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Este verano va a suponer el principio y el fin de muchas cosas. Es el principio de comenzar a disfrutar de unas vacaciones de verdad, más que merecidas y, sobre todo, muy anheladas; el año pasado por estas fechas me pasé enteramente todo el verano en hospitales y a caballo entre Sevilla, Úbeda y Jaén, y antes de que me quisiera dar cuenta, llegó el 1 de septiembre y tuve que volver a trabajar; es evidente, pues, que no he descansado mucho que digamos. Así que me propuse que, si todo va bien, este año haría escapaditas varias y disfrutaría de lo que fuera surgiendo. Pero, como bien digo, es el fin de muchas cosas; o tal vez, la expresión adecuada sea la antesala del fin, porque en septiembre comienza otra nueva fase en mi vida a nivel laboral... incertidumbres miles, así que procuro asentarme en la comodidad del día a día, y lo demás supongo que irá llegando solo.

Tal día como hoy, hace una semana, estaba yo camino de Portugal, escuchando una música estupenda, selección de nuestra propia cosecha. ¡Qué grande es el Big Pen, que alberga nuestros anhelos musicales! A nivel general, el balance de este viaje ha sido francamente positivo, una experiencia inolvidable. Así que, para mis escasos, pero muy apreciados lectores, haré un balance por puntos de esta estancia tan deseada y tan disfrutada:

Tiempo de duración de nuestra estancia y alojamiento. Planeamos el viaje para cuatro días y tres noches, de sábado a martes. Nos alojamos en el Hotel Ibis Lisboa-Sintra. Una buena oferta fue la que encontramos: tres noches por 49 euros cada una para los dos. Eso quiere decir que nos salía a 24.5 euros cada uno por noche. A mí me pareció muy barato. El hotel es de dos estrellas, es pequeñito, pero muy confortable, una cama doble comodísima y, sobre todo, muy limpio. El servicio y el trato es exquisito y tienes la posibilidad de desayunar en buffet libre por 6 euros por persona. A mi juicio, es carillo, pero eso sí, puedes comer todo lo que quieras y, por supuesto, repetir. ¿Problema? La ubicación del hotel; nos costó encontrarlo y nos perdimos ¡tres veces! Ni gps ni narices, el hotel estaba en una especie de Triángulo de las Bermudas, o qué sé yo. Y es que el hotel está en un polígono industrial entre Lisboa y Sintra, así que bueno, se ve que la sapiencia del gps no llega allí... en fin, llegamos al final, que es lo importante.

Sintra. Nuestro hotel estaba como a nueve kilómetros más o menos de Sintra. ¡Una maravilla! En serio, recomiendo esta pequeña ciudad portuguesa a todo el mundo. Era como entrar en Inglaterra, aún sin estarlo. Y es que el encanto victoriano de las construcciones, lo rocoso y verde del paisaje, así como el terrible clima de niebla y humedad perennes, recuerda más a Yorkshire que a un país mediterráneo. La verdad es que Javi y yo llegamos a la conclusión de que, muy probablemente, Sintra estaba en medio de una especie de microclima autóctono, porque, a pesar de su cercanía con Lisboa (unos 15-20 minutos en coche), hacía un frío de tres mil pares, mientras que en la capital lucía un sol espléndido. Y es que Sintra está altito, para qué nos vamos a engañar...

Sintra y sus palacios y castillos. ¡Qué maravilla! De verdad, cualquier adjetivo que se emplee para describir lo que vimos se quedaría corto. Sintra no sólo es patrimonio de la humanidad por sus monumentos, sino también por ser reserva natural combinada a la perfección con sus construcciones. Y es que hacer turismo arquitectónico no tiene precio si además va a compañado de unas vistas de la naturaleza inmejorables.

Palácio Nacional. El Palácio Nacional está justo en el centro de Sintra, en la Plaça da Republica. Es de estilo manuelino en su mayor parte y es famoso por sus dos grandísimas chimeneas, que salen justo, justo, justo de las cocinas reales. Concebido como residencia veraniega para los monarcas y resto de la familia real, destaca por sus grandes salones decorados con la típica cerámica de la región, y sobre todo, por lo ya mencionado anteriormente: su cocina y sus dos descomunales chimeneas. Impone verlas desde fuera, pero es que ya desde dentro mirando hacia arriba es el no va más. La entrada al palacio fue gratuita para nosotros, ya no sé si por el día en el que fuimos (domingo) o porque en general es así. En cualquier caso, lectores, vayan en domingo, para más seguridad.

Quinta da Regaleira. Sin duda, el palacio que más disfruté. Está dentro de una finca, que destaca por sus enormes jardines con especies vegetales provenientes de todo el mundo. Pero lo más bonito de esta finca, además de sus dimensiones, es el entorno; aprovechando lo rocoso del paisaje, algunas construcciones de la finca están hechas a partir de cuevas bajo tierra y aguas subterráneas. Vamos, más parecido a las cuevas de Nerja que a otra cosa. A prueba de claustrofóbicos... como yo. A pesar de todo ello, se convirtió en mi entorno favorito mientras lo visité. La entrada es de 6 euros por persona (caro... porque nosotros éramos dos), pero bueno, creedme que, una vez que ves todo esto, se te olvida el continuo sablazo a la cuenta corriente.

Palácio da Pena. El precio de la entrada es de 12 euros por persona (¡carísimo! Pero, en serio, merece muy mucho la pena). ¿Es Portugal o quizá se trate de Escocia? Una fantasía hecha realidad. Quizá se trate del palacio más emblemático de Sintra y el que más se utiliza a nivel turístico para promoción de la ciudad. Y es que es un palacio de cuento de hadas, enteramente y literalmente. ¿A cuál me refiero? Al de La Bella y la Bestia, por supuesto. Almenas por doquier, puentes levadizos, cúpulas, escaleras de caracol... un sueño hecho realidad. Lo que más me gustó fue el entorno del mismo: una auténtica reserva natural y una prueba de senderismo. Lo cierto es que es imposible quedarse con una sóla estampa fotográfica tomada, porque el palacio es un todo: arquitectura y naturaleza. De todos modos, voy a poner dos fotos. Una es la vista general del palacio, muy típica. La otra es del Tritón que está grabado en la fachada principal. ¡Genial! ¿A qué recuerda un poquito a El laberinto del Fauno?


Castelo dos Mouros.
No sé, no comment. No llegamos a subir, simplemente, lo vimos a distancia. Dificultades técnicas en la subid, cuando lo intentamos. Pero, en cualquier caso, las vistas hacia el castillo son inmejorables. Además, es vigía perenne de los devenires seculares de Sintra. Coloco una foto: desde el Palácio da Pena.

Continuará...

Gracias, Javi, por haber compartido estos días conmigo.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Tripping, de Robbie Williams.

4 Comments:

  1. Mike Adán said...
    THAT is a travel review! Thanx a lot!!!
    Catherine Heathcliff said...
    You're welcome! ;) Glad you like it.

    xxxxx

    Catherine Heathcliff.
    Javi said...
    Deseando repetirlo. La verdad es que se hizo corto, pero intenso. Un beso
    Catherine Heathcliff said...
    ¿Sabes que yo también estoy deseando repetirlo?

    :)

    Gracias por pasarte y comentar. Un beso para ti también.

    Catherine Heathcliff.

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