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Memento (2000), de Christopher Nolan


Gracias, Adri, por regalarme la película

Sinopsis: Leonard “Lenny” Shelby viste trajes caros, conduce un Jaguar y paga sus facturas con gruesos fajos de billetes. Aparentemente, parece un hombre de negocios de éxitos, pero sin embargo, se hospeda en moteles baratos. Víctima de una grave enfermedad que no le permite recordar nada de lo inmediatamente vivido después de quince minutos, su existencia es una continua búsqueda del criminal que violó y asesinó salvajemente a su mujer. Obsesionado con esta idea, complicada con su rara dolencia, sobrevive a base de notas constantes por doquier, instantes fotografiados en su Polaroid para no olvidarlos y un sinfín de tatuajes por todo su cuerpo para siempre recordar.

Todavía está por ver que mi querido e idolatrado Christopher Nolan haga algo que no me guste. Es que aún no he visto ni una sola creación suya que no despierte mi total y completa adoración. Tan sólo me quedaba por ver Memento, visionado postergado aún no sé por qué motivo. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, dicen, y bien cierto que es. Nunca es tarde para disfrutar a Nolan, así que eso hice.

La película es Nolan en estado puro; no debes perder ni un solo segundo de visionado, pues se corre el riesgo de perder el hilo de la proyección. No sólo eso, sino que la tradicional estructura lineal de hecho, cadena de eventos, desarrollo y desenlace se rompe en esta película para crear una sucesión de imágenes que van justamente al contrario, en sentido inverso. Vamos, que la peli está al revés, señores. Ocurre un poco como Origen (2010), salvando las distancias, en la que la estructura es como la de las muñecas rusas, valiéndose de los sueños: un sueño dentro de otro, y éste dentro de otro más. Si hay algo que caracteriza a las creaciones de Nolan, es precisamente su innovador retrato de la cadena de eventos. Olé, Christopher. Quizá sea por eso por lo que Memento está en el puesto vigésimo quinto dentro de las mejores 250 películas de la historia, según la lista de IMDb.

Pocos actores, poquísimos. De hecho, casi podríamos decir que Guy Pearce es la voz cantante de la película. Carrie Ann-Moss y Joe Pantoliano son piezas del tremendo rompecabezas que es la mente de Leonard. Gran trabajo de Pearce, ¿por qué no se prodigará más este hombre, y cuando lo hace, suele escoger tan mal?

A mí me ha encantado, queridos y escasos lectores de este, mi humilde blog. No sólo porque es Nolan, y no sólo por las interpretaciones o la historia en sí, sino porque hace reflexionar: ni los malos son tan malos, ni los buenos lo son tanto. El olvido y el recuerdo… variables relativas, porque más allá de una enfermedad, ¿quién no recuerda lo que quiere y hace lo propio con el olvido?

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Oblivion, de 30 Seconds to Mars.

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