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Poquita cosa


Lo he dicho en más de una ocasión en este blog, pero me reitero porque es la pura verdad: estoy muy contenta de mi trabajo y de mis alumnos, a pesar de que tienen días... y días.


Siempre he dicho que la profesión de profesor es una de las ocupaciones más hermosas que un ser humano puede desempeñar. Intentar inculcar tus conocimientos a todo aquél que quiera aprender resulta una tarea muy gratificante, y francamente, no concibo mi vida haciendo otra cosa. Porque yo siempre digo que aunque haya un sólo par de ojos y oídos dentro de un aula dispuestos a escucharte y a aprender de lo que estás diciendo, la labor del docente ha encontrado sentido pleno.


Hace unas semanas, un alumno mío se acercó a mí en mitad de la clase, mientras un compañero suyo corregía unos ejercicios en la pizarra y los demás atendían a la corrección... o eso parecía. El chico en cuestión se dirigió a donde yo estaba y, muy silencioso y enigmático, se acercó todo lo que pudo y me entregó una estampita mientras me decía al oído: "Seño... esto es una imagen de [...] ... de la Virgen del [...], para que la proteja siempre". Con sinceridad, a mí se me saltaron las lágrimas. Si alguien que jamás haya vivido una experiencia semejante está leyendo estas líenas, se asombrará de que a mí este hecho aislado me pareciera el mundo entero, a pesar de ser, aparentemente, poquita cosa. El alumno en cuestión mantiene una actitud y comportamiento ejemplar, y es más bien callado y tímido. Conociéndolo durante estas semanas, presumo -sin temor a equivocarme- que su propia timidez sería un impedimento a priori para acercarse a mí para tratar un tema ajeno a lo académico. Y directamente, no me pronuncio en si alguien que lea esto cataloga la actitud del pequeño como de adulación sin encubrir a la profe que lo va a evaluar... sinceramente, soy incapaz de ver su ofrecimiento como otra cosa que no sea un altruismo profundo.


Poco tiempo después, una alumna quiso hablar conmigo acabada la clase. Yo creía que se trataba de algo relacionado con su evolución en la asignatura, ya que es bastante buena estudiante. Pero me equivocaba, pues me sorprendió que me dijera: "Seño... yo quiero una toallita". No pude evitar sonreir. El tema de las toallitas me hace bastante gracia. Yo no soporto la tiza en los dedos cuando termino mis clases, así que siempre que puedo, abro mi bolso y saco una toallita húmeda, de esas que vienen en paquetitos, para limpiarme las manos. Bueno, pues parece ser que mis toallitas se están convirtiendo en asunto de estado, porque tengo una legión de fans -casi todos chicas- entre mis alumnos. Y es que las toallitas que yo uso son especial para manos y huelen francamente bien, además de ser bastante buenas. Pero yo creo que lo que más le gusta a las niñas son los dibujos: son toallitas que tienen estampadas a las Princesas Disney. Y yo claro, asumo que soy bastante mayorcita para andar con toallitas de ese tipo, y es verdad, pero a mí me gustan mucho. En ese sentido, soy peor que todos mis alumnos juntos, pero en mi defensa he de alegar que, de verdad, son toallitas muy buenas y huelen muy, muy, muy bien. El caso es que yo le di una toallita a esta alumna y ahí quedó la cosa. Poquita cosa otra vez, ¿no? Bueno, pues al día siguiente me vino la misma alumna con la misma toallita que yo le había dado, y cuál no sería mi sorpresa cuando veo que la había plastificado y me pedía que se la firmara... ya no es el hecho de que quisiera que se la firmara, sino que ¡la plastificó! Es que ahora mismo estoy escribiendo esto y no deja de sorprenderme, a pesar de que ya han pasado los días.


"Con cariño de la 'seño' Catherine. P.D. ¡Estudia inglés!".


Poquita cosa, ya ves. Pero estas poquitas cosas son las que jalonan mi día a día tras las puertas de cada aula. Tengo días buenos, días que no lo son tanto, y otros que son horribles. La semana pasada una madre de un alumno me dijo: "mi niño me ha dicho que el inglés se le había dado fatal desde siempre, pero desde que está con la 'seño' Catherine está empezando hasta a gustarle". No sé si estas cosas serán un antídoto para mi vanidad, pero lo que sí es cierto es que por un día nefasto en un aula, un sólo comentario de este tipo, o una actitud, o una sonrisa, o una contribución acertada, o una mano alzada, poquita cosa, hacen que llegue a casa a la hora de comer, deje mi maletín en la estantería y me siente tranquila de que mi trabajo está bien hecho... al menos, otro día más.


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Sweet Pea, de Amos Lee (Supply & Demand).

11 Comments:

  1. Anónimo said...
    Es muy tarde para hacer comentarios hoy. El día ha sido agotador, más que el día, unas cuantas personas -las de siempre-, me han agotado. Pero ahí va mi comentario de hoy. Es la transcipción literal de un trocito de programa de radio al que le tengo mucho cariño. El locutor, en uno de sus razonamientos en voz alta dijo:
    "Lo que es un punto en esta vida es ser un profesional. Pero hay muchos tipos de profesionales, que no quiere decir ser un artista. Se puede ser un profesional llevando una bandeja en un chiringuito, o blanqueando fachadas, o llevando un piano a cuestas de un sitio para otro. Este tema es para tí..."
    y empezó a sonar esto.

    Blackwood.
    Catherine Heathcliff said...
    Mi muy estimado Blackwood:

    El día ha sido agotador... aprovecha la noche para cobijarte en ese más que merecido descanso para mañana irrumpir con energías renovadas. Una palabra de aliento: el fin de semana está cerca.

    Mil gracias por las lindas palabras radiofónicas que me incluyes, las que suscribo letra a letra. Ser un profesional, amar tu trabajo.

    Y, por supuesto, gracias también por la maravillosa canción de Ray Charles. Son las 23.39 de la noche y te puedes imaginal el efecto que produce escuchar su voz en el silencio de la noche.

    Catherine Heathcliff.
    Eugenio M. Olivares-Merino said...
    Una entrada preciosa.
    Catherine Heathcliff said...
    Querido Eugenio:

    Muchísimas gracias, que alegro de que te haya gustado. Un abrazo.

    Catherine Heathcliff.
    Anónimo said...
    ¿Quieres que esta noche se escuche algo que a mí me pone el bello de punta?

    1, 2, 3... go!

    Y una versión de lujo

    Blackwood
    (`·.·•мαяgун•·.·´) said...
    OMG!

    Que bonito, Rocío.. Dios, me ha parecido tan tierno, a mí también se me saltarían las lágrimas, por supuesto. Que hermoso, no tengo palabras para describirlo aparte de decirte una cosa.

    -Me encantaría que fueras mí profesora!!!!!!!!!!

    Es que todavía no me creo que haya ocurrido todo eso es que no sé, yo siempre te lo he dicho, eres una persona maravillosa, una persona "grande" y eso uno se da cuenta cuando lee tus escritos y más o menos defines tu vida y tus pensamientos, eso hace que incluso te adoro y te lo digo, me encantan cada una de las palabras que escribes en este blog, son únicas.

    Uff a ver si algún día también me firmas una toallita =P

    Besotes!
    Catherine Heathcliff said...
    Mi muy estimado Blackwood:

    No sé cómo lo has hecho, ni como lo haces, pero siempre das en el clavo conmigo. En la versión para el spot de la BBC: Duran Duran, Bono, David Bowie, Elton John... Corrígeme si me equivoco: casi al final aparece Brett Anderson, ¿verdad?

    Las canciones que me envían son mágicas. Son canciones, desde luego, para recordar siempre, y apreciar desde el silencio de la noche. Puedes estar seguro que le estás poniendo banda sonora a los silencios de la noche... y engrosando mi melomanía.

    A mí me pone los pelos de punta ésto:

    http://www.youtube.com/watch?v=ymXPT62lYMI

    Y ésto:

    http://www.youtube.com/watch?v=BHHoJOK5RzM

    Y más aún, de nuevo, en los silencios de la noche.

    Catherine Heathcliff.

    P.D. Queda fatal, lo sé: ¿me explicas otro día como insertas los hipervínculos en los comentarios?
    Catherine Heathcliff said...
    ¡Margot! ¡Mi niña guapa!

    ¿A que sí? La verdad es que fue maravilloso. Estos días así no tienen precio.

    Muchísimas gracias por lo tierna y amable que eres conmigo. ¡Y a mí me encantaría tenerte en mi aula!

    Gracias, tesoro, tú sí que eres grande. Te quedan muchísimas cosas por vivir y desde luego te aseguro que vas por el buen camino. Eres única, Margot, una chica difícil de encontrar.

    Te prometo que algún día te firmaré no una toallita, sino ¡cientos! Algún día, te lo prometo, pero con una condición: que tú me firmes algún escrito tuyo ;)

    Un besazo, tesoro, cuídate muchísimo y seguimos hablando.

    Catherine Heathcliff.
    Anónimo said...
    Vamos por partes, ojitos azules.
    No se quién es Brett Anderson, a quien sí reconozco es a Laurie Anderson, la de "quién es más macho, ¿el toro o la mesa?", la del violín afilado, esto fué a finales del los 80.

    Respecto a lo del hipervínculo, no es difícil, tan sólo alguien debe habértelo explicado. Mira, una de las tropecientas órdenes html, está la de la función "a" con símbolos mayor y menor que -es que si lo tecleo correctamente no aparece en la publicación porque interpreta que lo que voy a escribir después es un hipervínculo-.
    Lo pondré así:

    (menor que)a href="URL a la que quieres enviar cuando se haga clic"(mayor que)Palabra hipervinculada(menor que)/a(mayor que)

    Lo mismo para negrita (bold), o cursiva (italic):
    (menor que)b(mayor que)Palabra negrita(menor que)/b(mayor que)

    (menor que)i(mayor que)Palabra cursiva(menor que)/i(mayor que)

    No hay nada como la simbiosis, de hecho al amor funciona igual, yo te doy, tú me das.

    Blackwood.
    Catherine Heathcliff said...
    Mi querido Blackwood:

    Brett Anderson es el vocalista de la desaparecida desde 2003 banda británica Suede. Me pareció verlo al casi al final de la canción.

    Mil gracias por la explicación del hipervínculo. Vamos a ver si me sale bien:

    Introducing Suede
    Catherine Heathcliff said...
    Y lo contenta que estoy yo de que me haya salido bien lo del hipervínculo...

    Muchísimas gracias, he tenido buen maestro.

    Permíteme continuar con la simbiosis... como en el amor:

    Escúchala de noche

    Catherine Heathcliff.

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