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Full-time housewife


Desde el 31 de agosto del presente año puedo decir que mi profesión es ama de casa a tiempo completo. Mis respetos a todos aquellos que lo han sido siempre; mamá, ahora me doy cuenta de lo muchísimo que cuesta llevar una casa. En realidad, no es que antes no fuera ama de casa (de hecho, todo el que viva solo o en familia debería ser ama/o de casa), pero en tiempos de bonanza me faltaban horas del día para ir a trabajar, preparar mis clases, corregir y llevar al día las tareas del hogar; costaba, costaba, e incluso planchar era algo que me veía obligada a hacer semanalmente, con las consiguientes montañas de ropa acumulada. Ahora ya no; ahora es día de colada = día de plancha. Claro, se ahorra tiempo, porque las montañas de ropa pasan a ser dos camisetas, tres a lo sumo, o algún pantalón que otro. 

Bueno, para no faltar a la verdad, debería decir que soy ama de casa... y profesora de Inglés. En tiempos de bonanza era profesora de Inglés, estudiante de posgrado... y ama de casa. 

No, no ha habido suerte finalmente este verano, y a pesar de las entrevistas, las promesas y las caras sonrientes, hoy, a 13 de septiembre de 2012, sigo sin trabajo. Porque cuando yo digo que las cosas me cuestan el doble, es una gran verdad. A la cancelación de oposiciones, se le han unido los recortes en Educación, y a mí me ha golpeado todo de frente y de golpe. Zas, en toda la boca. 

Vivir en pareja es un gran paso, un paso a veces difícil; no en mi caso. Tal vez sea Javi, o tal vez sea yo, o tal vez seamos los dos y lo que construimos día a día, pero el caso es que, si no fuera porque él está trabajando (gracias a Dios) y porque yo estoy cobrando el tan odioso subsidio por desempleo, la idea de irnos a vivir juntos hubiera sido una utopía. Ahora que es una realidad, he de decir que el resultado está siendo altamente satisfactorio. Así que, mientras Javi trabaja ocho horas al día, saliendo de casa a las 8.15 de la mañana (para entrar a las 9.00) y llegando a nuestro piso a las 17.30 (saliendo del trabajo a las 17), la fregona, el plumero y el trapo son mis mejores amigos. Antes eran los exámenes que corregir y los manuales de Inglés, algunos tan paupérrimos, de las editoriales. 

Dicen que a todo hay que verle el lado positivo: tengo el piso que se puede comer en el suelo. Incluso lamerlo. Y la cocina, una de mis grandes aficiones... ¡explotada al 100% día a día! Menudos platos cocino, ¡ja! Ricos, ricos, y con fundamento, sí.

Pero tal vez no estaría mal darse cuenta que los años invertidos en la licenciatura y en posgrado servirían de algo más que para mover la fregona a tiempo completo, ¿o no?

Catherine Heathcliff. 

Lo que estoy escuchando: Where have all the cowboys gone?, de Paula Cole.

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    Mucha suerte en tu nueva vida y no te desesperes con el tema del trabajo,como sabes "hope springs eternal". Un besazo Pilar R.
    Catherine Heathcliff said...
    Muchas gracias, Pilar.

    Un beso fuerte y gracias por pasarte y comentar ;)

    Catherine Heathcliff.

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