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Sinopsis: durante los años 70 en Belfast, Gerry (Daniel Day-Lewis) es un gamberro que sólo sabe beber e ir de juerga, para disgusto de su padre Giuseppe (Pete Postlewaite), un hombre tranquilo y educado. Cuando Gerry se enfrenta al IRA, su padre le manda a Inglaterra, pero acaba en el sitio equivocado en el momento equivocado. Aunque es inocente, es sometido a torturas y vejaciones, así que se ve obligado a confesar su participación en un atentado terrorista que no había cometido y es condenado a cadena perpetua junto al resto de los apodados "cuatro de Guildford". Su padre Giuseppe es también arrestado y encarcelado acusado de colaboración, y durante su estancia en la cárcel, Gerry descubre que la aparente fragilidad de su padre esconde en realidad una gran fuerza y sabiduría interior. Con la ayuda de una abogada entregada a la causa (Emma Thompson), dispuesta a desenmascarar el sistema legal inglés, Gerry se propone demostrar su inocencia, limpiar el nombre de su padre y airear la verdad de uno de los más lamentables errores legales de la historia reciente.

Una vez dije en mi blog que me había propuesto desde hacía tiempo tener toda la filmografía de mi actor predilecto, Daniel Day-Lewis, ordendadita en mis estanterías. Poco a poco, lo voy consiguiendo, a pesar de que algunas de sus contribuciones, como ocurre con la inédita aquí en España The Ballad of Jack and Rose (2005, de Rebecca Miller), se hacen verdaderamente difíciles de encontrar. Me quedan muy poquitas, pues desde Mi hermosa lavandería (My Beautiful Laundrette, 1985, de Stephen Frears) y La insoportable levedad del ser (The Unbearable Lightness of Being, 1988, de Philip Kaufman), las tengo todas, incluida Una habitación con vistas (A Room with a View, 1985, de James Ivory). Sólo me queda esperar a que Nine (2009, de Rob Marshall) salga editada en dvd; no creo que tarde mucho, pues ha sido vapuleada por la crítica y no ha tenido mucha afluencia de público en las salas, que digamos. Una pena...

El caso es que En el nombre del padre era de adquisición obligada; casi fue de las primeras que compré hace ya varios años. Me encantó esta película cuando la vi de madrugada en La2 hace tela de años, y bueno, poco voy a añadir ya sobre este film que no se haya dicho ya. Hace un par de semanas decidí verla de nuevo, y parece ser que esta es de las películas que paladeas cada vez más conforme pasan los años. La denuncia social y legal de la proyección es aplastante, y yo como espectadora y española hasta la médula no puedo evitar sentir cierta vergüenza ajena al ver retratado el sistema legal inglés y sus carencias de una manera tan descaradamente vergonzante. La historia de Gerry Conlon es uno de los grandes estigmas con los que la sociedad británica deberá cargar de por vida, pues todas las historias de juicios y condenas injustos dan siempre la vuelta al mundo. En la etapa más sangrienta del IRA, los "cuatro de Guilford", acusados injustamente de crímenes que no habían cometido, pasaron quince largos años en prisión, demostrándose después que la justicia británica tan sólo necesitaba cabezas de turco que pagaran ante la sociedad los sangrientos crímenes que asolaban todo el país.

En fin, mi propósito al escribir esta entrada no es hablar de la historia de Gerry Conlon ni de su familia, ni tampoco de los "cuatro de Guilford"; creo que habla por sí sola y cualquier intento de hablar de ella hace que inevitablemente nos echemos las manos a la cabeza. Desde el punto de vista cinematográfico, Jim Sheridan dirige una película sencillamente impecable de principio a fin, la historia de cómo Conlon luchó por limpiar el nombre de su padre. Las actuaciones son excelentes, desde la primera a la última, y por supuesto, la de Day-Lewis se lleva la palma, nominación al Oscar incluida. Mención aparte merece Postlewaite en el papel de sufrido y paciente padre de Conlon, y aunque Emma Thompson aparezca poco durante toda la película, su papel de abogada de Conlon es tan importante que se come literalmente la cámara cada vez que hace acto de presencia.

Película de denuncia social-legal muy recomendable en todos los sentidos, incluido el de la banda sonora con tema principal a cargo de U2 y Gavin Friday. Eso sí, recomiendo verla en versión original, porque el acento irlandés de Day-Lewis es alucinante. Cada vez me subyuga más la capacidad de Daniel Day-Lewis de mimetismo con los personajes que interpreta, acentos incluidos. Genial, sencillamente genial. Es un monstruo de la interpretación.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: In the Name of the Father, de U2 y Gavin Friday.

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