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Una de series: Último aviso

Último aviso.

Al comienzo de esta semana, FOX decidió incluir en su programación de los lunes una nueva serie norteamericana: Último aviso (Burn Notice en el original). El primero capítulo, el piloto, me resultó bastante denso, en el sentido de que parecía como si los creadores de la serie hubiesen querido meter toda la trama posible dentro de un capítulo que no llegaba a los 60 minutos de duración. ¿Cuál es la consecuencia inmediata de esto? Pues que si no se presta atención, el argumento baila, y si el argumento baila, el espectador corre el peligro de no pillarle el ritmo a la serie ni marcando el compás con unas maracas. A mí eso me pasó a ratos, no siempre, y sí que es cierto y reconozco que le pillé el punto a la serie al día siguiente cuando leí un par de críticas por internet sobre la serie.

Y es que es una serie original y divertida; a pesar de los pesares, a mí el piloto me gustó, y me dejó con ganas de más.

Michael Westen (Jeffey Donovan) es un agente secreto que se ve atrapado en Miami tras una misión fallida en Nigeria, encargo que fracasó por una especie de inexplicable coordinación con su contacto de la zona; claro, ese desorden es fruto, principalmente, del hecho de que Westen ha sido "quemado", es decir, apartado del servicio activo porque no se le considera apto para realizarlo nunca más. A partir de ese momento, vuelve a Miami, a su casa, pero no puede salir de allí: no tiene contactos, ni armas, ni identificaciones personales, y está sometido a una constante vigilancia; está claro: alguien le ha traicionado. ¿Quién? Eso es lo que intentará averiguar a lo largo de los capítulos, mientras que, para salir del paso, se ve obligado a hacer alguna "chapucilla" que otra como detective privado clandestino. Además, Michael es todo un manitas; al estar desprovisto de medios y de equipo, es capaz de crear hasta el instrumento más sofisticado a partir de elementos totalmente rudimentarios de la vida cotidiana de cualquier persona.

En cualquier caso, y a pesar de todo, Michael no está solo; cuenta con la ayuda de su ex novia Fiona (Gabrielle Anwar), antigua terrorista del IRA. Claro, la tensión sexual está servida en un constante tira y afloja; está claro que Fiona y Michael se quieren y se desean. También pulula por ahí Sam Axe (Bruce Campbell), un antiguo oficial de la inteligencia de la marina semi retirado, que malvive estafando a ricas ancianas que viajan a Miami en pos de una nueva juventud; pero ojo, porque es también un agente doble que le pasará constante información sobre Weston -del que dice ser amigo íntimo- al FBI. Otro personaje clave de la serie es la madre de Michael, Madeline, una fumadora compulsiva que intenta proteger a su hijo... a su manera. La verdad es que cuando Madeline aparece es inevitable reírse... para mí, en las escenas y diálogos que comparte con su hijo, es un personaje genial.

Como ya he dicho, el capítulo piloto me dejó muy buen sabor de boca y con ganas de más Michael; y es que la clave de comedia y el tono de humor con el que Michael narra sus desventuras es lo que hace que la serie no sea en absoluto aburrida. Además, merece la pena también por ver a Jeffrey Donovan, un Michael Weston estupendo; engaña hasta al más observador; ofrece el prototipo físico antitético a cualquier idea preconcebida de espía que nos podamos imaginar... pero engaña, sobre todo, por su desmedido ingenio. Conquista al espectador, si no por su físico espectacular, sí por sus dotes intelectuales y por su lenguaje irónico y mordaz, que es capaz de añadirle esa chispa humorística de ingenio hasta en las situaciones más peligrosas y difíciles. Olé.

He leído en muchos sitios de internet que comparan esta nueva serie con la clásica sesentera de Superagente 86 (Get Smart en el original). Sinceramente, no sé por qué, porque no se parecen en nada, salvo por la clave de humor de las dos... pero vamos, para mí Michael Weston y Maxwell Smart se parecen entre sí a lo que un garbanzo a una lenteja: son legumbres, sí, pero un garbanzo es un garbanzo, y una lenteja es una lenteja. Weston y Smart son agentes secretos, sí, pero Weston es Weston, y Smart es Smart. Las comparaciones siempre son odiosas.

Último aviso, muy recomendable.



Catherine Heathcliff.
Lo que estoy escuchando: You Know My Name, de Chris Cornell.

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