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Sinopsis: Estamos en Berlín, en abril de 1945, justo antes del final de la Segunda Guerra Mundial. La nación alemana está a punto de sufrir su hundimiento. Una encarnizada batalla se libra en las calles de la capital. Hitler (Bruno Ganz) y su círculo de confianza se han atrincherado en el búnker del Führer. Entre los más allegados de Hitler se encuentra Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), su secretaria personal. Mientras tanto, en las calles de la capital, la situación se recrudece. A pesar de que Berlín ya no puede resistir más, el Führer se niega a abandonar la ciudad. Mientras el sangriento peso de la guerra cae sobre sus últimos defensores, Hitler, acompañado de su amante Eva Braun (Juliane Köhler), prepara su despedida final...


No sé qué me pasa que de un tiempo a esta parte me he aficionado a ver películas bélicas. Lo cierto es que me gustan bastante, y este género está comenzando a estar entre mis favoritos. Y entre las grandes del género suelen estar las que centran su trama en la Segunda Guerra Mundial. Hace poco tuve la oportunidad de ver Malditos Bastardos (2009), y hace unos meses estuve en el cine para ver Valkyria (2008). Fue precisamente al comprarme esta última en dvd cuando la encontré en una caja en la que venía acompañada de El Hundimiento. La verdad es que tenía muchísimas ganas de verla, en parte animada por las buenas críticas que esta producción alemana había recibido. Y hay que reconocer que el planteamiento de ésta es francamente interesante y a mí se me antojó bastante realista, pues a mi juicio, ofrece una visión de la historia muy fiel a la realidad.


Nominada a los Oscars como mejor película de habla no inglesa, lo innovador de esta historia es que está basada de primera mano en el testimonio de la secretaria personal de Adolf Hitler, Traudl Junge, testigo de excepción de las últimas horas del Führer. De hecho, la película comienza con imágenes reales de la auténtica Junge contando sus vivencias en los últimos días de Hitler. Como si de un documental se tratara, este comienzo radical le da un realismo especial a la película. No sólo eso, sino la inconmensurable interpretación del actor suizo Bruno Ganz en el papel de Hitler hace sentir al espectador como si estuviera viendo todo lo que ocurrió en esos últimos días a través de un agujero en las paredes del búnker. Genial interpretación, sobresaliente.


Me gustaría también destacar a los secundarios, muy buenas interpretaciones también, en general. Lo cierto es que retratar la caída de Hitler permite contemplar también aquéllos que nunca comulgaron con sus crueles y delirantes ideales, aquéllos que le profesaban una devoción ciega, y aquéllos que permanecieron con él hasta el final, bien por voluntad propia o bien por terror. Mención aparte merece el personaje de Eva Braun, retratado como una mujer frívola y cegada por el megalómano mundo construido por Hitler, pero que en el fondo da a entender al espectador que su refugio en la opulencia no es más que un modo de cerrar los ojos ante el cruel desastre ideado por su amante.


En general, una película muy buena, que a pesar de hacerse a ratos bastante pesada (son más de dos horas y media de metraje) y de tener escenas realmente crudas, pretende mostrar con el suficiente rigor histórico lo que verdaderamente ocurrió en las últimas horas de vida de Adolf Hitler. Muy recomendable, pero eso sí, mejor tomarla como una clase de historia que como una película de entretenimiento...


Catherine Heathcliff.


Lo que estoy escuchando: Love and Peace or Else, de U2 (How to Dismantle an Attomic Bomb).

4 Comments:

  1. Anónimo said...
    Querida Catherine.
    Esto está pasando de castaño oscuro. Ya me importa un bledo si tu entrada es de Tito Andrónico, o si te sientes triste o eufóricamente alegre y saltas los muros de Berlin. El caso es que noto como me desnudo poco a poco, grano a grano, al igual que haces tú, sin saber quién eres. Noto en mi vista soñolienta de noctámbulo, la necesidad de que conozcas lo que me gusta, lo que oigo cuando tú duermes. Yo oía esto cuando tú aún eras niña, y tus ojos no eran azules.
    El blues del pescador. Waterboys.

    Blackwood.
    Catherine Heathcliff said...
    Mi querido Blackwood:

    No te imaginas cuánto me ha agradado este último comentario tuyo. Me hace muy feliz saber que encuentras sentido a lo que escribo, más allá de la palabra escrita.

    Infinitas gracias, como siempre, por compartir tu música nocturna conmigo. No es de noche ahora, mientras te escribo este comentario, pero bien podría serlo mientras escucho esta canción

    Dices que te desnudas poco a poco, grano a grano... quizás capa a capa, como en el video de la canción que te incluyo aquí. Tómalo como un sentimiento recíproco.

    ...Y es que, como ya te he dicho más de una vez, es fácil escribir desglosando tu propia alma y, es aún más sencillo si en la mayoría de las ocasiones las palabras fluyen solas hacia un único destinatario.

    Catherine Heathcliff.

    P.D. La banda sonora de mis noches.
    Eugenio M. Olivares-Merino said...
    Gracias, Rocío, por esta entrada. He visto la película en varias ocasiones, pues el tema me apasiona.
    El título original de la cinta, Untergang, tiene una serie de matices que la traducción española "hundimiento" apenas recoge. Es, efectivamente, el hundimento de un régimen abominable, su declive arrastrando a todo el pueblo alemán; lo dice Hitler cuando sentencia que la nación no debe sobrevivirle.
    Pero "untergang" también significa, etimológicamente, "going under", esto es, "yendo debajo", a un lugar bajo tierra, en clara referencia al búnker de hormigón armado, una tumba para muertos en vida.
    El final de los hijos del matrimonio Goebbels, arios perfectos, es pavoroso, y simboliza el fin del esperpento racista del nazismo.
    A mi juicio, las escenas de combate fuera del búnker no están a la altura, sobre todo después de películas como "Salvar al Soldado Ryan" o "Enemigo a las puertas". Diré, por último, que pese a que pueda parecer extraño, no fueron soldados alemanes los que defendieron el búnker, sino voluntarios extranjeros enrolados en batallones de las SS. Entre ellos, franceses, valones y españoles -falangistas- ex-combatientes de la División Azul de Franco, o gente que se había marchado de España para alistarse en las Waffen SS. De esto, Hirshbiegel, ni idea; prefiere enfatizar el papel de los niños soldado de las Hitlerjuggend, destruyendo carros t-34 soviéticos con sus panzerfaust. Es más trágica (para una audiencia alemana)la muerte de un niño de trece u once años, que la de voluntarios extranjeros.
    En fin, al final, una buena película que consigue que el espectador sienta la claustrofobia, la desesperación y la falta de oxígeno dentro de la ratonera donde el dictador se quitó la vida.
    Catherine Heathcliff said...
    Querido Eugenio:

    Muchísimas gracias por tu visita y por tu comentario. Me alegro mucho de que coincidamos en esta película.

    La verdad es que todo lo que tenga que ver con la Segunda Guerra Mundial me interesa, pero tengo ya claro que si necesito saber algo de esta contienda y de sus principales batallas, no tengo más que recurrir a ti: desconocía por completo el papel de los voluntarios durante las últimas horas de Berlín, y sí, coincido contigo en que, cinematográficamente hablando, venderá más un niño muerto. En fin, es lo que tiene intentar retratar en el cine hechos históricos: inevitablemente recaerán en la subjetividad.

    Un abrazo y gracias otra vez.

    Catherine Heathcliff.

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