Blogger Template by Blogcrowds.

Convento dos Capuchos y Palácio de Monserrate. Poco puedo decir aquí porque no pudimos vistarlo, tan sólo por fuera y en coche por los senderos de alrededor. Y es que Sintra en cuatro días... como que no. Aún así, nos damos por más que satisfechos, porque la visita nos cundió, y mucho. En cualquier caso, volveremos, de eso estamos seguros, así que, antes que nada, dos paradas obligadas.

Museo do brinquedo y Museo/Parque Teixeira. Si algún ávido lector de este, mi humilde blog, es aficionado a los museos, en Sintra puede disfrutar de, al menos, dos. Uno es, cuanto menos, curioso: el museo del juguete. No llegamos a entrar porque, la verdad sea dicha, tampoco es que nos llamara poderosísimamente la atención. Pero sí que es verdad que a mí particularmente me queda un poquito de curiosidad. Con respecto al Museo/Parque Teixeira, he de decir que nos topamos por casualidad. Teixeira fue un escultor natural de Sintra, y lo cierto es que la ciudad está orgullosísima de su hijo artista. El museo está justo en un parque que me impresionó gratamente y tras él, un paseo larguísimo con importantes obras escultóricas del propio Teixeira y de otros artistas portugueses la mar de innovadores y vanguardistas. A mí me gustó mucho, la verdad, a pesar de que nuestra estancia en esa zona fue breve.



Ocio en Sintra. Bueno, la verdad es que Sintra es una ciudad, principalmente, monumental y de naturaleza. Que nadie vaya esperando encontrarse la juerga del siglo, porque no es así; los que allí vamos sabemos que intentamos estar tranquilitos y haciendo turismo 100%. Sintra tiene muchísima vida durante el día, con multitud de turistas de todas partes pululando por ahí. Pero de noche... la ciudad duerme. Y a mí me parece estupendo, que uno sabe a lo que va, y si no, pues que no vaya, que en Ibiza dicen que hay mucho desfase y parece ser que están los vuelos baratos. Pues hala. Javi y yo nos "enamoramos" de una pequeña cafetería en una de las callejuelas del corazón de Sintra: la Pastelaria Vila Velha. Tres días que pisamos Sintra, tres tardes que fuimos. ¡Qué bien se estaba allí y qué bien nos trataban! Y es que yo me enamoré de esa diminuta cafetería el primer día: café con leche, justo, justo, justo en la medida en que a mí me gusta, es decir, a caballo entre el café con leche y la leche manchada (parece una tontería, pero no lo es; no todo el mundo sabe darle ese punto), y lo mejor, los dos sobres de azúcar sin que yo los pidiera (yo no soy muy "dulcera", que digamos, pero lo único que sí que quiero que esté dulce es el café, por eso siempre pido dos sobrecitos). Parece un detalle tonto, pero no lo es; a mí eso me conquistó. Y sobre todo, los pastelitos de Belem... ¡la primera vez que los probé! Están riquísimos.... gracias otra vez, Javi, pues tú "me presentaste" ese rico y dulce manjar.




¿Y si hablamos de las queijadas? En realidad, estaban ricas, pero son un robo a mano armada. Son como mazapancillos, muy pequeñitos, y te los venden a casi ¡seis euros! en un tubito. Eso sí, muy bien envuelto. Pero no, queridos portugueses, ahí se quedan, que con los pastelitos de Belem ya rompisteis el molde. He dicho. Y es que Javi y yo regresamos a España con tres bandejas de pastelitos de Belem con seis cada una, más otra con cuatro para el camino. ¡Es que son cinco horas de coche y hay que entretenerse!

Sobre la comida... buf, bueno, a ver, ¿por dónde empiezo? El primer día que llegamos, es decir, el sábado, comimos en el hotel. Pero no en el restaurante, no, no, sino en la habitación; para poder ahorrar un poquito, nos llevamos desde España una nevera portátil con comida de casa: "papas aliñás" (muy sevillano) y filetes de pollo empanados. Todo por cortesía de MamáCatherineHeathcliff; eso sí, con muuuuuuuuuucha frutita por ahí, fresquita y recién compradita, cortesía de Javi, que añadió al paquete unos frutitos secos variados para los cuatro días que nos esperaban. Toma ya. El domingo comimos en el Café da Vilha, justo en el centro de Sintra. Mmmmmh... a ver, se come bien, pero madre mía, qué antipatía en el servicio. A ver, que yo no espero que me canten un fado, pero sí que es verdad que un mal servicio desluce un poquito. Nada, no volvimos... y tampoco es que fuera muy barato que digamos.

Lo mejor de la estancia. Sintra, en general, monumentos y paisajes incluidos; es una verdadera maravilla, por más que me esfuerce, no hay palabras, id sin dudarlo. La Pastelaria Vila Velha. Las casi 600 fotos que tomamos. El hotel, estupendo, de verdad que sí, relación calidad-precio muy buena. Hablé muchísimo en inglés, conocimos a muchos turistas de muuuuuuuuuuuuuuuuuchas partes del mundo. La cercanía de Sintra con Lisboa, Cascais y Estoril. Lo muchísimo que nos reimos y disfrutamos de todo y, mutuamente, de nosotros dos. Y por supuesto, la compañía; inmejorable y lo más importante para mí.

Lo peor de la estancia. El clima; pasamos mucho frío y mucha humedad (había alerta amarilla por vientos en Portugal). Portugal, en líneas generales, es un país caro... ¿o quizá sólo Sintra por ser turística? La gente, aún a riesgo de generalizar terriblemente (pido disculpas por ello): no nos topamos con mucha amabilidad, que digamos (tan sólo en "nuestra" cafetería).

Continuará...

Gracias otra vez, Javi; sin ti, nada de esto habría sido posible.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Don't Stop Me Now, de Queen (The Platinum Collection).

0 Comments:

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio