"Son aquellas pequeñas cosas", dice la canción.
En realidad, las pequeñas cosas son las que marcan nuestra existencia y son las que nos hacen la vida un poco más fácil, más placentera. A veces nos entretenemos en focalizar nuestra felicidad en algo específico, tendemos a concretizarla, y ahora yo me pregunto: ¿cómo se puede planear la felicidad? El ser feliz no se puede ni tocar, ni medir, ni pesar... simplemente, se siente, y jamás nos sentiremos felices de pleno derecho, tan sólo conformes.
Es inherente al ser humano.
Y obviamos las pequeñas cosas... y muchas veces son las que nos hacen tremendamente feliz, quizás tan sólo en un breve lapso de tiempo, pero ese intervalo se paladea, se degusta una y otra vez.
Quizá la felicidad esté en un gesto. Un simple gesto, una pequeña cosa, ¿no?
Yo hoy lo he vivido, lo he sentido, la electricidad sensorial ha sacudido mi cuerpo de pies a cabeza. Un pequeño gesto: una actitud, una sonrisa, un saludo, una palabra amable, un roce afectuoso... todo eso, en pequeñas dosis y concentrado en un intervalo de tiempo que a mí me supo a poco, pero que sin embargo ahora, mientras escribo estas líneas, me hacen tremendamente feliz.
¿Deseo algo más? Probablemente, pero son aquellas pequeñas cosas las que realmente me hacen sonreír.
Catherine Heathcliff.
Lo que estoy escuchando: Aquellas pequeñas cosas, de Joan Manuel Serrat.
6 Comments:
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Saludos desde Utopía.
Uy, yu, yuiiii... ojitos azules me parece que salta de nube en nube junto a duendes y elfos. Glup, glup, glup, por su boca salen pompitas de "felicidad".
Chica, esto tiene otro nombre, y sí, es muy parecido a la felicidad.
"There is a light that never goes out".
Morrissey.
Blackwood
En efecto, va cada vez mejor. Poco a poco, despacito y con buena letra. De todas las cosas que estoy aprendiendo desde que decidí venirme a vivir a Sevilla, destaco una muy importante, y que es aprender a ser cauta. De ahí lo de "pequeñas cosas": disfrutarlas y ser feliz con las cotidianas satisfacciones del día a día; lo demás vendrá solo de manera gradual.
Te mantendré informado. Muchas gracias, como siempre, por tu visita y comentario.
Un abrazo,
Catherine Heathcliff.
Catherine ojos azules procura no saltar demasiado entre nubes de algodón, cogida de la mano de los elfos, duendes, hobbits y demás compañía, espero que sacadas de mi idolatrado universo tolkiano. Digamos que tan sólo se permite a sí misma reclinarse en esa nube, y de momento, en soledad.
Catherine ojos azules está intentando ser cauta, porque realmente se pregunta: ¿y si se está equivocando? ¿Y si sólo ve lo que le gustaría ver y no la realidad?
Evidentemente, está sólo siendo cauta, dentro de lo difícil que es serlo en estos casos...
Las pequeñas cosas son preciosas de vivir, pero son también un arma de doble filo: siempre nos dejan con ganas de más, y la paciencia es una virtud.
Pero como bien dices, parafraseando la canción de The Smiths, "hay una luz que nunca se apaga", y es hermoso aferrarse a esa luz, cegadora o tenue, pero luz al fin y al cabo.
¿Qué nombre le darías tú? :)
Gracias, de veras, por tu tiempo en leerme y en comentar.
Catherine Heathcliff.
Mientras dura la ilusión, dura la chispa y dura la vida en compañía. Cuando desaparece la ilusión, ya sabes, sólo has de seguir la cadena de consecuencias.
Pero si te vas llorarle al muerto antes de que pase a mejor vida...
Lo que estaba escuchando: "Better days" de Bruce.
Suscribo todas tus palabras, pero desde mi ignorancia. No puedo decirte que Catherine haya experimentado la ilusión plena, ni la emoción de la convivencia, ni el ¿inevitable? desgaste. Tampoco ahora, simplemente, cree, supone.
Lo que has escrito, "cadena de consecuencias"... me dan escalofríos. Mazazo de lleno en toda mi idílica concepción.
Catherine tiene un gran problema: le gusta acomodarse de vez en cuando en esas nubes de las que hablábamos antes.
Lo que escucho ahora mismo: "Starlight", de Muse.