirme en ellas sin remedio.


Me aterra la incertidumbre, no saber qué va a ocurrir, ser incapaz de discernir qué es lo que va a ser de mí.


Me aterra estar lejos de los míos, de los que quiero, de aquellos que deseo fervientemente que sean parte de mí; de mi vida...


Me aterra la soledad, abrir un día los ojos de par en par y encontrarme una luz radiantemente hermosa, cegadora... pero nadie con quien compartir ese éxtasis luminoso.


Me aterra no estar a la altura de las expectativas...


Me aterra entregar mi alma por completo, la idealización de mi sentimiento, mi enfermiza y patológica tendencia al romanticismo, mi miedo al sufrimiento.


Me aterra esta agradable sensación flotante que recorre cada poro de mi piel... no quiero que desaparezca, y deseo con todas mis fuerzas un final feliz.


Me aterran, sobre todo, los silencios.


Catherine Heathcliff.




Lo que estoy escuchando: Nights in White Satin, de The Moody Blues.

Valkiria (Valkyrie, 2008), de Bryan Singer


Madrugada del sábado al domingo. No puedo dormir. A decir verdad, llevo toda la noche sin dormir, tan sólo sumida en un extraño sopor que no logro hacer que desaparezca. Debía escribir la crítica de la película que vi en el cine el viernes por la tarde, Valkiria (Valkyria)... sí, eso haré, porque no me gusta perder el tiempo, ni siquiera por un insomnio involuntario, como es el caso.


Sinopsis: el coronel alemán Claus von Stauffenberg (Tom Cruise) interpreta a un oficial alemán que lideró un infructuoso y heroico intento de derrocar al régimen nazi y acabar con la guerra colocando una bomba en el búnker de Hitler en 1944. Gravemente herido en combate, con una mano, varios dedos y un ojo amputados, el Coronel Claus von Stauffenberg vuelve de África para unirse a la resistencia alemana, y ayuda a organizar la Operación Valkiria, el complejo plan para que un gobierno en la sombra reemplazara al de Hitler una vez que éste hubiera muerto. Una misión prácticamente suicida, pues el coronel no sólo debe liderar el golpe y reestructurar el gobierno de su país: también debe matar al propio Hitler.


Esta era una película que llevaba queriendo ver desde hacía tiempo. No en vano y pese a quien pese, Tom Cruise como actor me gusta bastante, y lo tengo en alta estima; prácticamente veo casi todo hecho por él de un tiempo a esta parte, y este film no iba a ser menos. Sin embargo, como suele pasar, son muchas las expectativas... y es que Valkiria me gustó, sí, pero no me entusiasmó, como sí esperaba. El propio viernes escuché de boca de otra persona que la película está bastante bien, y en efecto, es así, pero que se encuentra en cierto modo deslucida por el hecho de que el espectador ya conoce el final, y no puedo más que coincidir; es como si durante toda la proyección yo hubiese estado esperando a que el infeliz desenlace tuviera lugar, y prácticamente estuve más pendiente a la espera de ese momento que otra cosa, y a pesar de contar con dos horas de metraje, a ratos a mí me resultó tremendamente pesada.


He de reconocer, empero, que la película es impecable. Bryan Singer ha hecho muy bien su trabajo, definitivamente. Las interpretaciones son magníficas, con secundarios de la talla de Terence Stamp, Tom Wilkinson o Tom Hollander, pero sobre todo, destaco el brillante trabajo del británico David Bamber, el responsable de la delicada tarea de interpretar a Adolf Hitler en las escasas, pero intensas, escenas en las que el führer hacía acto de presencia. Su particular visión de Hitler me sobrecogió, todo hay que decirlo... es fría, con una maquiavélica y artificial calma, que parece preceder en todo momento a la tempestad... a mí me tenía prácticamente sobrecogida en mi butaca, y esperaba que en cualquier momento, esa gélida y calculadora tranquilidad se rompiera y diera paso a toda la crueldad que su propia frustrante insignificancia preludiaban.


Sin duda, es una película para reflexionar... no todos eran iguales. Había unos pocos que repudiaban el cruel gobierno del despiadado Hitler, y se opusieron a él fervientemente, aun a riesgo de perder sus propias vidas, como así fue... ¿mereció la pena el riesgo corrido y el fatal desenlace? Que cada uno opine lo que quiera; yo, por lo pronto, me gusta absorberme en el prometedor pensamiento de "¿qué hubiese pasado si...?"


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: La cabalgata de las Valkirias, de Richard Wagner.

Conflicto (The Struggle), de L. J. Smith


"No podía arriesgarse... Si ella, que amaba a Stefan, había estado dispuesta a huir gritando de su lado, ¿qué harían los demás? Y luego estaba el asesinato del señor Tanner. ¿Podrían creer en su inocencia? ¿O en lo más profundo de sus corazones sospecharían siempre de él?"


Crónicas vampíricas es la historia de dos hermanos vampiros y de la hermosa muchacha que debe elegir entre ellos.


Hace un par de días terminé la lectura del segundo volumen de las Crónicas Vampíricas de L. J. Smith: Conflicto (The Struggle). Una de las cosas que más odio en esta vida es tener que retractarme de algo que alguna vez he dicho con pleno convencimiento; no obstante, cuando la circunstancia se presenta, lo reconozco. Esta es una de ellas. Cuando escribí mi particular -y personal- visión sobre el primer volumen de esta saga afirmé que era entretenimiento puro y duro. Bien, es así, pero he de reconocer también que es una aproximación interesante al género de literatura vampírica, una acercamiento descarademente teen, como lo es la saga Crepúsculo, pero con una salvedad, que yo como lectora aprecio notablemente: los vampiros ideados por Smith están más próximos al clásico decimonónico que los creados por Meyer; estas criaturas, de los que Smith es la madre, tienen colmillos afilados que laceran la delicada piel del cuello de sus víctimas, la luz del sol les es perjudicial sin las debidas medidas preventivas, y las estacas de madera siguen siendo sus eternas enemigas. Es agradable, pues, apreciar que el clasicismo y la tradición vampírica se aúnan en esta saga que transurre en tiempos modernos, como una suerte de revitalización u otra vuelta de tuerca al género, un viento fresco que es de agradecer.


Una vez le comenté a Margot -que tiene un blog estupendo y muy completo sobre Crepúsculo- y a Caroline que el sentimiento de estar completamente enganchada a la lecutra me ocurrió especialmente con la saga de Meyer, y no con la de Smith... retiro lo dicho. Al comenzar la lectura de Conflicto caí sin remisión en las redes de Stefan y Damon -más de este último que del primero- y me confieso completamente enganchada. No sólo eso, sino que me reafirmo en el hecho de que esta saga está mucho mejor escrita, y el argumento es claro, directo y conciso, con una ausencia total de páginas innecesarias. Además, vuelvo a mencionar lo que ya dije con anterioridad, y es que esta saga parece más afín a un público de mayor edad, por lo menos, así es como yo la veo como lectora que ha leído el producto de Meyer y de Smith.


No obstante, las comparaciones son odiosas, y si bien encontré numerosas similitudes con el primer libro, no me ocurrió así con el segundo. Recomiendo, pues, que los que se aventuren a leer las dos sagas lo hagan con mentalidad abierta y sean capaces de apreciar cada una por separado, para después decidir.


Yo, definitivamente, ya he hecho mi particular elección...


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Tremble for my Beloved, de Collective Soul (Twilight Original Soundtrack).

Despertar (The Awakening), de L. J. Smith


"'Es hora, Stefan'", pensó Elena. Y, con suma delicadeza, atrajo de nuevo la boca del muchacho hacia abajo, en esa ocasión hacia su garganta".


En la Italia renacentista, los hermanos Stefan y Damon Salvatore se enfrentaron por el amor de una joven. Siglos más tarde, volverán a hacerlo por Elena Gilbert, una de sus compañeras de instituto, que desconoce su verdadera identidad.


Por fin pude terminar de leer un libro que me tenía francamente intrigada: Despertar (The Awakening), de la autora estadounidense L. J. Smith. Primer volumen de la saga Crónicas Vampíricas -que nada tienen que ver con las de Anne Rice-, Despertar es la antesala de Conflicto (The Struggle), Furia (The Fury) y The Dark Reunion (Invocación), este último aún sin publicar en España, aunque es inminente; según la autora desde su propia página web, hay un quinto volumen, Damon, aún inédito en nuestro país. La verdad es que Despertar como lectura ligera para antes de dormir es estupendo, porque al igual que la saga de Meyer, este libro es puro entretenimiento sin más pretensiones, pero con dos diferencias: Smith no se anda con rodeos innecesarios -al contrario que Meyer-, va directa al meollo de la cuestión, lo que hace que se tenga la sensación de constante avance en la lectura; y, sobre todo, el estilo de Smith es muchísimo más rico que el de Meyer. Despertar está bastante mejor escrito que cualquiera de los libros de Crepúsculo, y pido disculpas de antemano, pero es una realidad. Puede gustar más o menos, ahí yo ya no entro, pero desde luego, en lo que a estilo se refiere, se ve a legua que Smith se preocupaba bastante más que Meyer.


He leído en varios sitios de internet que Meyer se inspiró directamente en las crónicas de Smith para idear su universo de vampiros Cullen en Forks. Francamente, languidecía de curiosidad ante semejante revelación; quería comprobar por mí misma que era así. Bueno, no sólo es así, sino que Crepúsculo es descaradamente parecido, pero con las justas y necesarias diferencias para que no sea igual. Bella Swan no es Elena Gilbert; esta última es increíblemente guapa y popular, pero ambas languidecen de amor por un chico incomprendido e irremediablemente irresistible: Edward Cullen y Stefan Salvatore, respectivamente, ambos, claro está, vampiros atormentados por su propia naturaleza y por el daño que pueden causar a sus amadas. Tanto Bella como Elena pertenecen a hogares desestructurados, la primera por divorcio y la segunda por repentina muerte de sus progenitores; por eso las dos sienten que su lugar está en otra parte, con otra clase de compañía... vampírica, claro. Pero bueno, sí que es cierto que echarían mucho de menos a sus amigas, Angela y Jessica en el caso de Bella, y Bonnie y Meredith en el de Elena. Y hay unos chicos -humanos, claro- que lamentarían muy mucho la elección vampírica de Bella y Elena: Mike, en el caso de la primera, y Matt, en lo que se refiere a Elena; ambos chicos sufren de amor despechado y rechazado por parte de las dos heroínas con una enfermiza tendencia y obstinación a todo lo vampírico. Pero, chicos, lo siento, así es la vida, y es que Mike, tú no estuviste ahí cuando a Bella la asaltaron un grupo de depredadores sexuales en Port Angeles, pero sí lo estuvo Edward, con su Volvo plateado, para rescatarla; y tú, Matt, tampoco estuviste cerca cuando Elena fue abordada por un peligrosamente desatado Tyler, (me acabo de dar cuenta -de acordarme, vamos- de que también hay un Tyler en Crepúsculo, el que casi mata a Bella en el primer libro, al ser incapaz de manejar su furgoneta en el hielo), pero sí Stefan, que no sólo rescató a la joven, sino que la metió con cuidado y caballerosidad en su flamante coche -que, por cierto, no sé cual es... creo que era un descapotable, o así me lo imagino yo, al menos-. Y bueno, Bella causa estragos en Jacob Black, hasta el punto de que la rivalidad creada entre Edward y Jacob por la joven amenaza con desmoronar ambas relaciones; Elena es el punto de discordia entre Stefan y su hermano Damon, que no es licántropo, sólo faltaría, pero sí que es un vampiro muchísimo más fuerte, más poderoso, y sobre todo, con más malicia que Stefan y con una ausencia total de escrúpulos. Porque, claro, Stefan es un vampiro "vegetariano", es decir, sólo se alimenta de animales -anda, mira, como Edward Cullen... qué curioso, oye- pero Damon es un vampiro, y de los malos, malísimos, de los que se alimentan sólo y exclusivamente de humanos, y además, se regodea en ello -anda, mira, como James en el primer volumen de la saga de Meyer-. Claro, la pobre Bella está hecha un lío: ¿Edward o Jacob? ¿Jacob o Edward? Y Elena no va a ser menos: ¿Stefan o Damon? ¿Damon o Stefan?


¿Coincidencias? Ni en sueños. Si dijera que la saga Crepúsculo es una copia de las Crónicas vampíricas de Smith mentiría, porque no lo es, pero es evidente que la inspiración es más que un hecho, y que sólo me he permitido la licencia de añadir los puntos en común que yo encuentro más significativos; estoy por asegurar que si ahondo más profundamente hallaría más datos en los que ambas historias convergen, pero creo que ya es suficiente, y que mi propósito al decidir escribir esta entrada está más que demostrado.


La saga de Smith se publicó en la década de los noventa. Meyer publicó el primer volumen de Crepúsculo en 2005. Las fechas hablan por sí solas. Yo, por lo pronto, si me dan a elegir, Smith sería mi particular decisión, sin duda. Hay muchísima más madurez en lo que ella escribe, y presumo que puede resultar bastante más afín a un público de mayor edad que el universo ideado por Meyer.


Pero, a fin de cuentas, no es más que mi humilde opinión.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Eyes on Fire, de Blue Foundation (Twilight Original Soundtrack).

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