Después de tantos médicos, tantas lágrimas mezcladas con olor a hospital, tantas noches de eterna vigilia en sillones incómodos, tanta vigilancia de goteros apresurados, tanta lucha contra la quimioterapia, el paradójico veneno que era la puerta para tu salvación... tras tantas tardes de julio y agosto, con 40º a la sombra, caminando día sí y día también a una sala de radioterapia que ha dejado yerma tu piel...
Todo eso parece ya tan lejano, tan distante, y sin embargo, fue ayer. Pero ya no me importa: lo has conseguido, papá. Una vez más, el mundo es tuyo.
Y te lo agradezco, porque a mí me haces mucha falta todavía. Así que,
enhorabuena, papá.
Catherine Heathcliff.
Lo que estoy escuchando: Invincible, de Muse.
Etiquetas: Íntimo y personal
Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio
Suscribirse a:
Entradas (Atom)