Me resulta curioso el efecto que un simple blog puede tener en sus creadores. En los tiempos que corren, tener un blog es rematadamente normal, habitual, y a menudo, casi obligatorio.
¿Por qué Catherine Heathcliff comenzó un blog hace ya más de dos años?
En mi caso, nada tenía que ver con la moda a la que todo el mundo se apuntaba; lo mío obedecía más bien a mi pasión por la escritura. Siempre me he considerado escritora aficionada, así que podría dar rienda suelta a mis inquietudes literarias a través de un pequeño rinconcito que llegara a relativamente poca gente. Y aquí estoy. Paulatinamente, este blog se ha ido convirtiendo en parte de mí, tanto es así que casi, casi, casi podría considerarse un diario. Escribo prácticamente de todo, y es relativamente fácil para mí encontrar la más ínfima inspiración para dar rienda suelta a la celeridad de mis dedos sobre el teclado.
Ayer revisaba viejas entradas sentada en el salón de mi piso sevillano con mi amiga Carmen. Eso me dio que pensar. Mucho de lo aquí escrito son capítulos de mi vida anterior, algunos inconclusos, y muchos otros con el punto y final puesto desde hace tiempo. Y pensé en quitar algunos, en suprimir párrafos en vigentes entradas... porque de algunas cosas ahí escritas no sentía ni por asomo ya lo que me inspiró a escribiras.
Pero...
...si hiciera tal cosa, supondría que estoy rechazando, negando, olvidando, dando la espalda a mis etapas anteriores, a mi vida. Siempre me he jactado de no arrepentirme de nada, y me sigo manteniendo. ¿Por qué borrar, pues, escritos que desnudan mi ser?
202 entradas son muchas, ingente material. Todo ello son piezas de mí, de Catherine Heathcliff. Sin trampas ni dobles lecturas. La Catherine más sincera se halla indefensa y vulnerable entre cada línea de A Cuckoo's Tale.
¿Por qué Catherine Heathcliff comenzó un blog hace ya más de dos años?
En mi caso, nada tenía que ver con la moda a la que todo el mundo se apuntaba; lo mío obedecía más bien a mi pasión por la escritura. Siempre me he considerado escritora aficionada, así que podría dar rienda suelta a mis inquietudes literarias a través de un pequeño rinconcito que llegara a relativamente poca gente. Y aquí estoy. Paulatinamente, este blog se ha ido convirtiendo en parte de mí, tanto es así que casi, casi, casi podría considerarse un diario. Escribo prácticamente de todo, y es relativamente fácil para mí encontrar la más ínfima inspiración para dar rienda suelta a la celeridad de mis dedos sobre el teclado.
Ayer revisaba viejas entradas sentada en el salón de mi piso sevillano con mi amiga Carmen. Eso me dio que pensar. Mucho de lo aquí escrito son capítulos de mi vida anterior, algunos inconclusos, y muchos otros con el punto y final puesto desde hace tiempo. Y pensé en quitar algunos, en suprimir párrafos en vigentes entradas... porque de algunas cosas ahí escritas no sentía ni por asomo ya lo que me inspiró a escribiras.
Pero...
...si hiciera tal cosa, supondría que estoy rechazando, negando, olvidando, dando la espalda a mis etapas anteriores, a mi vida. Siempre me he jactado de no arrepentirme de nada, y me sigo manteniendo. ¿Por qué borrar, pues, escritos que desnudan mi ser?
202 entradas son muchas, ingente material. Todo ello son piezas de mí, de Catherine Heathcliff. Sin trampas ni dobles lecturas. La Catherine más sincera se halla indefensa y vulnerable entre cada línea de A Cuckoo's Tale.
Catherine Heathcliff.
Lo que estoy escuchando: Dear Diary, de Travis (The Invisible Band).
Etiquetas: Íntimo y personal, Mi Sevilla
2 Comments:
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un abrazo, Pedro.
Catherine Heathcliff.