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¡Sonríe! Es tu canción

Hace ya tiempo, allá por abril de 2011, abrí mi cuenta de Spotify y confeccioné una nueva lista de reproducción a la que llamé Songs to cheer me up. Y es que en aquel momento yo no andaba muy allá de la cabeza; no es que me hubiera vuelto una pirada ni nada de eso, pero sí que es verdad que, a nivel personal, sufrí una fuerte desilusión. Me costaba mucho levantar cabeza, hasta que dije "basta" y me planteé seriamente continuar con mi vida y con la cabeza alta; necesitaba tener la mente 100% ocupada, y dado que la música siempre ha sido parte de mi vida, decidí que la música debía formar parte intrínseca de ese espíritu regenerador. Y por eso esas canciones, presentes en esa lista que aún sigue vigente en mi Spotify, fueron escogidas muy seriamente para tener un carácter sanador. Artistas varios, antitéticos y especiales, se encuentran ahí: desde The Feeling, Muse, Coldplay, Mike Oldfield o Bruno Mars, pasando por Enrique Iglesias, Mónica Naranjo o Maldita Nerea, e incluso, Los Brincos o Tino Casal. Versatilidad, sí, señor.

De entre todas ellas, hay una que siempre, siempre, siempre me hace sonreir. Siempre. Da igual cuándo la escuche, o cuál sea mi estado de ánimo en ese momento, triste o no; cuando suena, mi mundo cambia por completo y se transforma en una sonrisa de oreja a oreja. Y ya no es por la canción en sí, sino por la cantidad de cosas y de recuerdos que trae a mi cabeza. 




Porque ahora Hey, Soul Sister significa un montón de cosas buenas para mí. La escuché por primera vez con Javi al principio de habernos conocido, una noche en un minigolf. Por supuesto, le conté mi particular "idilio" con esta canción... y desde entonces, cuando por algún motivo, él o yo estamos deprimidos, decidimos "enchufarnos" nuestra particular lista de canciones para subir el ánimo, pero sobre todo, esta en concreto. 

Así que, si un día no nos encontramos bien, o no estamos animados, o, simplemente, nos apetece, preguntamos: "oye, ¿has 'soulsistereado' hoy?"

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Blanco y en botella, vamos.


Feliz cumpleaños (II)

Hoy es tu cumpleaños, Javier. Así que, por supuesto, también desde aquí:

¡Muchísimas felicidades!

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Happy Birthday, de Stevie Wonder.

Full-time housewife


Desde el 31 de agosto del presente año puedo decir que mi profesión es ama de casa a tiempo completo. Mis respetos a todos aquellos que lo han sido siempre; mamá, ahora me doy cuenta de lo muchísimo que cuesta llevar una casa. En realidad, no es que antes no fuera ama de casa (de hecho, todo el que viva solo o en familia debería ser ama/o de casa), pero en tiempos de bonanza me faltaban horas del día para ir a trabajar, preparar mis clases, corregir y llevar al día las tareas del hogar; costaba, costaba, e incluso planchar era algo que me veía obligada a hacer semanalmente, con las consiguientes montañas de ropa acumulada. Ahora ya no; ahora es día de colada = día de plancha. Claro, se ahorra tiempo, porque las montañas de ropa pasan a ser dos camisetas, tres a lo sumo, o algún pantalón que otro. 

Bueno, para no faltar a la verdad, debería decir que soy ama de casa... y profesora de Inglés. En tiempos de bonanza era profesora de Inglés, estudiante de posgrado... y ama de casa. 

No, no ha habido suerte finalmente este verano, y a pesar de las entrevistas, las promesas y las caras sonrientes, hoy, a 13 de septiembre de 2012, sigo sin trabajo. Porque cuando yo digo que las cosas me cuestan el doble, es una gran verdad. A la cancelación de oposiciones, se le han unido los recortes en Educación, y a mí me ha golpeado todo de frente y de golpe. Zas, en toda la boca. 

Vivir en pareja es un gran paso, un paso a veces difícil; no en mi caso. Tal vez sea Javi, o tal vez sea yo, o tal vez seamos los dos y lo que construimos día a día, pero el caso es que, si no fuera porque él está trabajando (gracias a Dios) y porque yo estoy cobrando el tan odioso subsidio por desempleo, la idea de irnos a vivir juntos hubiera sido una utopía. Ahora que es una realidad, he de decir que el resultado está siendo altamente satisfactorio. Así que, mientras Javi trabaja ocho horas al día, saliendo de casa a las 8.15 de la mañana (para entrar a las 9.00) y llegando a nuestro piso a las 17.30 (saliendo del trabajo a las 17), la fregona, el plumero y el trapo son mis mejores amigos. Antes eran los exámenes que corregir y los manuales de Inglés, algunos tan paupérrimos, de las editoriales. 

Dicen que a todo hay que verle el lado positivo: tengo el piso que se puede comer en el suelo. Incluso lamerlo. Y la cocina, una de mis grandes aficiones... ¡explotada al 100% día a día! Menudos platos cocino, ¡ja! Ricos, ricos, y con fundamento, sí.

Pero tal vez no estaría mal darse cuenta que los años invertidos en la licenciatura y en posgrado servirían de algo más que para mover la fregona a tiempo completo, ¿o no?

Catherine Heathcliff. 

Lo que estoy escuchando: Where have all the cowboys gone?, de Paula Cole.

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