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Adiós, 2009, adiós


De todos es bien sabido que cuando un año expira y otro nuevo comienza es cualidad inherente del ser humano hacer examen de conciencia e intentar analizar y comprender qué han supuesto para él/ella esos 365 días de su vida. Llevo tiempo queriendo escribir esta entrada, pero la inspiración o las dudas sobre cómo la enfocarían no aparecían por ningún lado. Bueno, la inspiración vino finalmente desde el blog de mi amiga Lui. Así que, querida Lui, desde aquí te pido persmiso para adueñarme de tu entrada y hacerla un poquito mía. Espero y deseo que no te importe...

01. ¿Qué hiciste en 2009 que no hubieras hecho nunca antes? Comenzar a vivir sola, fuera del nido, y alejada del cobijo bajo el ala de papá y mamá. Vamos, lo que viene siendo independizarse.

02. ¿Cumpliste tus propósitos de año nuevo, y harás más para el próximo año? Nunca me pongo propósitos para el nuevo año, así que no sé qué responder a esta pregunta.

03. ¿Alguien cercano a ti tuvo hijos? Sí, y fue (y es) un niño precioso.

04. ¿Alguien cercano a ti murió? Pues familiar, afortunadamente, no, pero sí que a mediados de año un vecino de mis padres decidió quitarse la vida de una manera un poco cruel. Fue difícil para todos, pues lo conocíamos desde hacía años. En fin, c'est la vie y su decisión.

05. ¿Qué países has visitado? Ninguno. Patético.

06. ¿Qué querrías tener en 2010 que no tuviste en 2009? Pues la verdad es que 2009 fue un año bastante completito en todos los sentidos, así que me guardo muy mucho de pedir nada para 2010. Virgencita, que me quede como estoy.

07. ¿Qué fecha de 2009 se te quedará grabada en tu memoria, y por qué? Tres fechas: 13 de julio, día en que me hicieron la entrevista para mi actual trabajo. 15 de julio, día en que me comunicaron la feliz noticia de que había sido seleccionada. 1 de septiembre, día en que empecé a trabajar en mi colegio.

08. ¿Cuál ha sido tu mayor logro este año? Trabajar haciendo algo que me apasiona y vivir en una de las ciudades más hermosas de la tierra.

09. ¿Cuál ha sido tu mayor fracaso? La relación que mantuve con mi ex novio. Fracaso absoluto. Dicen que de todo en esta vida se aprende; pues no es verdad, que yo de esto no aprendí nada, tan sólo a arrepentirme mientras viva.

10. ¿Has sufrido alguna enfermedad o daño físico? Pues el 6 de agosto me operaron de la enfermedad de Freiberg en el segundo dedo del pie derecho. Hoy por hoy estoy estupenda, y tacones siempre, claro. Porque yo lo valgo.

11. ¿Cuál ha sido la mejor cosa que has comprado? Mi portátil Packard Bell. ¡Más lindo!

12. ¿El comportamiento de quién mereció alabanza? El de mi madre, todos los días.

13. ¿El comportamiento de quién te decepcionó? Más que decir el "quién" es curioso que en todos los casos han sido personas de las que yo me decía "si ya me lo figuraba yo, si lo veía venir", o peor aún: de las que mi madre siempre dice "¡te lo dije!".

14. ¿A dónde fue la mayor parte de tu dinero? En lo de siempre: películas en dvd, cds, libros, ropa, zapatos, complementos y cosmética.

15. ¿Qué te hizo mucha, mucha ilusión? Una tableta de chocolate negro en el momento oportuno y de la persona adecuada.

16. ¿Qué canción te recordará siempre 2009? Todas las que yo llamo "Blacky's songs" y todas las de Coldplay.

17. Comparado con el año pasado, eres: Tristemente, más solitaria, independiente e introvertida.

18. ¿Qué quisieras haber hecho más? Ser menos pasional, que luego los palos vienen doblados y siempre por el mismo sitio. Y es que nunca los veo venir.

19. ¿Qué quisieras haber hecho menos? Haberle dedicado tiempo a personas y a cosas que no merecían la pena.

20. ¿Cómo pasarás las Navidades? Con mi familia, es decir, mis padres.

21. ¿Cómo pasarás la Noche Vieja? Ídem. Después de las uvitas, supongo que caerá alguna peli en dvd. Bueno, eso si mi sidriña no me hace recurrir urgentemente a la cama...

22. ¿Te enamoraste en 2009? Sí.

23. ¿Cuántos rollos de una noche? Ninguno, pero no sólo en 2009, siempre, que yo no soy de esas cosas. Yo soy de coroneles Brandon y no de Willoughbies.

24. ¿Cuál fue tu programa de televisión favorito? Dexter y Los Tudor. ¡Ñam, ñam!

25. ¿Odias a alguien que no odiases el año pasado? Si es que yo no puedo odiar a nadie. Mira que lo intento, oye, pero es que soy incapaz. A veces me gustaría tener más maldad.

26. ¿Cuál fue el mejor libro que leíste? Desde mi cielo, de Alice Sebold. Pero no es el mejor libro que he leído en mi vida ni por asomo.

27. ¿Cuál fue tu mejor descubrimiento musical? La gran mayoría de las que me recomienda Blackwood.

28. ¿Qué querías y obtuviste? Amigos de verdad. Un trabajo que me apasiona. Vivir y disfrutar de Sevilla.

29. ¿Qué querías y no obtuviste? Un Mini... snif, snif.

30. ¿Cuál fue tu película favorita este año? El curioso caso de Benjamin Button y Revolutionary Road.

31. ¿Qué hiciste en tu cumpleaños y cuantos cumpliste? Pues lo celebré tres veces, y las tres fueron estupendas, más que nada, porque estuve en todo momento con quien realmente quería estar. Cumplí 25, un cuarto de siglo. Olé.

32. ¿Qué única cosa hubiera hecho tu año incalculablemente más satisfactorio? No haber desperdiciado semanas, semanas y semanas llorando y lamentándome por las esquinas por algo y alguien que no merecían la pena.

33. ¿Cómo describirías tu concepto de la moda en 2009? Pues sigo el patrón Catherine Heathcliff: todo debe ir conjuntado al milímetro. Y bueno, soy rematadamente pija. Pero con cerebro, que conste.

34. ¿Qué te mantuvo en tu sano juicio? Mi nueva vida en Sevilla.

35. ¿Qué figura pública te gustó más este año? Todos los años voy a responder que Daniel Day-Lewis, Tim Burton y los cuatro miembros de Coldplay.

36. ¿Cuál ha sido tu videojuego favorito este año? Nunca he jugado con videojuegos. He crecido sin consola de ningún tipo, y creo que no me ha ido tan mal, ¿no?

37. ¿Quién ha hecho el mayor número de cameos en tus sueños este año? A saber... si mis sueños están siempre llenos de bichos y criaturas horripilantes, dignos de psicoanálisis profundo. Oye, pero nunca sueño con vampiros, con lo que me gustan. ¡Ofú!

38. ¿A quién echaste de menos? Fácil: a los que más quiero.

39. ¿Quién fue la mejor persona que conociste? Dos, y él y ella ya lo saben.

39. Dinos una valiosa lección que hayas aprendido en 2009: Ser siempre fiel a mis principios y a mi conciencia.

40. Quotea una canción que resuma tu año: Everything's Not Lost, de Coldplay.

Feliz Año. De corazón.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: New Year's Day, de U2.

Song of the week I


Una compañera de trabajo tuvo un gran detalle el día de mi cumpleaños: regalarme una agenda de 2010 de Gustav Klimt. Y a mí me encantó, porque la agenda es linda de verdad, porque me encanta que me regalen (y regalar) cosas útiles y porque Gustav Klimt es mi pintor favorito. Me encanta toda su obra, y de hecho el fondo de pantalla de mi portátil varía semanalmente, pues repasa su obra pictórica de cabo a rabo. Ahora mismo, el que tengo configurado en la pantalla de mi flamante Packard Bell es La satisfacción, una obra de arte pintada por Klimt en torno a 1905-1910.

Curiosidades de la vida, es la portada de mi agenda.

Hoy estaba entusiasmada, porque por fin he podido empezar a escribir en mi agenda nueva, mi agenda de "Con E..., a las 13 horas, en el Hospital de Santiago". Nunca suelo anotar con quién quedo ni dónde, más que nada porque no me hace falta, que mi cabeza es como un pequeño y minucioso ordenador. Pero todo obedecía a la infantil ilusión de estrenar mi agenda de Klimt. Y claro, ya aproveché que había quedado para un par de cervezas con mi amiga de la infancia para dejar constancia gráfica en mi agenda de Klimt.

Hoy pensaba que debía tomarme muy en serio mi agenda de Klimt. Como ya he dicho, soy un poco mi propio ordenador personal, así que nunca he necesitado dejar las cosas apuntadas por doquier, no suelo olvidarme de ellas, pero aún así, yo siempre he tenido mi agenda escolar al lado, aunque no escribiera nada en ella. Me gustaba refugiarme en la seguridad que da tener algo donde apuntar las cosas importantes para que no se te olvidaran, aunque eso no fuera a pasar. Esta vez presumo que será diferente; mi agenda de Klimt lo merece, así que pienso apuntar todo, hasta corazoncitos palpitantes si hace falta, como las quinceañeras.

Propósito de Año Nuevo: mi agenda de Klimt. Adecentarla y llenarla de cosas importantes, cosas que merecen la pena.

Así que, siguiendo esta premisa, me he propuesto escribir en el margen superior izquierdo la siguiente información: "Song of the Week". Self-explanatory. Es un gran dato que apunto en mi nueva agenda de Klimt.

Comienza, pues, la nueva era de la agendita de marras...

Song of the week: Full Moon, de The Ghosts.


Catherine Heathcliff.


Sinopsis: Coraline Jones es una inquieta y curiosa jovencita que descubre en su nueva casa una puerta secreta y decide abrirla. Al hacerlo y cruzar el umbral, halla una segunda versión de su vida, una vida paralela a la que ella tiene, pero aparentemente, perfeccionada: a primera vista, la realidad paralela es curiosamente parecida a su vida de verdad, aunque mucho mejor. Pero cuando su increíble y maravillosa aventura empieza a tomar un cariz peligroso y su otra madre intenta mantenerla a su lado para siempre, Coraline deberá recurrir a su determinación y coraje, a la ayuda de sus extravagantes vecinos y a un gato negro con el don del habla para salvar a sus auténticos padres, a unos niños fantasma y regresar a casa.

Todo lo que huela a Tim Burton es santo de mi devoción. Conclusión: me compré hace unos días el dvd de Los mundos de Coraline. Bueno, en realidad, me la regaló mi madre, por aquéllo de la Navidad. Aquí, la verdad sea dicha, el señor Burton tiene poco que ver, salvo la inseparable unión metafórica que mantiene con Henry Sellick, director de la cinta que nos ocupa. El motivo de esa unión es que Sellick figura como director de Pesadilla antes de Navidad (The Nightmare Before Christmas, 1993), película que aparece insociablemente unida a Tim Burton por ser el gran motor que puso en marcha uno de los mejores films de animación de todos los tiempos -si no la mejor-. A priori, podría pensarse que la magia de la historia de Jack Skelleton es producto de la bendita mano de Burton, y que en el caso de Coraline Jones se quedaría en un vano intento por parte de Sellick de igualar al gran maestro. Bueno, nada más lejos de la realidad: el resultado fue plenamente satisfactorio.

Si bien es cierto que maravillas como Pesadilla antes de Navidad o La novia cadáver (The Corpse Bride, 2005) no pueden ser comparadas con ningún producto -como diría aquél-, Los mundos de Coraline es una película de animación de las buenas. Yo disfruté como una enana viéndola y me mantuvo clavada en mi sillón durante su más de hora y media de metraje. Tiene todos los elementos "Burtonianos" que podrían interesarme: es oscura, aunque con contrastes de gran colorido antinatural, siniestra a ratos, mordaz en su humor, el villano -la villana, en este caso- da miedo de verdad, y la eterna reflexión y/o moraleja de que ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos.

Podría extenderme en la cantidad de simbología que mi "pervertida" mente vio durante la película, como por qué la bruja malvada adopta la forma de la madre de Coraline y por qué ésta encuentra en el mundo paralelo una versión de su madre engañosamente bondadosa, ajena a la de su mundo real, con la que en apariencia parece no mantener una buena relación. ¿Estamos acaso ante un complejo de Electra en toda regla? O sacando la feminista que llevo dentro -¿ah, sí? ¿Es que llevo una feminista dentro? Anda, no lo sabía- por qué el padre de Coraline en ambas versiones de los dos mundos es bastante pusilánime y calzonazos, "sometido" a las decisiones de su cónyuge. Bueno, y por qué Coraline es tan tirana con su joven vecino Wybie, si sólo quiere ayudarla. Lo cierto es que son suculentos datos que dan para más de una entrada, pero para bien o para mal, el propósito de ésta era hablar de la película como espectadora. Y no puedo más que arrojar datos positivos.

En definitiva, película de animación muy recomendable. Considero que es una pequeña joya a descubrir y mejor verla de noche con las lueces apagadas, más que nada para respetar lo lúgubre de según qué escenas y el gran colorido onírico de otras. Y otra cosa: alejémonos de una vez del eterno cliché de película de animación = película de niños. Esta no lo es, a mi jucio. Es cruda a ratos, -como el hecho de la malvada bruja tenga la desagradable costumbre de arrancar los ojos a sus víctimas y reemplazarlos por ¡botones!-, y de verdad, que la bruja es mala de narices, que no exagero. Yo vi la película con mi madre, y las dos al día siguiente desayunando coincidimos en lo mismo: de niños nada de nada. Yo tengo 25 años, pero es que mi madre tiene 57.

Claro está, hay niños... y niños.
Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Satellite Heart, de Anya Marina (New Moon Original Soundtrack).

Mañana de Navidad

Hoy es Navidad. El mundo entero lleva 365 días pensando en este día, bien porque les reporte felicidad, o tal vez todo lo contrario, pues si se está viviendo un momento difícil, este día y la Navidad al completo, en general, se transforman en un auténtico camino de espinas. Una amiga mía siempre me dice que le gustaría cerrar los ojos y abrirlos el día 7 de enero, para que la Navidad se hubiese esfumado por completo sin que se hubiese dado cuenta. Ella odia la Navidad, y a mí no es que me guste especialmente; cuando era pequeña sí, obviamente... se ve que tengo más cerca los años de bastón que los de cuna.

Dejando a un lado las felicitaciones hipócritas y los buenos deseos con el ansia de quedar bien, hay que reconocer que estos días tienen algo de mágico. Magia blanca o magia negra, no lo sé, pero indiferentes no son. Y dado que mis Navidades son íntimas y familiares y que mis felicitaciones navideñas son escasas, pero salen del corazón, he pensado que quizá esta entrada endulzaría un poquito más a los que miran estos días con acritud y también a los que rebosan terrones de azúcar edulcorados a cada paso que dan.

Sonríe.

Feliz Navidad.





Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: All I Want for Christmas, de Mariah Carey.

Amor


¿Qué es lo que nos ocurre a los seres humanos cuando nos enamoramos? Resulta curioso el hecho de que desafiamos todo lo habido y por haber por ese sentimiento. Todos los posibles impedimentos se transforman en secundarios. La separación se nos antoja dolorosa, mucho más la espiritual que la física. Y no paramos de preguntarnos qué es lo que haremos, o cómo soportaremos la distancia. Y aunque las trabas sean numerosas, a menudo estamos dispuestos a obviarlas en pos de un único sentir: el amor.

Hace falta valentía para dejar a un lado las piedras en el camino, y poco a poco, ir allanándolo para hallar al final del camino la compañía de la persona a la que amas.

...y yo me siento dolorosamente valiente.
Catherine Heathcliff.
Lo que estoy escuchando: Same Mistake, de James Blunt (All the Lost Souls).

Panic! At the School


Tengo la boca enorme, gigantesca, grandísima. Y no lo digo en el sentido literal de la palabra, que también, sino en el metafórico. Cuando hace un mes o cosa así me propusieron participar en las actividades deportivas de mi colegio que se celebran justo antes de la Navidad, al final del primer trimestre, dije que "sí" sin dudar. Vamos, Catherine, será divertido, me dije. Así que acepté con la plena seguridad que da apalabrar eventos con una distancia relativa en el tiempo: parece que ese día nunca va a llegar, así que, cuando lo haga, ya te preocuparás, ¿no? Bueno, yo estaba encantada, si hasta hace un par de semanas, sacando la gran pija que llevo dentro, me compré un chándal nuevo de marca para la ocasión en una casa de deportes, rosa y gris, precioso, divino total, ¡divino!

Bueno, pues ese día ha llegado.

Mañana a las 10 de la mañana, Dios mediante, una servidora estará disputando un partido de balón prisionero de profesoras contra alumnas de tercero y cuarto de secundaria. El caso es que aterrorizada me hallo. Conociéndome y dado que soy un pato mareado (con chándal rosa y gris divino, sí, pero pato al fin y al cabo) voy a hacer el ridículo más grande en la historia de mi colegio. Porque, a ver, Catherine, ¿cuánto hace que no juegas al balón prisionero? ¿Veinte años? Sí, más o menos, año arriba, año abajo. Me lloverán los balonazos a cascoporro, ya lo verás, y para colmo seré incapaz de esquivarlos, porque soy un pato mareado con chándal gris y rosa. Y siendo como soy, luego no podré devolverlos con saña, porque las alumnas de 15 y 16 años me darán penita, y oye, que yo tengo 25 y entonces sería una abusona, y yo soy de todo menos eso, que en mi época de instituto se ve que no conocía los chándals rosa y gris divinos y los/las abosones/as tenían especial y cruel predilección por mí. Y lo peor de todo, por si esto fuera poco, es que no me acuerdo ni de cuáles eran las reglas del juego; en mi mente sólo se visualizan balonazos por doquier, todos a mi culo, o peor: a mi careto.


Dios, ¡voy a morir!

Y, ¿de qué me sirve mi hora y media diaria de Batuka y pilates? Porque en Batuka no te enseñan a esquivar malvados balones. Yo te hago maravillas con las mancuernas, pero ¿y los balones? ¡Jesucristo! Bueno, sí, me va a servir para no echar los pulmones por la boca, y el hígado de paso. ¿Pero los balones? Dios...

Querido Dios:

Si estás leyendo a esta, tu humilde sierva, haz que la AEMET me de una buena noticia y mañana caigan chuzos de punta. ¡Por favor!

Claro, conociendo mi asquerosa suerte mañana hace un sol de justicia y yo haré un ridículo espantoso. Con chándal rosa y gris, divina, pero ridícula. No importa, moriré con las botas puestas. Bueno, con las botas no, con el chándal rosa y gris, divina de la muerte.

Me acerco peligrosamente a un momento muy similar al vivido por Birdget Jones al dejarse caer por la barra del parque de bomberos.


Que sea lo que Dios quiera, Amén.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Scream, de Michael & Janet Jackson (History).

Oh, blanca Navidad


Desde que era pequeña, he adorado siempre la Navidad. Siempre me ha aportado buenos momentos y he intentado vivirla con ilusión, si bien es cierto que la espartana sobriedad es la tónica general en la celebración de estas fiestas en casa. Como todos, compartiré estas fechas tan señaladas con la familia, con los míos, aunque en mi caso eso de "la familia" se reduce a mis padres. Punto.

Llevo desde que comenzó el fin de semana pensando en la vuelta a casa por Navidad. Se me va a hacer extraño por numerosos motivos. Para empezar, va a ser el primer año en el que soy yo la que tiene que volver a casa por Navidad, como decía el manido anuncio de televisión; jamás se ha dado el caso, constantemente he estado en casa, pero ahora vivo sola y en otra ciudad, así que siempre hay una primera vez para todo, dicen. Y también para el regreso.

Tengo sensaciones enfrentadas. La perspectiva de volver se me antoja extraña. Por un lado, tengo ganas de estar en mi hogar y poder abrazar a mi madre cuando me apetezca, sin necesidad de recurrir a largas conversaciones por teléfono para sentirla cerca en la distancia. Tengo ganas de estar en mi hogar para comenzar debates acalorados con mi padre sobre cualquier cosa, hasta la más estúpida o trivial, para continuar discutiendo en serio, estar unas horas sin hablarnos y acabar dándonos un abrazo diciendo el típico, pero sentido "no ha pasado nada, papá". Tengo ganas de volver a visitar la tierra donde está mi casa, tan diferente a mi Sevilla, pero la cual no por ello menos añorada; hay que estar lejos para darse cuenta, claro. Y tengo ganas de que llegue el regreso para ver a mis amigos, los cuales no veo desde finales de verano, pero a los que sigo llevando guardados bajo llave en mi mundo interior.

Y, ¿qué es lo que dejaré aquí durante dos semanas? Demasiadas cosas y personas como para que mis pobres líneas les hagan justicia. He llegado a sentirme tan bien en este lugar que ahora soy una extraña en mi propio hogar. Tranquilidad, autorrealización, apoyo, amistad, amor... quizá el rosa de la rebeca que vestía esta mañana en el trabajo ensombrece mi juicio, no lo sé, o será el cansancio acumulado durante el día de hoy. Siempre he dicho que mi hogar está donde estén los míos, y de un tiempo a esta parte siento que, en realidad, está aquí.

Así que en estos días inquietos llenos de correcciones, evaluaciones, tarjetas de felicitación, ajetreos, prisas y buenos deseos, no puedo evitar levantar mi bolígrafo rojo del examen, mirar al vacío y preguntarme si estas dos semanas de ausencia, de separación, de distancia física, me serán tan difíciles como ya de por sí me están resultando tan sólo al pensar en ellas.

...Es una sensación extraña dejarte tu otra mitad a 300 kilómetros de distancia...

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Carry You Home, de James Blunt (All the Lost Souls).

Miscelánea


La vida es caprichosa. Nos empeñamos en controlarla y creemos que, por más que lo intentemos, conseguiremos asir con fuerza las riendas de la encabritada cabalgadura y domaremos la montura. Resulta bastante triste reconocer que, al fin y al cabo, jamás conseguimos cabalgar en paz, sino que la calma es relativa y el galope aparece sin trote previo de aviso.

El año expira, morirá en cuestión de días, y la conciencia humana tiende a hacer autobalance. En mi caso particular, este año ha sido inquieto. Mi cautela me impide calificarlo de manera optimista o pesimista, porque si algo he aprendido a lo largo de estos doce meses es que de un día para otro las cosas pueden cambiar de forma drástica.

Es curioso lo mucho que puede suponer un acto tan cotidiano como hablar. Tristemente, los seres humanos somos de naturaleza egoísta y andamos siempre demasiado ocupados como para frenar, tomar un profundo respiro y dejarnos llevar. Soy muy aficionada a las utopías y creo en la palabra. Pero en la de verdad. Es hermoso abrir en canal tu pecho, extraer tu corazón y hablar con él entre tus manos, como si fuera testigo mudo de lo que debes decir, sin olvidar pronunciar todo lo que en secreto te ha estado susurrando durante meses. Ánimo, te dice, lo estás haciendo muy bien, no dejes nada en el tintero, nada que en tus largas horas de velada auoconfesión y recapitulación no hayas anhelado expresar.

Me siento bien. Que haya tranquilidad, no hay decepción por ningún rincón, sabía cuáles eran mis cartas. Cartas... sí, esas que la vida presenta de cuando en cuando, y de cuyo juego dependerá el devenir de tus días. Las personas que se cruzan en nuestras vidas... a veces merece la pena pararse a pensar en ellas. No me gusta hablar de mí, pues pienso que mis escritos son ya de por sí bastante reveladores, y cierto es que las cosas siempre me han gustado claras, directas, concisas.

Ayer al mediodía alguien muy importante para mí me dijo que los filósofos están todos locos. Y es verdad. Dejemos, pues, la filosofía aparte. Siempre he sabido lo que quería, mis anhelos, mis inquietudes. Puedo enorgullecerme de eso. Lo tengo muy claro.

Y siento que debo dar las gracias.
Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: A White Demon Love Song, de The Killers (New Moon Soundtrack).

Bad Romance, de Lady Gaga

Que adoro la música por encima de todas las cosas no es ningún secreto. Si alguien me pregunta qué tipo de música escucho, responderé que de todo tipo. Claro, esa etiqueta "de todo tipo" es peligrosa, porque hay sonidos horripilantes que nunca atravesarán los altavoces ni de mi portátil, ni de mi equipo de música. Casi todos se refieren a los que mueven masas y son generalmente marca intrínseca de la adolescencia pasajera, como el manido chunta-chunta o todo lo que tiene que ver con espeluznantes letras que tengan que ver con menear o restregar alguna parte baja de la anatomía de un ser humano. Esas cosas como que no están hechas para mí, qué le vamos a hacer.

Hace unos meses -bastantes, diría yo- llegó a mis manos, por casualidad, un cd extraño de una no menos extraña ¿artista?: The Fame, de Lady Gaga. ¿Quién narices sería esta Lady Gaga? Investigando por internet me topé con una mujer, cuanto menos, extravagante. Excesiva, rimbombante, exagerada, escandalosa, provocadora... todos son apelativos que la describen a la perfección. La reacción inicial es de rechazo, o al menos, eso fue lo que provocó en mí. Su estética, la verdad, es que tiene que ver conmigo lo que los garbanzos con las rosas de un jardín. Y no es que yo la esté llamando a ella garbanzo y a mí rosa, que no es ese el tema; a lo que me vengo a referir es que, a priori, la estética de esta buena mujer obedece a todo lo antitético con respecto a mí. Pero el caso es que no, que escuchando su música me fue "enganchando" gradualmente, porque a pesar de que lo suyo es un pop-dance ajeno a lo que yo podría escuchar inicialmente, su música siempre ha conseguido despertar en mí ese lado frívolo que yo también tengo y que normalmente me esfuerzo en ocultar.

Así que no me importa clamar a los cuatro vientos que, señores, Lady Gaga me encanta y disfruto mucho escuchándola cuando quiero dejar aflorar mi lado superficial. Su música es mero entretenimiento, sin pretensiones, y su estética, extraña como ella sola, es deliciosamente extravagante y divertida.

Si me permiten mis lectores, me autodedico su último single, Bad Romance. El videoclip no tiene desperdicio, sin duda, e indiferencia es lo último que provoca. Está siendo la banda sonora de mi fin de semana griposo, lleno de tos y reposo en cama. Casi me sueno la nariz al compás del "oh, la, la" del estribillo...



Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Blanco y en botella, vamos.

9 Times 9 I'd Say: Daniel, you're the best

Una de las razones por las que estoy deseando que acabe este año y que empiece 2010 es por ver en el cine la última película de mi amado, idolatrado, venerado, apreciado y deseado Daniel Day-Lewis.

Me da igual que aparezca rodeado de bellas féminas en Nine (Rob Marshall, 2009). Lo único que quiero ver (y oir) ahora mismo es a mi amado Daniel cantar. ¡Qué suerte tienen Nicole Kidman, Kate Hudson, Penélope Cruz, Marion Cotillard y Fergie! Y es que aparecer al lado del señor Day-Lewis en pantalla las hará hasta buenas actrices, cosa que no son; bueno, quizás la señora de Keith Urban y la francesita Cotillard se pueden escapar, pero sí que es cierto que mejorarán interpretativamente también al lado de este gentleman.

Es que me encanta este hombre. Y como yo también tengo un lado frívolo, como todo ser humano, escribo y publico esta entrada clamando a los cuatro vientos mi amor por mi anglo-irlandés favorito.

Creo que Daniel Day-Lewis es para las mujeres hechas y derechas lo que los ídolos juveniles son para las quinceañeras. Y es que decir con 25 años que estás enamoradísima hasta el tuétano de los huesos (platónicamente, está claro) de Daniel Day-Lewis parece que hasta te da un estatus social importante, porque claro, bebes los vientos por el mejor actor vivo que hay hoy día.

Que sirva como aperitivo y para ir calentando motores para el gran estreno.




Catherine Heathcliff Day-Lewis.

Lo que estoy escuchando: Arrivederci Roma, de Dean Martin.

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