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Punto y seguido


El pasado viernes, 28 de enero de 2011, a las 11.30 de la mañana tuvo lugar la lectura de mi Memoria de Iniciación a la Investigación. A pesar de que hayan pasado ya dos días, no puedo evitar sentir haberme quitado como 50 kilos de encima... y, por favor, no interpreten mis escasos, pero muy queridos lectores de mi blog, que suponía una losa sobre mí este Trabajo de Investigación; todo lo contrario. Más bien esa sensación de "peso encima quitado de en medio" es más bien por que por fin tuvo lugar lo que tanto tiempo venía esperando.

Todos los que me conocen saben que la investigación es una de mis grandes pasiones, así que siempre he intentado volcarme en ella, de alguna manera u otra. Aparcada durante un tiempo por mi trabajo actual, retomarla tan felizmente no ha supuesto sino una gran alegría y el despertar de nuevo de un gusanillo que había hibernado durante unos meses.

Felizmente agotada, como rezaba en mi Facebook. Porque aunque esto suponga un buen punto para dar por terminado este renglón, no es más que eso, un punto y seguido. Agárrense, que vienen curvas. Mi tesis doctoral espera a la vuelta de la esquina...

Un inmenso gracias a todos.
Catherine Heathcliff.
Lo que estoy escuchando: Pilgrimage, de Nine Inch Nails (The Fragile).

Feliz Cumpleaños


Hoy, para mí, es un día muy especial, y es que mi perrita cumple la nada desdeñable cifra de 12 años. Tal día como hoy, un 9 de enero de 1999, Lupy abrió los ojos al mundo. Y yo estoy muy contenta de poder escribirle estas líneas.

Soy plenamente consciente de que mucha gente se ríe de este vínculo afectivo que surge entre seres humanos y sus mascotas, y más concretamente, si se trata de un perro. Siempre me he considerado una ferviente amante de los animales, así que comprendo que sea difícil que no todas las personas que lean esto lleguen a entender el cariño que yo siento por Lupy.


Nos la dieron con 15 días, y mi madre y yo hemos sido lo primero que vio; ha estado desde siempre con nosotros tres y hemos intentado cuidarla lo mejor que sabemos. Bueno, parece ser que no lo hemos hecho tan mal, porque con 12 años en un perro ya estamos hablando de palabras mayores.


Mi amiga María es una gran amante de los animales en general y de los perros en particular. Ella ha tenido tres perros en su vida, y actualmente, sólo le vive su perrita Blanca. El primero que tuvo se comió accidentalmente una oruga procesionaria, y en fin, para todos los que sabemos algo de animales, eso supone prácticamente la muerte del perro; y así fue, pues tuvo que llevarlo al veterinario para sacrificarlo, tan enfermo estaba. El segundo era un mastín enorme, pero muy bueno; tuvo un problema óseo que le impedía hasta caminar, y cada movimiento suponía un enorme sufrimiento para el animal. Tras meditarlo y viendo que era incurable su mal, el veterinario también le aconsejó que lo mejor para él que le dejara marchar. Y su tercera perrita, Blanca, la recogió de la calle con tan sólo dos meses de vida; el animal estaba tan asustado que, aún hoy, tras ocho años de vida junto a ella, sigue sobresaltándose ante el más mínimo cambio. Y es que antes de que María la encontrara, ese animal había sido víctima de maltrato constante. Tal vez por eso Blanca tiene ataques epilépticos. María siempre dice que ha tenido muy mala suerte con sus perros porque todos le suponen un sufrimiento constante; me confesó una vez que le avergonzaba contar este dolor porque no todo el mundo lo entendía. Y es que sólo se sabe lo que se quiere a un animal cuando se tiene en casa.

Yo lo único que puedo decir es que ni siquiera pienso en el día en que Lupy me falte; soy incapaz. Pero mis padres me recuerdan de vez en cuando que son ya 12 años, y aunque está muy bien de salud, son ya unos añitos para un perro...

Pero hoy nada de tristezas, que estamos de cumpleaños. La foto que ilustra esta entrada se la he tomado hace unos minutos, y me ha costado horrores, porque no se dejaba. Raro en ella, que se deja hacer todas las tonterías del mundo. Sólo con mi Woody de peluche se ha quedado tranquila, vaya tontería, señores. Y mi mano se ve por ahí, así que algo de truco tiene la foto...


Feliz cumpleaños, Lupy.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: I Was Made for You, de She & Him (Volume I).


Mathias, un joven treintañero, acaba de perder a su madre. El periodo de duelo se cierne sobre él. Mientras espera en el parking del hospital a su padre y su hermana, ocurre un hecho insólito: un gigante se le aparece y le anuncia "Soy el gigante Jack, doctor en sombrología. Trato a las personas aquejadas de duelo administrándoles un trozo de mi sombra. Con la sombra se puede combatir el dolor y la muerte". Mathias tendrá que aprender a utilizar la sombra protectora. Para ello, Jack le recomienda lo siguiente:

"Utiliza la sombra. Lee, sueña, descansa, diviértete. No cedas a la desesperación. Usa tus sueños. Y si están rotos, ¡pégalos! Un sueño roto bien pegado puede volverse aún más bello de lo que era. Ama las cosas. ¡Estás vivo! Y lucha solo: de ahí saldrá tu fuerza interior".

¿Será Mathias capaz de vencer el dolor de su pérdida? ¿Evitará asomarse al abismo? ¿Somos nosotros capaces de asumir la pérdida de un amor, un familiar o un amigo? Si no es así, el gigante Jack -un viejo conocido de los lectores- tiene la fórmula para todos.

Señoras y señores, bienvenidos a la consulta del doctor Malzieu, psiquiatra reconocidísimo. Está muy cotizado; su humanismo patológico es digno de admiración, pero no se preocupen si no pueden conseguir cita: La alargada sombra del amor será la prescripción facultativa. Todo un manual de autoayuda, sí, señor.

Y es que no hay nada peor que fijarse unas expectativas determinadas. Si con la lectura de La Mecánica del Corazón terminé absolutamente encantada, La alargada sombra del amor es un gigantesco aburrimiento. La publicidad es un gran cáncer en esta sociedad, pero somos mucho peores los que nos dejamos engañar por ella. Y yo que creía que las aventuras y desventuras de Jack, el pobrecito joven con un reloj de cuco como corazón, tenían continuidad aquí... pero es que me da a mí la sensación de que esto le ha pasado a muchísima gente. Bueno, señores, háganse a la idea de que este libro es autobiográfico totalmente, pues cuenta la experiencia personal de Mathias Malzieu ante la pérdida de su madre y cómo logró superar el sufrimiento. Yo lamento mucho este fallecimiento y me imagino que será durísimo; me alegra pensar que lo mismo mi querido Mathias comenzó a superar totalmente esta pérdida tras la redacción de este libro, pero hijo de mi vida, leerlo era soporífero.

Queridos y escasos lectores de este, mi humilde blog, no esperéis encontrar en este libro una continuidad de la historia de Jack y Miss Acacia. Va a ser que no. Muy contrariamente, este libro se escribió antes que La Mecánica del Corazón, pero debido al bombazo que supuso este, Mathias Malzieu comenzó a perfilarse como autor cotizadísimo y había que dar publicidad a todos sus escritos. Con lo cual, no toda la culpa la tiene mi querido Mathias, sino la puñetera publicidad y el poderoso caballero, que es don Dinero.

Con todo y con eso, yo sigo siendo una gran defensora de este hombre, más que nada porque me parece un artista muy completo. Y aunque parezca un Tim Burton a la francesa, yo creo que todo lo que hace es muy digno, independientemente de que encuentre mi beneplácito o no. Además, si hay algo que me encanta es que sabe reirse de sí mismo, y con bastante mordacidad. Me gusta, sí, me gusta. Y me gusta mucho más que hable tan bien de España en sus libros...

Mathias Malzieu dijo una vez que escribiría el eslabón literario perdido entre La Mecánica del Corazón y La alargada sombra del amor. Yo no sé si lo hay o no, pero bueno, si él lo hace, ahí estaré yo para leerlo.

Título: La alargada sombra del amor.
Título original: Maintenant qu'il fait tout le temps nuit sur toi.
Año de edición: 2010.
Editorial: Reservoir Books - Random House Mondadori.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Death Song (No More Sparkles), de Dyonisos (La Mécanique du Coeur).

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