Cuando el papel me cortó el dedo, sólo salió una gota de sangre del pequeño rasguño. Entonces, todo pasó muy rápido. "¡No!", rugió Edward. se arrojó sobre mí, lanzándome contra la mesa y aterricé en un montón de cristales hechos añicos. Jasper chocó contra Edward y el sonido pareció el choque de dos rocas... Aturdida y desorientada, miré la brillante snagre roja que salía de mibrazo y después a los ojos enfebrecidos de seis vampiros repentinamente hambrientos...
Estas son las palabras que la edición de la segunda novela de la saga Crepúsculo nos ofrece en la cubierta trasera. Prometedoras; y digo que lo son tal especialmente para el lector ávido y sediento de la sangre negra que es la tinta vertida en esta tetralogía molestamente adictiva. Es muy probable que, si el lector finaliza la lectura de Crepúsculo, casi en segundos se apresure a abrir por primera vez las páginas de Luna Nueva, y comience así de nuevo la espiral, anhelando sentirse de nuevo subyugado, morbosamente derrotado, por el incipiente encanto del vampiro. Sin embargo, hay una ligera diferencia, y es que esta vez, la espiral se transforma en un círulo vicioso de difícil salida, casi en un un mal sueño con un brusco despertar. Y lo peor de todo es que ese mal sueño dura prácticamente toda la novela.
Drástico y brusco cambio entre Crepúsculo y Luna Nueva.
Como si de un rite de passage se tratara, cuando uno finaliza la lectura de Luna Nueva no puede sino pararse a reflexionar en el hecho de que sólo el principio y el final de la novela merecen la pena, es decir, sólo las partes en las que los Cullen interactúan de manera directa en la historia; el resto... polvo y aire, parafraseando al Máximo Décimo Meridio ideado por Ridley Scott. Peor aún, uno descubre el hecho de que se ha bebido Luna Nueva en cuatro días sólo porque esperaba encontrarse con algún Cullen de nuevo... la misma ansia de volver a leer nombres como Alice, Carlisle, Esme, Jasper, Rosalie, Emmet... y Edward. Sed de los Cullen, sed de vampiros... y no de hombres lobos. Como una herida cicatrizante, que tira y escuece en su proceso, la palabra licántropo y todo lo que de ello derivaba, se me antojaba molesta. Jacob, aun siendo un personaje francamente agradable y digno de inocente e infantil simpatía, se convirtió en ese gran hastío que dominaba la vida de Bella y que, por extensión, ponía a prueba mi más que paciente lectura.
Me bebí la sangre negra que la tinta de Luna Nueva vertía entre sus páginas en cuatro días, esperando que se tornara en la roja que revitalizase de nuevo mi avidez lectora, y que sirviese como morboso reclamo y fogosa invitación para que los Cullen volvieran a visitarme. Y lo hicieron, y de nuevo me entregué a ellos con delicioso frenesí, sin oponer resistencia. Pero me supo a poco, mi sed de vampiros no se había saciado aún con su regreso, y necesité de Eclipse para comenzar a sentrime satisfecha de nuevo...
En el momento en el que escribo esta entrada, todavía me nutro de Eclipse, pero presiento que dejará de serme útil en breve; sin embargo, Amanecer está ahí, aguardando, expectante...
Drástico y brusco cambio entre Crepúsculo y Luna Nueva.
Como si de un rite de passage se tratara, cuando uno finaliza la lectura de Luna Nueva no puede sino pararse a reflexionar en el hecho de que sólo el principio y el final de la novela merecen la pena, es decir, sólo las partes en las que los Cullen interactúan de manera directa en la historia; el resto... polvo y aire, parafraseando al Máximo Décimo Meridio ideado por Ridley Scott. Peor aún, uno descubre el hecho de que se ha bebido Luna Nueva en cuatro días sólo porque esperaba encontrarse con algún Cullen de nuevo... la misma ansia de volver a leer nombres como Alice, Carlisle, Esme, Jasper, Rosalie, Emmet... y Edward. Sed de los Cullen, sed de vampiros... y no de hombres lobos. Como una herida cicatrizante, que tira y escuece en su proceso, la palabra licántropo y todo lo que de ello derivaba, se me antojaba molesta. Jacob, aun siendo un personaje francamente agradable y digno de inocente e infantil simpatía, se convirtió en ese gran hastío que dominaba la vida de Bella y que, por extensión, ponía a prueba mi más que paciente lectura.
Me bebí la sangre negra que la tinta de Luna Nueva vertía entre sus páginas en cuatro días, esperando que se tornara en la roja que revitalizase de nuevo mi avidez lectora, y que sirviese como morboso reclamo y fogosa invitación para que los Cullen volvieran a visitarme. Y lo hicieron, y de nuevo me entregué a ellos con delicioso frenesí, sin oponer resistencia. Pero me supo a poco, mi sed de vampiros no se había saciado aún con su regreso, y necesité de Eclipse para comenzar a sentrime satisfecha de nuevo...
En el momento en el que escribo esta entrada, todavía me nutro de Eclipse, pero presiento que dejará de serme útil en breve; sin embargo, Amanecer está ahí, aguardando, expectante...
Catherine Heathcliff.
Lo que estoy escuchando: Decode, de Paramore (Twilight Original Soundtrack).
8 Comments:
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Hablando de la Saga Crepúsculo, tengo que admitir que he sucumbido a los encantos de Edward Cullen y los demás vampiros...Ya voy por la mitad del Eclipse y no veo la hora de empezar Luna Nueva.
Saludos y espero que sigamos visitándonos,
Caroline
Gracias por el guiño a Russel.
Es un placer leerte, en serio.
Catherine Heathcliff.
Pues... es que si comparamos 'Luna Nueva' con 'Crepúsculo'... ¡madre mía de mi vida!
Arg...
You're welcome; Russell, we love you!
Catherine Heathcliff.
Creo que Stephenie Meyer, creó Luna Nueva con el fin de "crear" las chicas "Team Jacob" y claro para crear el odio entre Edward vs Jacob, pero me parece estúpido y algo que se sacó de la manga...
También lo que no me gustó mucho es eso de que quitan a Edward demasiado rápido, apenas empiezas a leerte el libro y ya se va, llega a estar en muy pocos capitulos creo que en 5 o por ahí y el resto del libro es como, leertelo muy deprisa para volver a "ver" o en este caso leer "los ojos dorados y la voz aterciopelada"
Admito que la saga hizo tanto en mí que en cuanto Bella le dijo a Edward:
-¿Es que ya... no me quieres?
Y Edward dijo en un seco y simple:
-No
Las lágrimas se asomaron por mis ojos y aunque no llegué a llorar desconsoladamente (Tampoco es para tanto) mis ojos se humedecieron como quien no quiere la cosa.
Amanecer me está resultando decepcionante más que Luna Nueva, lo único que no hace que Amanecer sea un bodrio es que Edward está siempre ahí consolandome y dejándome seducir por él y que vamos a decir si es que Edward y los Cullen son de lo mejorcito que hay =D
Besos pasaron por mi blog ha echar un vistazo www.margotmartinez.blogspot.com
Y por cierto me encanta que pongas las canciones que estas escuchando para mi las mejores de la B.S.O. de crepusculo normal, no la The Score, es Supermassive Black Hole, Decode, Leave Out All the rest, Spotlight, Caught my self y la de Eyes on Fire, de la otra ...tengo unas cuantas jeje por cierto la de bella's lullaby remix está muuuu xulaa
Como ya habrás leído en mi entrada, "Luna Nueva" me resultó... raro. Y, al igual que tú, me lo leí tan rápido, buscando a Edward o a algún Cullen con ansia.
La banda sonora de la película es muy buena; Muse es una de mis bandas favoritas, así que imagínate lo contenta que me puse al ver su canción en la banda sonora y ver, además, que era la que ponía sonido a una de las mejorcitas escenas de la peli (para mi gusto, claro): el partido de béisbol.
Besos, Margot, eres un encanto.
Catherine Heathcliff.