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Una coplilla


Recojo en esta entrada una bonita y simpática coplilla escrita por una de mis alumnas en el día de ayer. Hay datos a los que nombro "X" por razones obvias. Dice así:

"Todos los cuentos empiezan por 'érase una vez', pero yo no voy a empezar así. En una ciudad 'poco' conocida, llamada Sevilla, vivía una señorita del colegio X. Se llamaba Catherine, inglés enseñaba, y a todos los que clase daba, a ella apreciaban. Es buena, guapa y con gran genio, pero con mucha gracia.

Así es Catherine, la del barrio X, Sevilla. Mi amiga, señorita maravilla".

Y yo cuando leí esto en el día de ayer, a última hora, después de un día horroroso (tengo una faringitis de caballo), no pude evitar salir de mi cole con una sonrisa de oreja a oreja e igual de ancha que un pavo real con las plumas de la cola abiertas de par en par.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: You're Beautiful, de James Blunt (Back to Bedlam).


Sinopsis: durante los años 70 en Belfast, Gerry (Daniel Day-Lewis) es un gamberro que sólo sabe beber e ir de juerga, para disgusto de su padre Giuseppe (Pete Postlewaite), un hombre tranquilo y educado. Cuando Gerry se enfrenta al IRA, su padre le manda a Inglaterra, pero acaba en el sitio equivocado en el momento equivocado. Aunque es inocente, es sometido a torturas y vejaciones, así que se ve obligado a confesar su participación en un atentado terrorista que no había cometido y es condenado a cadena perpetua junto al resto de los apodados "cuatro de Guildford". Su padre Giuseppe es también arrestado y encarcelado acusado de colaboración, y durante su estancia en la cárcel, Gerry descubre que la aparente fragilidad de su padre esconde en realidad una gran fuerza y sabiduría interior. Con la ayuda de una abogada entregada a la causa (Emma Thompson), dispuesta a desenmascarar el sistema legal inglés, Gerry se propone demostrar su inocencia, limpiar el nombre de su padre y airear la verdad de uno de los más lamentables errores legales de la historia reciente.

Una vez dije en mi blog que me había propuesto desde hacía tiempo tener toda la filmografía de mi actor predilecto, Daniel Day-Lewis, ordendadita en mis estanterías. Poco a poco, lo voy consiguiendo, a pesar de que algunas de sus contribuciones, como ocurre con la inédita aquí en España The Ballad of Jack and Rose (2005, de Rebecca Miller), se hacen verdaderamente difíciles de encontrar. Me quedan muy poquitas, pues desde Mi hermosa lavandería (My Beautiful Laundrette, 1985, de Stephen Frears) y La insoportable levedad del ser (The Unbearable Lightness of Being, 1988, de Philip Kaufman), las tengo todas, incluida Una habitación con vistas (A Room with a View, 1985, de James Ivory). Sólo me queda esperar a que Nine (2009, de Rob Marshall) salga editada en dvd; no creo que tarde mucho, pues ha sido vapuleada por la crítica y no ha tenido mucha afluencia de público en las salas, que digamos. Una pena...

El caso es que En el nombre del padre era de adquisición obligada; casi fue de las primeras que compré hace ya varios años. Me encantó esta película cuando la vi de madrugada en La2 hace tela de años, y bueno, poco voy a añadir ya sobre este film que no se haya dicho ya. Hace un par de semanas decidí verla de nuevo, y parece ser que esta es de las películas que paladeas cada vez más conforme pasan los años. La denuncia social y legal de la proyección es aplastante, y yo como espectadora y española hasta la médula no puedo evitar sentir cierta vergüenza ajena al ver retratado el sistema legal inglés y sus carencias de una manera tan descaradamente vergonzante. La historia de Gerry Conlon es uno de los grandes estigmas con los que la sociedad británica deberá cargar de por vida, pues todas las historias de juicios y condenas injustos dan siempre la vuelta al mundo. En la etapa más sangrienta del IRA, los "cuatro de Guilford", acusados injustamente de crímenes que no habían cometido, pasaron quince largos años en prisión, demostrándose después que la justicia británica tan sólo necesitaba cabezas de turco que pagaran ante la sociedad los sangrientos crímenes que asolaban todo el país.

En fin, mi propósito al escribir esta entrada no es hablar de la historia de Gerry Conlon ni de su familia, ni tampoco de los "cuatro de Guilford"; creo que habla por sí sola y cualquier intento de hablar de ella hace que inevitablemente nos echemos las manos a la cabeza. Desde el punto de vista cinematográfico, Jim Sheridan dirige una película sencillamente impecable de principio a fin, la historia de cómo Conlon luchó por limpiar el nombre de su padre. Las actuaciones son excelentes, desde la primera a la última, y por supuesto, la de Day-Lewis se lleva la palma, nominación al Oscar incluida. Mención aparte merece Postlewaite en el papel de sufrido y paciente padre de Conlon, y aunque Emma Thompson aparezca poco durante toda la película, su papel de abogada de Conlon es tan importante que se come literalmente la cámara cada vez que hace acto de presencia.

Película de denuncia social-legal muy recomendable en todos los sentidos, incluido el de la banda sonora con tema principal a cargo de U2 y Gavin Friday. Eso sí, recomiendo verla en versión original, porque el acento irlandés de Day-Lewis es alucinante. Cada vez me subyuga más la capacidad de Daniel Day-Lewis de mimetismo con los personajes que interpreta, acentos incluidos. Genial, sencillamente genial. Es un monstruo de la interpretación.

Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: In the Name of the Father, de U2 y Gavin Friday.


Ya he contado en numerosas ocasiones en este, mi blog, que soy una futbolera convencida. No me considero forofa porque para mí ese término implica fanatismo, y nada más lejos de la realidad; por más que me duela y me moleste, sé reconocer cuando mi equipo lo hace mal, y también sé admirar la valía del eterno rival.

También he mencionado en este, mi blog, que desde que estoy en Sevilla las cosas las contemplo desde otra perspectiva. Mis esquemas han cambiado y, a pesar de ser la misma, me veo distinta. Estoy conociendo gente de todo tipo, evidentemente, pero también personas que merecen mucho la pena. En la capital andaluza encontré a mi gran amiga, MC, y también a mi gran amigo, J, dos de mis pilares. Cuiosamente, ambos son compañeros de trabajo y a ellos les debo parte de mi sonrisa cuando entro a mi cole tempranito cada mañana. La verdad es que con ellos hablo de prácticamente todo... hasta de fútbol. Los tres de un equipo distinto cada uno, así que creo que nunca nos pondremos de acuerdo en eso. MC es más neutral en esto del fútbol, cosa que no ocurre con J, aunque me da miedo -y vergüenza también- admitir que la que roza un poquito más el fanatismo futbolero soy yo... ¡gulp!

Vale, lo confieso, aunque sé que me lloverán lanzas, dagas y cuchillos varios, porque parece ser que uno de los mayores pecados capitales de este mundo es ser madridista. Bueno, pues yo lo soy, ¿qué pasa? Es que parece que, últimamente, ser del Madrid es como confesar que eres un asesino en serie, no sé qué narices le pasa a la gente con ese odio acérrimo al equipo blanco. En fin, esa es otra historia y que vaya en la conciencia de cada uno, allá cada cual con su tema y con su odio corrosivo y correoso. Bueno, que me voy por los cerros de mi Úbeda de mis amores... Catherine Heathcliff es del Madrid desde que tenía uso de razón; claro, el "problema" viene porque J es del Barça. Pero culé hasta las trancas que es mi amigo... evidentemente, es de esperar que todos los lunes y martes los debates futboleros son de órdago. Pero siempre dentro del buen rollo, las buenas maneras y los "piques" cordiales.

Este lunes nos pasó algo parecido; yo salía de mi última clase y me lo encontré en el pasillo. Los lunes son especiales, porque yo acabo mis clases a las 12.30 y él precisamente entra a esa hora, así que, si nos vemos, es en un instante fugaz en el pasillo. Este lunes pasado, como de costumbre, nos encontramos ahí, y yo, henchida de orgullo por el liderazgo madridista alcanzado el sábado pasado tras nuestra victoria por 3-2 contra el Sevilla, le grité socarronamente: "¡J! ¡¿Qué ha pasado este fin de semana en la Liga?! ¡¿Eh?! ¡Jijijjijijijijijijijijijijijijiji!". Él se paró en seco, me miró con una sonrisa de medio lado y me soltó: "¡Qué asquerosa eres!". Yo exploté en una sonora carcajada, porque su expresión era digna de ver. Pobre, lo que me aguanta... Claro, la dialéctica de reproches y puyas amistosas no se hizo esperar, que J concluyó con un "sí, pero nuestro sextete puede más que todos los liderazgos del mundo", a lo que yo respondí con un "¡Qué capullo!". Él se reía, y antes de entrar a clase, me dijo: "Eso te ha salido del alma, ¿eh?".

Ahí quedó la cosa, aunque el martes le puse la cabeza como un bombo, de tanto chincharle... pobre.

Hoy jueves la cosa es bien distinta. Una profunda decepción me domina, y no es broma; el Madrid ha vuelto a ser elimando de Champions, y a mí me duele muchísimo, por motivos miles, pero sobre todo por Gonzalo Higuaín. Que nadie me pregunte por qué adoro tantísimo a ese futbolista, al que están culpando INJUSTAMENTE de la pérdida del partido; considero que "el Pipita" es el mejor del equipo, el más completo, y si bien lleva una racha en la que parece que le ha mirado un tuerto y todos sus trayazos son erróneos, no se le puede discutir que tiene una garra y un espíritu de lucha incuestionable. Y para mí eso es suficiente. Me encanta, señores, lo adoro, y es estrictamente como deportista. El caso es que hoy entré al colegio dispuesta a aguantar los piques de mis niños en clase y, sobre todo, las burlas de J. Y yo no estaba muy segura de cómo lo iba a llevar... la verdad es que no me da vergüenza admitir que me ha afectado profundamente esta eliminación de Champions. Pero lo mejor de todo es que J. no me ha dicho ni una sola palabra, ni se ha reido de mí, ni me ha chinchado; supongo que me conoce más de lo que yo me había imaginado, así que hoy, al encontrarnos en el pasillo, se produjo el siguiente diálogo:

Catherine Heathcliff: No me has dicho nada de lo de ayer...
J: Es que sé que te iba a doler, así que muy prudentemente me he callado.
Catherine Heathcliff: Sí... ¡qué "apañao" eres! Si en el fondo no sé por qué me afecta tanto, si los millones no los gano yo...
J: Anda que es mentira. Están diciendo además por todos los medios que Higuaín tiene la culpa de todo.
Catherine Heathcliff: Snif, snif... mi "Pipita"... ¡es mentira, es mentira, que es que tiene mala suerte!
J: Anda, no te preocupes... que tú no ganas los millones. No te preocupes.
Catherine Heathcliff: Snif, snif... gracias... te prometo que no te chincho más con el fútbol.

Y es verdad que lo prometo. Porque aunque nuestros piques sean amistosos, hoy J me ha dado una lección de compañerismo y amistad. Porque quizá sea que yo soy más futbolera que él y le doy más importancia, o tal vez porque sabía de verdad lo mucho que me afectaba hoy la eliminación blanca de la Liga de Campeones. O tal vez sea un compendio de cosas. No sé, pero prometo que no volveré a chicharle, porque además de lo que valoro ese gesto, también me ha dado una cura de humildad, que parece ser que ha sido la nota dominante desde el sábado entre todos los merengues...

De todos modos y como ya puse en mi Facebook, me siento tremendamente orgullosa de ser seguidora del mejor equipo de todos los tiempos. Pese a quien le pese y pase lo que pase. Yo sí que confío en ellos, sea la plantilla que sea.

Mi Real Madrid de mis amores...
Catherine Heathcliff.

Lo que estoy escuchando: Megalomania, de Muse (Origin of Symmetry).

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