Blogger Template by Blogcrowds.

A los 25 años


A los 25 años, trabajaba de profesora de inglés de 1º de secundaria en un colegio concertado de Sevilla. A los 25 años, me hicieron tutora de 33 niños de 1º ESO. Ampliación de contrato, una ligera subida de sueldo, que contemplé como agua de mayo. Henchida de orgullo, siempre lo he considerado un ascenso, porque aunque supone muchísimo más trabajo y muchísima más responsabilidad, lo disfruto cada día como si fuera el primero. Repetería como tutora este año y muchos más.

A los 25 años, vivía en una de las ciudades más hermosas de la tierra: Sevilla. Pasé de un piso ruinoso a otro reformado de principio a fin, y en una situación privilegiada de mi barrio: desde mi ventana del salón, veo el patio de mi colegio, y oigo la sirena y el timbre que nuestro bedel toca al principio y al final de cada clase; justo en frente, tengo la sucursal bancaria para pagar el alquiler y facturas varias, con lo que me puedo permitir el lujo de bajar en pantuflas de las Super Nenas y pijama de Hello Kitty para pagar el alquiler, si quiero; mi peluquero, José, tiene su establecimiento al cruzar la calle, y justo delante, tengo una parada de autobús para ir al centro. Y lo mejor de todo: una de mis mejores amigas vive en el portal de al lado... ¡la de tardes de café que hemos tenido en mi piso!

A los 25 años, me enamoré de medio a medio. Y me dio tiempo también a construir castillos en el aire, para después derrumbarlos muy gustosa ladrillo a ladrillo, poco a poco, con paciencia y deleite cargado de desilusión y hastío. Hoy día, donde antes había un enorme castillo con vistas al mar, queda sólo un solar y un recuerdo perdido en mi memoria.

A los 25 años, te conocí a ti, mi querido amigo Fran (mi Francisco). Me incomoda, me molesta, me entristece, me agobia, me aterra increíblemente imaginarme la vida sin ti. Por favor, conspira siempre conmigo para que eso jamás ocurra, para que siempre seas mi amigo...

A los 25 años, conocí a gente maravillosa, y a gente que no lo fue tanto. Sin embargo, me quedo, sin duda, con las personas que, hoy por hoy, pueblan mi corazón. Ya no me importa dar nombres en mi blog, porque esos nombres forman parte de Catherine Heathcliff: Ana, Carmen, Concha, Elena, Luis, Sabrina... parece increible albergar tanto cariño por personas que hace tan poquito que se conoce... Y a los 25 años, tuve la inmensa suerte de seguir contando con mis dos grandes amigas aquí en Sevilla, las que me abrieron las puertas de su casa, de su familia y de su amistad, cuando sólo me conocían de nuestras mañanas en el colegio; gracias, Mª Carmen y Patri.

A los 25 años, Mariola, Pilar (¡mis peluchitos!), María, Tere, Chema, Juani, Javi, Carmen y Paco me siguieron regalando su cariño incondicional. Y volví a cruzar mi camino con Guada y con Ayrim; tiempo atrás, pequeños malentendidos sin sentido provocaron que caminásemos en direcciones opuestas. Me alegra saber que os tengo de nuevo ahí... no nos perdamos de nuevo, ¿de acuerdo?

A los 25 años, vi cómo a mi padre le diagnosticaban un cáncer. Creí que era imposible, pero a la vida le gusta jugar al boxeo y golpea con frecuencia dolorosos uppercuts. A los 25 años, fui testigo de que mi padre sufriera un tromboembolismo pulmonar y casi, casi, casi se nos va. A los 25 años y tras seis meses de sufrimiento, puedo decir que mi padre ha vuelto a nacer. Y mi madre y yo también. A los 25 años, puedo decir con la boca llena que mis padres, los dos, siguen a mi lado. Y por muchos años, porque me hacen mucha falta.

A los 25 años, he estado más enferma que en toda mi vida. Amigdalitis infecciosa. 20 días arrastrando dolores de huesos, dolor de garganta... la ingesta de comida y bebida era trabajo para Ethan Hunt, no para mí, a diario. Firmo ahora mismo si eso significa que será lo más enferma que estaré en mi vida.

A los 25 años, la lectura de mi Trabajo de Investigación es inminente. Y ardo en deseos de que así sea, y por fin decir que hay capítulos de un libro abierto que se van cerrando poco a poco.

Mañana cumplo 26 años. Y abandonar el cuarto de siglo me entristece terriblemente, pero tengo la inmensa suerte de pensar que lo vivido no ha sido tan malo. Ojalá que los próximos 365 días sean la mitad de buenos que estos y estén tan cargados de buenos momentos...

...porque a la larga, nos nutrimos de los buenos, como de la vitamina D del sol. Los malos, ¿para qué conservarlos? Se esconden en un lugar de la memoria, y allí permanecen, como malos sueños. Vista al frente, nunca mirar atrás.

Gracias a todos, gracias a todo. Mi corazón es vuestro.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Don't Look Back, de She & Him (Volume II).

6 Comments:

  1. Ayrim said...
    Happy Birthday, Catherine!!! Me gusta mucho que tus 25 años hayan sido tan buenos y que los malos momentos, hayan servido para acrecentar los buenos y hacerte más fuerte y valorar lo que se tiene. Me alegra que me nombres en este post, (no lo merezco) y espero como ya te dije en el anterior, volver a verte y reirnos de todo. Pero hoy sobre todo, espero que pases un Feliz cumpleaños de corazón! bss!
    Catherine Heathcliff said...
    Thanks a lot, Ayrim.

    Los 25 años han sido, totalmente, para recordar. Aprovéchalos bien cuando lleguen, porque es una etapa maravillosa. Ya me contarás ;)

    Por supuesto que mereces que te nombre en el blog... y mucho más que eso. Recuerda que tenemos una cita esta Navidad y muchas risas pendientes.

    Muchas gracias por tus buenos deseos y por tu cariño. Un abrazo y un beso gigantes.

    Catherine Heathcliff.
    Anónimo said...
    Mientras tú gastabas tus 25 años, otros gastaban sus 37. Si de algo me he dado cuenta es que en esta vida no hay nada estable.
    Cuando crees estar bien, no lo estás; cuando crees que están bien contigo, no lo están; cuando crees hacer las cosas correctamente, no las estas haciendo; cuando crees que tiene solución....., no la tiene.

    Soñé con ser alguien y al final fuí yo mismo. Quise volar tan alto, que mi vuelo se desplomó.
    No te preocupes que después de los 25 vienen los 26 y siempre serán mejores.
    Torres más altas han caído

    Blackwood
    Catherine Heathcliff said...
    Yo sólo espero que los 26 sean tranquilos.

    Tranquilidad... a la larga es lo que todos los seres humanos esperamos.

    Muchas gracias por tu comentario. Agridulce, pero recibido como agua de mayo. Se te echaba de menos por estos lares. Espero que el regreso perdure.

    Torres más altas han caído, sí, pero hay algunas torres que no tienen por qué hacerlo y tristemente, así ocurre. No fui yo la que quiso quitar los ladrillos uno por uno; sin embargo, no tuve más remedio.

    Bienvenido de nuevo. Siemmpre tendrás un hueco donde yo esté.

    Catherine Heathcliff.
    Anónimo said...
    Felicidades, te deseo unos 26 años más tranquilos y llenos de buenas sorpresas. Seguro que en este último año has aprendido muchas cosas para la vida.
    Catherine Heathcliff said...
    Muchas gracias, Pedro.

    De momento, los 26 van bien, no me quejo... esperemos, como bien dices, que aprenda mucho más. Me daré más que por satisfecha cuando llegue a los 27.

    Un saludo afectuoso.

    Catherine Heathcliff.

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio